Dogmas vs. Principios
La diferencia entre tomar decisiones inteligentes y obedecer órdenes «supremas».
AutorDaniel Silverman Seguidores: 52
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En su artículo «Menos es menos, más es más», Luciano Cassisi llama a no regirse por dogmas como el famoso «menos es más». A raíz de su propuesta me surgió la inquietud de profundizar el debate. Y aunque coincido con su postura, reconozco que enunciados como el citado son valiosos. Antes de ser tildado de incoherente, pongo a consideración de los foreros mi postura.
Diferencias sutiles, implicaciones profundas
El truco para resolver la aparente dicotomía consiste en no tomar esas frases como mandamientos inmutables, grabados en piedra. Lo que propongo es considerarlas como principios en vez de leyes. La diferencia no es trivial, ya que una ley es una norma constante e invariable. Podemos estar en desacuerdo con ella pero no desobedecerla. En cambio, un principio implica un enfoque entre varios posibles, un camino de los muchos que pueden llevarnos a una buena respuesta de diseño. Con un principio tenemos la libertad de aplicarlo, descartarlo o incluso torcerlo en función de las necesidades comunicacionales.
Veamos un ejemplo. Yo creo que, basándome en el principio de relación señal-ruido, un gráfico estadístico bien diseñado no necesita adornos adicionales. En esencia, este principio recomienda que se puede diseñar el mensaje con menos elementos, que no conviene usar más. Sin embargo, a veces incluyo una buena foto (no esencial para entender el gráfico) para generar impacto emocional o ayudar a la retención. Si considerara el principio como una ley, si el «menos es más» fuera un dogma para mí, debería siempre limitarme a los elementos indispensables. En la práctica, trabajo adecuando el principio en función del contexto, tomándolo como un llamado a eliminar lo que distrae de lo verdaderamente importante. Pero lo no esencial no siempre es ruido. Como todo en la vida, es una cuestión de balance.
Un universo mitológico
De manera similar a las leyes, muchas instituciones donde se enseña a diseñar postulan también la existencia de un método, una fórmula paso a paso para diseñar. Los supuestos métodos y dogmas de diseño son criaturas de un universo mitológico, donde el conocimiento y puesta en práctica de los mismos nos aseguraría un resultado exitoso. En la realidad, los diseñadores no contamos con recetas magistrales. Sí contamos con unos principios de diseño (espacio en blanco, balance, contraste y alineación entre otros) que orientan nuestras decisiones.
Con ellos, la propuesta de diseño se encamina en un proceso que involucra la experiencia profesional, la cultura, la sensibilidad y la capacidad analítica de cada diseñador; todo mezclado en proporciones que nunca son iguales. Como todos tenemos ojos, corazones y mentes diferentes, no existen los métodos y dogmas infalibles.
Frases como la de Mies van der Rohe tampoco deberían obedecerse ciegamente, son solo guías que (según el contexto) nos pueden ayudar a alcanzar el máximo objetivo: la claridad del mensaje.
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