Yo trabajo por el pancho y la Coca

Todo sucedió muy rápido. A los gritos casi, se podía ver en aquel muro la bronca y la indignación de alguien que descubrió de golpe que era el producto de una mentira del mercado. Su muro rezaba lo siguiente:

«Hola soy diseñadora gráfica... No laburo¹ por el pancho² y la Coca».

Este post me obligó a escribir, llevo ya veinticinco años en esto de la gráfica y el test vocacional de séptimo ya me indicaba que la vida me iba por acá, y ciertamente, la vida me va por acá. El espíritu de época indica que debería mirar al costado y decir: ¡¡¡un nuevo desilusionado, uno menos!!!

Seguro no perdería este valioso tiempo que estoy dedicando en escribir. Soy cabeza dura, a mi me gusta creer que soy tenaz y apasionado, y veo que las nuevas generaciones inundan sus muros con temas virales que replican sin hacerse ninguna pregunta, sin un pequeño cuestionamiento personal sobre qué hacen ellos por el Ser Diseñador Gráfico. 

Ante todo y para todos, nada es fácil o viene resuelto de la cuna. Yo soy de la generación bisagra, esa a la que el medio le preguntaba si lo hacía con la maquinita, esa que sabía que debían pasar unos cuatro o cinco años de oficio antes de llegar a bocetar alguna cosita. Que había que aprender a manejar muchos útiles de trabajo, a luchar contra la hiperinflación y dibujar letras cuatro o cinco veces para que quedaran rojas porque la témpera Winsor & Newton era imposible de comprar, y ni hablar de las hojas Schoeller.

Hay que decirlo con todas las letras y golpeándose el pecho: «les hemos mentido» a los jóvenes. Se los ha ilusionado con esto de «tu título te da derecho a la dignidad», el «ahora vos ya sos». Una vez le dije a alguien que solamente tenía un papel sucio, refiriéndome a su título, que hasta que no lo llenara de razones por las cuales estaba en esto, iba a seguir siendo un papel sucio.

Se replica en forma viral el discurso de Steve Jobs y se venera su pasión. Ahora nos inunda la pregunta de Alan Watts ​«¿Qué harías de tu vida si el dinero no importara?».

Yo tengo muy claro que esto lo hago por dinero y no me pongo colorado. Al burro hay que ponerle la zanahoria por delante para que camine. Nuestro trabajo es el arte de lo subjetivo, puede estar muy bien lo presentado, pero si el cliente dice no me gusta, todo cae como una pirámide de naipes. Mi trabajo es no llegar al fracaso porque necesito su dinero.

El oficio me enseñó a ser agradecido, a transmitir lo aprendido con la generosidad con la que me lo han enseñado, y por sobre todo, me enseñó que un pancho y una Coca es alimento que debe ser agradecido.
La respuesta a la calidad de lo que uno puede poner en la mesa para comer surge de la pregunta que no nos estamos haciendo: ¿quiero ser Diseñador Gráfico, o solo tengo un título de Diseñador Gráfico?

Comer pollo con un buen Cabernet se disfruta cuando sabés por qué lo estás comiendo, sino es comida y nada más. El fuego sagrado no se compra en ninguna casa de estudios, se construye, se quiere. Todos los días valido ante mí las ganas de ser diseñador, por eso trabajo por el pancho y la Coca. Como el primer día.

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