Los designios del diseño

En su accionar, el diseñador se encuentra comprometido en el proceso general de construcción del entorno. Los objetos, mensajes, espacios y ambientes no pueden crearse de manera aislada, están relacionados con un contexto determinado.¹ Parte importante de ese contexto son los personajes que se relacionan con él.

Existen posturas distintas sobre el diseño: la del usuario, del fabricante, del ingeniero, del mercadólogo, del crítico marxista, de organismos que regulan el intercambio de mercancías, y por supuesto, de los propios diseñadores².

«En cuestiones de ecología y seguridad, entre otros, igual que en los demás aspectos que afectan su trabajo, el diseñador es un intermediario, un mediador entre los intereses del fabricante y los valores de la sociedad».³

Es cierto que muchos de los diseños son solo una «moda»; «invenciones» inspiradas, brillantes ideas hechas realidad. Pero también existe el llamado diseño serio, «para resolver problemas», que atiende las complejas tendencias y pasiones, los deseos y necesidades que caracterizan a los usuarios. Pero ambos deben conjugarse con las cuestiones de costo, funcionalidad, uso, fabricación y sustentabilidad.

La actividad del diseño se caracteriza por estar constituida por dos operaciones: la concepción de innovaciones configurativas de efectos estéticos y el acto de hacerla visible —por medio de las transformaciones necesarias— en un proyecto que puede cubrir a una imagen, un objeto o un espacio, y cuya ejecución final será realizada por otros.

Tradicionalmente se traduce el concepto de diseño por «configuración», que significa otorgar figura esencial a una cosa, darle su aspecto. La configuración —como concepto general más amplio— puede responder al proceso de objetualización de una idea, entendida como la organización de los materiales que constituyen un producto y tienden a armonizar proporciones, ritmos, simetrías y direcciones. Cuando un cliente pide un «diseño», lo que desea con precisión es esta descripción. Todas las actividades de diseño se encaminan a ese punto.

Uso de la palabra diseño

Heskett emplea cuatro frases para ejemplificar los usos de la palabra design:⁴

«…el diseño es importante para la economía nacional».

El diseño, como profesión, existe como hecho social. Es resultado del trabajo de un grupo de hombres y mujeres reunidos mediante ciertas relaciones de organización, para realizar determinadas tareas que la sociedad les encomienda. El diseño, como un nombre que designa un campo general en su conjunto, es una actividad transformadora que no surge en forma espontánea, sino que es el resultado de una ordenación de las circunstancias y sucesos de la vida y sus interrelaciones discretas.

«…le han encargado que diseñe (to design) una nueva batidora de cocina».

El diseño como un verbo⁵ indica una acción o un proceso. Este es un proceso de cambio creativo y catalizador que modifica lo que ya existe, organiza, crea, adapta y suple procesos, planifica la producción misma de la manufactura y comercialización. Su objetivo se sustenta determinando y adecuando la naturaleza morfológica de los objetos a las funciones utilitarias, estéticas y simbólicas, estableciendo las cualidades multifacéticas de los objetos, comunicaciones, servicios y sistemas urbanos completos.

«Presentaron el diseño al cliente para que diera su aprobación».

El diseño como intención se materializa en una propuesta resultado de un proceso. El eje medular de esta actividad lo constituye el proyecto. La definición del proyecto va desde la conceptualización hasta la materialización de los objetos, e incluye toda la documentación formal donde se registran las características de un producto para que pueda ser realizado exactamente como ha sido proyectado. Significa coordinar, integrar y articular de una manera coherente y consecuente, todas las cualidades formales, estructurales y operativas de la forma de objetos, mensajes, espacios o ambientes, antes de iniciar su producción, reproducción o construcción.

«El nuevo Beetle de Volkswagen revive un diseño clásico».

La palabra diseño puede indicar un concepto realizado, un producto acabado. Así remite al objeto elaborado por cierta producción. El diseño se centra en una actividad especializada en la prefiguración de productos, analizando, concibiendo, desarrollando y mejorando técnica y artísticamente la fisonomía, no solo de productos individuales, sino de sistemas de productos, comunicaciones, espacios o ambientes completos formalizados en un componente del contexto artificial del hombre.

Nosotros agregaríamos una quinta frase para ejemplificar también otro uso de la palabra diseño:

«Mart Stam fue el verdadero diseñador (designer) de la silla de tubo en voladizo».

El verbo «diseñar» reclama un sustantivo, el diseñador⁶ o ejecutante de la acción de diseño. El diseño corresponde a una realidad pero siempre estará limitado por la inventiva de un profesional; entonces la materia de los estudios de diseño no está en los productos como tales, sino en el arte de concebir y planear productos.

Los designios del diseño

El sustantivo design significa a la vez dibujo, pero también designio, intención, fin. Las palabras diseño y designio no solo suenan parecidas. Una sola carga con el significado que en otros idiomas hay que expresar con otras palabras. Están por tanto íntimamente ligados, no solo por su sonar parecido sino también y sobre todo, por una significación que tiene un origen en común. Esta palabra procede del latín signa, signum, y significa señal, marca, insignia, enseña, bandera. La identidad del objeto reside en su seña, en tanto que fenómeno visual. Se señala a sí misma y al hacerlo, se identifica con una mirada. La palabra designar significa también elegir, singularizar algo entre lo variado o lo mucho; fijando a lo elegido, a lo singularizado, el cumplimiento de una finalidad, precisamente en virtud de la designación.⁷

Diseño se emplea para significar aquel proceso de adaptación a las necesidades físicas y psíquicas de los usuarios o de los grupos de usuarios, de productos de uso, mensajes, espacios o ambientes aptos para ser construidos, fabricados y reproducidos. El papel del diseño en la sociedad es definir con todo detalle las características formales de algo, antes de que exista físicamente, previo a su construcción, producción o reproducción.

De esta manera el diseño es una disciplina de la configuración y construcción del entorno humano con problemáticas propias que van «desde una cuchara hasta la ciudad», como atinadamente lo describía Ernesto Rogers en la Nueva carta de Atenas en 1952. El objeto de diseño puede ser una ciudad o pueblo, un edificio o una vivienda, un vehículo o una herramienta, cualquier otro objeto, un libro, un anuncio o un escenario. El diseñador necesita ser un agudo observador de este entorno para poder reunir suficiente «materia» y mezclarla con su personalidad para anticipar nuevos patrones de consumo.

A menudo, al término genérico de diseño se le suele añadir un calificativo que lo especializa. Así ocurre en las disciplinas de tradición histórica, como la arquitectura —diseño arquitectónico— o la ingeniería —diseño ingenieril—; contemporáneamente, el recurso ha servido para caracterizar otras disciplinas más recientes, como son el diseño industrial, el diseño textil, el diseño gráfico, el diseño naval, entre otros, en los cuales el calificativo acompaña al término diseño y los especializa.

Cualquiera que sea el área de diseño, gráfico, industrial, arquitectónico, urbanístico, todas poseen un carácter común: la creación de algo con un destino, y necesitan de una representación para hacerla realidad. Jordi Mañá⁸ nos dice:

«Demos por aceptado que todas esas disciplinas espacio-temporales hacen un uso correcto del concepto genérico en tanto comparten básicamente los siguientes atributos:

• su actividad obedece al propósito de satisfacer alguna necesidad o deseo humano, de forma intencionada;
• desarrollan su acción creativa a través de un proceso que utiliza técnicas proyectuales y productivas;
• de la realización de su propuesta se desprende una intervención y modificación de las relaciones dadas en un entorno comunicativo, físico y material».

Consideramos como objeto del diseño a toda construcción del entorno humano, en un sentido restringido por la inmediatez y la cotidianeidad; es decir, la construcción de los objetos físicos que nos envuelven, aquellos con posibilidad de ser físicamente aprehensibles. Los diseñadores con su trabajo contribuyen a ordenar y dar forma a cualquier aspecto de la vida diaria. En resumen, se trata de la concepción y fabricación de lo vivible.

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