Visión creativa: aprender a ver como diseñador

Es el primer día de clases de un nuevo semestre y a mis alumnos les muestro una portada de revista. Si tuviera que definir qué quiero que aprendan durante el curso: quiero que aprendan a ver. La primera y más obvia respuesta a la pregunta «¿Qué ves?» resulta ser «una portada de revista». Sin importar de cuál se trate, debe implicar una respuesta más razonada. Esta obviedad es precisamente lo que diría una persona común (no diseñadora) cuando le mostramos este espécimen.

Sin quitar el dedo del renglón pregunto de nuevo: «¿Qué ves?». La respuesta comienza a ser un poco más profunda. Ya pueden ver a la modelo de la portada, ven tipografías, colores. La tercer pregunta también es «¿Qué ves?». Ahora ven jerarquías, alineados, interlineas, sombras y variantes tipográficas. La cuarta vez se dan cuenta de los márgenes, de los códigos de barras, de la ropa que lleva la modelo, algún accesorio, la actitud, la personalidad de la revista.

Después de ahondar en las características del diseño, la discusión se torna cada vez más rica, al tratar de adivinar qué pasaba por la mente del diseñador al acomodar los textos o tapar el logotipo de revista. Resulta interesante profundizar en lo que a simple vista y para cualquier persona queda solo en una «portada de revista»; y es que los diseñadores estamos destinados a no ver el mundo igual que los demás desde el primer momento en que pisamos un salón de clases.

Aprender a ver no es solo una actividad que se practique en horarios de oficina. Es una actitud hacia lo que nos rodea. La creatividad se va nutriendo de las cosas que vemos, como si estuviéramos capturando fotografías de tiempo completo. Vemos colores, tamaños, estructuras de información, elementos que se acumulan, como si nuestra mente fuera un banco de imágenes.

Precisamente, aprender a ver es una disciplina que requiere de esfuerzo —que se asimila— y resulta más natural cuando se disfruta porque estás en tu elemento. Aprender a ver es como viajar en una espiral donde se pasa por el mismo lugar, solo que en un nivel cada vez superior, con la perspectiva de aquellas cosas que consideramos cotidianas, y que saltan a la vista desde una nueva óptica, siempre más interesante.

Un diseñador que no sabe ver, difícilmente encontrará ideas que vaciar en sus aplicaciones. Y mientras más observemos, examinemos, y busquemos decodificar el mundo, llegaremos al punto en que seremos capaces de manipularlo, alterarlo e influir sobre él.

Pensamos que el diseño es tan solo una salida creativa. Pocas veces nos enfrentamos conscientemente a la tarea de nutrir nuestras ideas, de encontrar la fuente de inspiración que nos lleve a mantener nuestra mente trabajando, en busca de nuevas ideas y conceptos. Así que recordemos: «Aprender a ver es aprender a diseñar».

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