Por qué es importante que el diseñador lea
¿Cómo pretender que las nuevas generaciones de diseñadores defiendan una propuesta estética si sus argumentos se reducen a decir: «está de moda»?
AutorCecilia Vega Seguidores: 136
«Está de moda», «es tendencia» o, peor aún, «es minimalista», son argumentos con los que me encuentro a diario en la práctica docente. En muchas de mis clases invité a mis estudiantes a «un lugar mágico y desconocido llamado biblioteca». De 20 estudiantes, a 10 se les olvidó ir, 5 fueron y 5 buscaron en el catálogo online de la biblioteca.
Así es, el libro es un formato desconocido para las nuevas generaciones que se inscriben en la carrera de Diseño Gráfico. Jóvenes que sueñan con... con... ¿? ¿Tiene claro el estudiante de diseño a lo que se enfrenta? A mi juicio, no. El nuevo estudiante, al parecer, tiene la idea de que la inspiración desciende como el Espíritu Santo y, por arte de magia, se convierte en vector. No reconocen a un Cháves que no sea venezolano; Munari les suena a comida italiana y piensan que Fukuda es un personaje de animé. El hábito de lectura se ha perdido a nivel general en las sociedades. Sin embargo creo que en nuestra disciplina se perdió aún más, tal vez por cuestiones de tiempo o incluso por los cambios tecnológicos. Lo cierto es que hoy un estudiante se ofende si lo envías a leer más de 20 páginas de texto: «¿Para qué?, ¡si está en wikipedia!», «lo puedo bajar desde freepik» y muchos otros argumentos con los que se auto-convencen de la pérdida de tiempo que significa leer.
Sabemos que nuestros chicos son más «visuales», pero el problema radica en que su poder argumentativo para defender propuestas de diseño es casi nulo. Al analizar sus trabajos, con 2 ó 3 preguntas se quedan en silencio sepulcral, mirándose unos a otros. Si eso sucede en el aula, imaginemos lo que puede suceder en el mundo real. Un diseñador inseguro, que no maneja vocabulario técnico, que no sabe qué es la coherencia estilística, la pregnacia o la simetría, difícilmente logre convencer a su cliente.
Leer libros y artículos sirve para construir una base conceptual, que luego será difícil de quebrantar con argumentos meramente estéticos. Pasar de ser un diseñador operativo a un diseñador estratega requiere de conocimientos sólidos que apoyen y sustenten el discurso. ¿Por qué pretendemos ganar sueldos similares a los de otros profesionales que se quemaron las pestañas leyendo los 5 años de su carrera, si nos interesa poco y nada leer artículos y libros para mejorar nuestro discurso sobre lo que hacemos? Nos quejamos de que nos ven como «el que hace dibujitos», pero ¿cuántos somos capaces de terminar de leer un libro que no tenga dibujitos?
Para que quede claro que cuando hablo de la importancia de la lectura, no pretendo que los diseñadores se formen como intelectuales, sino que me conformo con que sean y parezcan profesionales, concluyo con un comentario que suelo hacer a mis estudiantes y que podría servir a mis colegas docentes: «Si usted dice “sustrato, gramaje y tiraje” en vez de “hoja oficio”, podrá cobrar un 20% más del valor y, mejor aún, el cliente se lo pagará».
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