El diseño como disciplina académica en Chile

Hay un cierto acuerdo en el hecho de que toda disciplina debe ser capaz o aspirar a generar conocimiento.

Vicente Sandoval, autor AutorVicente Sandoval Seguidores: 32

Fabián Bautista, editor EdiciónFabián Bautista Seguidores: 54

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El propósito de este trabajo es contribuir al desarrollo del Diseño en tanto disciplina académica. Se entiende que una disciplina académica es una actividad ejercida al interior de las universidades, que se encarga de investigar una parte de la realidad para su mejor comprensión, y que además interviene la realidad a través de la formación de capacidades humanas (Cruz-Coke 2004). Por lo mismo, se infiere que los conocimientos científicos generados por la investigación deben ser sustento de los procesos de enseñanza-aprendizaje y del quehacer profesional, ya que el actuar con conocimiento de causa es un asunto de responsabilidad social inherente de toda actividad académica (Gonzalez-Rodriguez et al. 2013). En el caso del Diseño, esto tiene especial relevancia, considerando el conjunto de impactos que tienen las decisiones profesionales en la vida de los usuarios, las empresas e instituciones y la sociedad en su conjunto.

Hoy en día el conocimiento científico adquiere validez cuando la comunidad científica lo acepta como legítimo, esto se alcanza a través de las «revistas científicas», en las que los académicos —previa revisión de pares— publican artículos exponiendo los resultados de sus investigaciones (Kwon 2011). En el caso particular de las universidades chilenas financiadas con aportes del Estado, la publicación científica tiene una incidencia directa en su desarrollo, ya que el monto del subsidio está determinado —entre otros aspectos— por la cantidad de artículos publicados (DIVESUP 2010). Por lo tanto existe una relación inherente entre la producción del conocimiento y los ecosistemas académico-institucionales (ej. universidades, ministerios de educación, leyes, etc.), los cuales con frecuencia están definidos por los Estados, como es en el caso de Chile.

Aceptando esta doble obligación moral de la producción de conocimiento científico por parte de las disciplinas académicas, el presente artículo avanza en la pregunta por el estado actual de la relación entre la investigación y el Diseño.

Preguntándose por el diseño y su investigación en Chile

El punto de partida de esta investigación se ubica en el endémico cuestionamiento planteado sobre la investigación en diseño como una actividad capaz de producir conocimientos y participar de la dinámica de investigación. Este trabajo aborda tal cuestionamiento en el contexto de las universidades chilenas. La forma de plantear esta pregunta se respalda en la idea de entender la investigación en diseño como una actividad «válida» en tanto sea, en términos científicos, productiva y factible. En otras palabras:

  1. factible en la medida que es posible a través del método científico,

  2. productiva en la medida que es capaz de producir conocimientos y,

  3. válida, en la medida que la investigación en diseño es aceptada como un quehacer factible (1) y productivo (2).

En primer lugar, tal y como lo ha señalado Cruz-Coke (2004), la investigación científica en Chile se desarrolla principalmente dentro del contexto universitario. Para entender este contexto, debemos conocer otros antecedentes. Por ejemplo, es ampliamente conocido que el sistema universitario chileno se financia en cerca de un 50% por subvención del Estado. En 1981, cuando la reestructuración universitaria fue impulsada, existían 8 universidades. Para 2004, el espectro universitario chileno estaba compuesto por 55 universidades, 25 de ellas «tradicionales». Las universidades tradicionales son aquellas que reciben tal subvención, ya que «cooperaban con la función educacional del Estado, de acuerdo con el concepto de Estado Docente y Laico originado en el liberalismo y positivismo del siglo XIX» (Cruz-Coke M 2004, pp.1544-1545). Esta subvención es muy importante y en algunos casos vital para la subsistencia de algunas universidades.

Según Cruz-Coke, ex miembro asesor del Consejo Superior de Educación en los tiempos en que esta y otras reformas fueron alcanzadas, los mejores indicadores para medir la calidad y excelencia académica de las universidades —los cuales repercuten directamente en la mayor o menor subvención del Estado— son «la matrícula de pre-grado, el cuerpo docente a jornada completa, los doctores en planta, el aporte fiscal indirecto (AFI) y los marcadores de investigación científica y productividad» (Cruz-Coke M 2004, p.1547).

Por otro lado, Brunner (2008, pp.468-470) argumenta que el Estado tiene diversas vías para entregar esta subvención, como son el Aporte Fiscal Directo (AFD), Aporte Fiscal Indirecto (AFI) —considerablemente menor que el ADF—, Fondo Competitivo, Fondo de Innovación Académica, Convenios de desempeño, Ayudas estudiantiles (incluido el Fondo Solidario de Crédito Universitario) y el Financiamiento de las labores de I+D. Sin embargo, el AFD es el más sustantivo en términos económicos.

Según Brunner, profesor y director del Centro de Estudios Comparados de Políticas y Sistemas de Educación de la Universidad Diego Portales, el AFD «se distribuye anualmente, con base a un criterio de continuidad histórica, entre las veinticinco instituciones [universitarias] estatales y privadas dependientes, para su uso discrecional y no condicionado, por tanto, a ninguna meta o función específica. Sin embargo, un 5% de este aporte se asigna anualmente según una fórmula que considera varios indicadores de desempeño, especialmente publicaciones en revistas de corriente principal, proyectos de investigación obtenidos mediante concursos y proporción del personal académico con grados superiores» (Brunner 2008, p.468).

Los indicadores que mencionan tanto Cruz-Coke como Brunner reflejan el importante rol que juega la investigación en el campo académico y en la dinámica de subsistencia de las universidades tradicionales en Chile (ver tabla), lo que provoca al mismo tiempo, según Cruz-Coke (2004, p.1548), que las universidades privadas prácticamente no participen de la producción científica nacional.

Universidades tradicionales chilenas y sus indicadores para el AFD. Valores * en millones de pesos chilenos. Fuente: Elaboración propia basada en DIVESUP (2013)

Con respecto a los mencionados indicadores, el Estado chileno reconoce aquellos como publicaciones científicas indexadas en al menos una de las dos plataformas globales de divulgación, como son: Thomson Reuters Web of Knowledge (ex-ISI) y Scientific Electronic Library Online (SciELO) (DIVESUP 2010). Por lo tanto, la producción de conocimiento se valida a través de la «publicación científica», la cual a su vez, está sometida a los estándares de al menos estas dos plataformas de divulgación del conocimiento. Es también importante el hecho de que en Chile, así como en el resto del mundo, la producción científica en áreas como la medicina e ingeniería, superan considerablemente la producción de otras disciplinas como la literatura, música, artes en general y también el diseño.

En resumen, esto nos invita a reflexionar sobre la importancia de la producción científica y la generación de conocimiento desde el Diseño, pero más importante aún, nos invita a examinar de forma cuidadosa los ecosistemas académico-institucionales en los cuales se desarrollan las disciplinas académicas, y en especial la producción científica, prestando especial atención al gravitante papel que cumplen los Estados en la construcción de las «reglas del juego» que definen tales ecosistemas académico-institucionales, porque de ello dependerá la forma en la que el Diseño pueda sumarse al circuito mundial de generación del conocimiento como disciplina académica. Asimismo, este artículo sugiere que la actividad del Diseño deberá enfrentarse a la pregunta de la producción científica tarde o temprano, y que conocer el estado actual de la investigación en Diseño, ya sea en Chile o a nivel global, podría dar indicios de la trayectoria que está tomando el Diseño en estos temas.

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  • Gonzalez-Rodriguez, M. R., Diaz-Fernandez, M. C., Pawlak, M. and Simonetti, B. (2013) Perceptions of students university of corporate social responsibility, Quality & Quantity, 47 (4), 2361-2377.
  • Kwon, K.-S. (2011) The co-evolution of universitiesʼ academic research and knowledge-transfer activities: the case of South Korea, Science and Public Policy, 38 (6), 493-503.
  • División de Educación Superior del Ministerio de Educación de Chile DIVESUP (2013) Aporte Fiscal Directo AFD, [online], available: http://www.divesup.cl/ [accessed 30 Oct 2013].
  • Cruz-Coke M, R. (2004) Evolución de las Universidades Chilenas 1981-2004, Revista Medica de Chile, 132, 1543-1549.
  • Brunner, J. J. (2008) El Sistema de Educación Superior en Chile: Un enfoque de economía política comparada, Avaliação: Revista da Avaliação da Educação Superior (Campinas), 13, 451-486.
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