Lo igual y lo distinto

Para aportar bases reales a la idea de «originalidad».

Norberto Chaves, autor AutorNorberto Chaves Seguidores: 3937

Ilustración principal del artículo Lo igual y lo distinto

Este artículo fue motivado por una interesante nota de Raúl Campuzano, en el seminario Tipología de Marcas de FOROALFA. En él, Raúl ponía sobre la mesa los conceptos de «analogía» e «identidad», apoyándose en un texto de Enrique Dussel. Y esos conceptos comprometen directamente la idea de «originalidad»; idea recurrente en las reflexiones sobre el diseño.

Para ir directo al grano, hay que partir de dos realidades:

  1. Todo, absolutamente todo, sea un hecho natural o una obra del ser humano, se inscribe en uno u otro paradigma que asocia todo aquello que comparte una o varias características. La unicidad no es un hecho de la realidad, y el cerebro no la concibe.
  2. Pero nada, absolutamente nada, es idéntico a ningún otro miembro de su paradigma. La igualdad es una categoría exclusivamente lógico-matemática.

Y esta realidad está al alcance de la mente humana, que puede captar, simultáneamente, lo igual y lo distinto en todo hecho real. Conocer un objeto es inscribirlo en el universo de sus análogos y, a la vez, detectar sus diferencias respecto de todos ellos. Todos los valses son valses; pero no hay dos iguales. Y esto es clave, pues el género («vals») brinda las pautas de interpretación de la pieza (El Danubio azul). La identidad de todo lo que existe se localiza en el punto de intersección de esos dos ejes: igualdad y diferencia. 

Y esto es válido incluso para un mismo objeto. Ignoro cuantas habrán sido, hasta hoy, las interpretaciones de El Danubio azul, seguramente varios miles. ¿Podríamos hallar dos idénticas? Ilustrémoslo con un hecho contemporáneo. Una orquesta graba ese vals para una editora y, al día siguiente, lo interpreta en vivo, bajo la misma batuta. Shazam, que ha memorizado la versión grabada, al ser sometido a la escucha del concierto, no lo reconoce. ¿Qué ha sucedido? Simplemente, la memoria acústica de Shazam es tanto o más fina que el oído de un melómano; y el vals que el sistema estaba oyendo no coincidía con el que quedó en su memoria. Nada es igual, ni a si mismo. Y, si insistiéramos en hallarlo, no nos queda más remedio que buscarlo en la producción industrializada, que transformó objeto en serie. O sea, hacer trampas.

Todo lo dicho hasta aquí son puras obviedades; pero en el siglo XX, el eje de la igualdad comienza a ponerse en crisis. A partir de los grandes cambios producidos en las artes, la arquitectura y la producción industrial (que forzó la eclosión del diseño), se ha generalizado, entre otras, la expresión «ruptura cultural». Se intentaba, con ella, poner en evidencia la radicalidad de tales cambios. En realidad, se trata sólo de una metáfora que, si se la toma en su sentido lato, conduce al error de suponer que en cultura se puede producir «desde cero». En cultura la ruptura es imposible. La noción de «ruptura cultural» desatiende uno de aquellos dos ejes.

En una reunión de la Comisión Directiva de ADG (la agrupación de diseño gráfico de Barcelona) con Milton Glaser, un compañero le pidió su opinión acerca de «los nuevos lenguajes gráficos». Glaser –de cuyo talento creativo nadie duda– respondió: «nuevo» y «lenguaje» son términos incompatibles; pues si el lenguaje es nuevo, el mensaje no se entiende. Aplastante verdad: todos los idiomas mutan, pero ninguno nace de la nada.

En sectores de la producción cultural, su escasa familiaridad con los discursos teóricos (antropología, lingüística, semiótica, historia de la cultura…) y su restricción al discurso coloquial, ha permitido que prosperen nociones arbitrarias, más derivadas de la voluntad que de la razón. Y esa voluntad está propulsada por el mito del «progreso cultural»; mito suficientemente desmontado desde varias vertientes de las ciencias sociales y la filosofía.

En síntesis –y retomando la reflexión de Campuzano– no se trata de «singularidad» sino de «grado de singularidad». Excelentes productos de diseño rozan lo estándar, se inscriben en la «pequeña diferencia»; y otros, igualmente excelentes, se acercan a lo inédito, sin dejar de reconocerse «qué son».

Tanto la similitud como la diferencia son características inexorables. El talento del creador reside en detectar el punto intermedio adecuado a cada caso. En diseño, la singularidad no es un mandato sino, por un lado, un resultado ineludible y, por el otro, un objetivo «dosificable».

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Retrato de Graciela Iungman
2
Hace 6 semanas

Excelente articulo de Norberto Chaves ,como siempe nos tiene acostumbrados.Todo diseño es un hecho cultural que se manifiesta dentro de una cultura determinada puede ser muy disruptivo y diferente ,solo que siempre estara influenciado por todo lo acumulado en el autor,aun lo que no se manifiesta en su conciente.Gracias !!! Maestro por siempre enriquecernos con sus articulos.

2
Retrato de Norberto Chaves
3937
Hace 6 semanas

Te agradezco tu fervoroso reconocimiento de mis aportsciones ...un poquito exageradas. Mi trabajo teórico e ideológico no tiene otro fin que ser útil a los demàs. Y, desde ya, es muy gratificante que se lo revonozca.

Gracias otra vez.

Norberto

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Responder
Retrato de Efren León
0
Hace 3 semanas

Muy bien artículo, me ayudó

0
Retrato de Elba Maria Jimenez
0
Hace 4 semanas

Muchas gracias por compartir este artículo breve y enriquecedor, en este lenguaje tan puro y abstracto del diseño. Confío en pronto darme la oportunidad de tomar un curso con usted. Saludos desde México, 😎

0
Retrato de Lili Montoya
0
Hace 4 semanas

Me encantó y me ayuda a recordar la importancia de tener claridad en el lenguaje, para construir mensajes claros.

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Logotipo de Roberto Perez Santiago
0
Hace 6 semanas

Cosa curiosa al leer éste artículo, me llevó al momento de anoche que al llegar el departamento, vi y me llamó la atención un producto de diseño hecho por mi, pero dio la casualidad que fue producto de la Inteligencia Artificial, un producto basado en mi técnica, casi igual pero oh sorpresa, TENÍA varios errores, por lo que me lleno de felicidad que éste tema.

¡¡Gracias!!

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Retrato de Noro_I_Publicidad M.l
0
Hace 6 semanas

Épico, me parece god el como aborda la relación entre originalidad y familiaridad. La idea de que lo verdaderamente efectivo es encontrar un equilibrio entre lo nuevo y lo familiar resuena conmigo como diseñador

gran artículo 👍🏻👍🏻👍🏻👍🏻👍🏻👍🏻.

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Retrato de Luciano Calvo
1
Hace 6 semanas

Qué interesante que en el inicio del texto se distinga entre un hecho natural y una obra hecha por el ser humano. Sé que se leerá rebuscado, pero, ¿asumimos que lo humano no es natural? ¿Tan disonante nos resulta lo referente a lo humano como natural? ¿O es que lo ajeno a lo humano se asume como lo natural (mente perfecto)?

Analogía e identidad, desembocando en lo original. Los tres, conjunta o indistintamente, dependen del nivel perceptivo de quien se plantee analizarlo.

Por ejemplo, en cuanto a lo de que nada es absolutamente idéntico a ningún otro miembro de su paradigma, es más fácil aseverarlo estando en un nivel local de dicho paradigma, siendo uno de los miembros o al menos, estando en una distancia estrecha con ellos.

En cambio, al aumentar la distancia, de modo exponencial y proporcional, el analizador notará mayor similitud entre los componentes, hasta el nivel de tratar a cada uno de ellos, como un todo y como iguales.

Importante es destacar que el aumento de distancia, no significa disminuir su fineza analítica, como pudiera suceder con la percepción limitada.

Puede que lo anterior se explique mejor en el párrafo donde se habla de "dosis de singularidad". Por lo demás, está enfocado en el ejercicio del diseño, que es lo relevante.

El último párrafo, me abre la mente con una posibilidad que cada vez se hace más latente e innegable. No sólo por mi, que ciertamente no es una idea original de mi autoría... Nunca mejor dicho.

Y es que el creador puede tener más o menos equilibrio en su obra, entre similitud y diferencia, pero este creador siempre será, a su vez, lo creado. Por lo tanto, viene de una matriz. E indiscutiblemente, de un código patrón.

Con esto, me encanta profundizar sobre aquella frase que muchos diseñadores ostentan en sus prendas de vestir o en sus discusiones filosóficas; aquello que "Dios es diseñador".

No parece ser tan así. A no ser que aclaremos "cuál de todos los dioses podría serlo"... Entonces, más bien, parece que mejor encaja el que Dios (de haber algo realmente omni todo) sería el mismo diseño. Diseño autogestionándose, sin necesidad de un ejecutor.

0
Retrato de Jorge Luis Aguilar
0
Hace 6 semanas

Muy oportuno. Gracias!!!

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