¿Cómo reconocer un objeto de diseño?
Con demasiada frecuencia se utiliza el concepto «de diseño» de manera inapropiada. ¿Cuándo es correcto usarlo? ¿Cuáles son las diferencias entre «de diseño» y «no de diseño»?
AutorDavide Andreis Seguidores: 10
TraducciónGlenda Torres Guizado Seguidores: 13
EdiciónLuciano Cassisi Seguidores: 2031
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A menudo hablando con colegas, caminando por las tiendas del centro o en los mercados de pulgas, oímos usar la expresión «de diseño» y nos preguntamos si se usa de manera correcta o inapropiada. ¿Cómo saber qué es el diseño? ¿Cómo juzgar un objeto que no es de diseño? ¿Es una referencia estética o una cuestión de firma?
Para esto nos ayuda una de las figuras fundamentales del diseño italiano: Bruno Munari autor del libro Artista y diseñador (Universale Laterza, 1971). Para comprender y comunicar cuáles son las grandes diferencias entre la actividad de quienes producen objetos y los que producen objetos de diseño.
A principios del siglo XX, la figura del diseñador no estaba bien definida, los límites entre las figuras de el artista, el diseñador y el arquitecto eran a menudo endebles y poco claras. Los creativos, especialmente los artistas, a partir de la década de 1920, comenzaron a modificar las técnicas y enfoques que durante siglos habían definido el arte visual mediante la creación de nuevas vanguardias artísticas. Sin embargo, no todos los experimentos produjeron revoluciones listas para cambiar y escribir la historia de los movimientos. Así surgió la necesidad de identificar algunos roles específicos para las nuevas ciencias.
Munari tenía un enfoque innovador para distinguir dos categorías de arte:
- arte pura: se identifica con la pintura, la escultura y en todas aquellas formas colgadas en la pared (o apoyadas en un pedestal);
- arte aplicada: nace como una adaptación a funciones prácticas de las formas preexistentes en la mente del artista.
Para comprender mejor, tomemos dos objetos: el primero, el emblemático urinario de Marcel Duchamp (1917), el cual todos coincidimos en definir como arte. El segundo ejemplo propuesto por el diseñador italiano es el cenicero diseñado para las líneas Air-India por Salvador Dalí (arte aplicada). El artista proyectó un cenicero cuyo motivo principal está representado por un elefante de estilo surrealista que, al ponerlo boca abajo, se convierte en un cisne. Estéticamente revolucionario, pero ¿estamos seguros de definirlo como un «objeto de diseño»?
La respuesta breve es no, pero ¿porqué?
Hoy más que nunca está claro que el diseñador está llamado a resolver un problema cada vez que proyecta. Ya sea que se trate de comunicación visual, objetos, espacios habitables, identidad o experiencia del usuario, el problem-solving es lo que más lo distingue de la actividad del artista. El diseñador desarrolla proyectos, es una figura dotada con sentido estético y habilidades de diseño que pone a disposición de la comunidad.
El concepto de solución a un problema a través de la forma, Munari lo toma de la escuela Bauhaus, de Walter Gropius, quien a principios del siglo pasado tenía el objetivo de «crear un nuevo gremio de artesanos, sin las distinciones de clase que plantean arrogantemente un muro entre artesanos y artistas». Según Louis Sullivan, un arquitecto estadounidense de la escuela de Chicago, a menudo asociado con la enseñanza de la Bauhaus, «La forma debe seguir a la función». Esto significa que el diseño de la forma siempre debe procurar facilitar su función, en lugar de buscar producir una fascinación estética. La utilidad debe ser esencial en todo proyecto.
¿Qué sucedería entonces al utilizar –o simplemente interactuar con– el cenicero diseñado y fabricado por Salvador Dalí? Aunque ese objeto ha sido producido en masa, como hemos visto, esto no es suficiente para consideraerlo como «objeto de diseño».
Imaginemos el cenicero: la función principal es, sin duda, contener. Pero es un objeto tan estéticamente interesante que no solo queremos admirarlo, necesitamos observar para intuir la intención del autor, como se hace en una ilustración de la teoría de la Gestalt. Queremos interactuar y descubrir todas sus formas con el objeto, pero al hacerlo tenemos que darle la vuelta, haciendo que su uso sea vano, por lo que no podemos definirlo como un "objeto de diseño".
Definir un mueble, un electrodoméstico, un proyecto gráfico o un producto de diseño industrial como «objeto de diseño» implica encontrar en él algunas características particulares: son fabricados industrialmente, son funcionales, es decir, útiles para el propósito para el que fueron concebidos, incluyen una larga fase de estudio e investigación, y tienen una forma original, sencilla, sin decoraciones superfluas y funcionales.
Un «objeto de diseño» nace de una investigación profunda sobre los materiales y procesos industriales, sobre el mercado, sobre la usabilidad, sobre innovaciones en las técnicas de producción, almacenamiento, transporte, venta, uso y fin de la vida útil del producto.
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