Packaging responsable

El potencial del packaging para generar proyectos comprometidos, responsables, ecológicos y sostenibles.

Mari Carmen Estevan, autor AutorMari Carmen Estevan Seguidores: 26

Martín Comoglio, editor EdiciónMartín Comoglio Seguidores: 37

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Dentro de todos los proyectos de diseño que un diseñador gráfico puede enfrentar a lo largo de su carrera profesional, quizá el packaging sea el sector con más potencial para generar proyectos sostenibles y responsables. Son muchas las decisiones que deben tomarse al abordar un proyecto de packaging, y todas y cada una de ellas pueden ayudar a que el trabajo final sea o no comprometido, responsable, ecológico, sostenible.

La marca y el producto a trabajar son importantes, ya que ningún trabajo de diseño puede ser independiente de la estrategia global de comunicación de la marca que lo preside. Sin embargo, tal y como vamos a comprobar a continuación, ciertas decisiones pueden ser autónomas o complementarias a esta estrategia.

Cada proyecto de diseño es único, y como tal, responde a unas necesidades y características intrínsecas que deben ser analizadas y comprendidas de forma individual. Así pues, la capacidad de decisión del diseñador variará de un trabajo a otro, pero lo fundamental aquí es comprender que todas las determinaciones que se tomen, estarán sujetas a ciertos parámetros que no deberemos obviar y que deberán ponerse en equilibrio con las bases clásicas de eficacia, visibilidad, legibilidad, etc.

1. Tamaño

Un packaging pequeño precisará menos recursos para su producción, transporte y almacenaje, que otro de mayores dimensiones. De este modo, el impacto medioambiental se reducirá notablemente durante toda la vida útil del producto: se empleará menos materia prima para su producción y se reducirá el peso y el espacio necesario para su transporte y almacenaje, lo que supondrá un ahorro en combustibles y sistemas energéticos.

Prototipo de estudiante en diseño industrial Andrew Kim para optimizar el transporte, almacenaje y reciclaje.
Prototipo de estudiante en diseño industrial Andrew Kim para optimizar el transporte, almacenaje y reciclaje.

2. Forma

Muy relacionada con el tamaño, de la forma dependen en gran medida los recursos necesarios para el almacenaje y transporte de nuestro producto. Un ejemplo clásico de diseño poco eficiente para este fin son las botellas cilíndricas, que al colocarse una al lado de la otra producen espacios vacíos de forma irremediable. Las formas rectas, por el contrario, utilizan el espacio exacto, disminuyendo así los recursos necesarios tanto en su transporte como en su almacenamiento.

Pero la vida útil de un packaging no termina en el consumidor, sino es su conversión a residuo. En este sentido, el mayor problema con el que nos encontramos es el volumen generado por los desechos. Por este motivo, debemos pensar también en formas y mecanismos de plegado que faciliten que nuestro packaging se reduzca todo lo posible después de ser utilizado. Las botellas que se arrugan o doblan son un ejemplo de diseño orientado a toda la vida útil del producto.

3. Materiales

La elección de los materiales -pudiendo ser éstos reciclados o reciclables-, la elección de barnices o laminados, los tipos y cantidades de tintas, y cualquier otra consideración, implicarán un impacto medioambiental u otro, que afectarán al producto desde su fabricación hasta su destrucción.

En este sentido estamos encontrando cada vez más diseños realmente creativos. Por introducir un ejemplo del sector en el que a priori nos resulta complejo pensar en términos de sostenibilidad y responsabilidad, podríamos destacar la propuesta de una cadena de hamburguesas y comida rápida para utilizar papel comestible como envoltorio, de forma que la generación de residuos se elimina totalmente.

Bolsa Kraft de la agencia Happy Creative Service para Lee.
Bolsa Kraft de la agencia Happy Creative Service para Lee.

4. Composición

En este punto del proceso entran en juego diversos factores mencionados anteriormente, como la forma y los materiales. Es un momento crítico donde nuestro proyecto puede fallar a pesar de haber empleado los materiales más adecuados y donde la forma juega un papel fundamental.

La unión de unos materiales con otros o de unas piezas con otras en la composición final de nuestro packaging puede derivar en la utilización de pegamentos u otros sistemas de enganche que, o bien pueden ser tóxicos o contaminantes en sí mismos, o pueden dificultar la separación necesaria de los residuos para su reciclado, a pesar de que éstos sean idóneos para tal fin.

Las estructuras basadas en la papiroflexia, que únicamente emplean un material plegado sobre sí mismo, sin pegamentos u otros adhesivos, pueden resultar muy útiles a este fin.

5. Doble utilidad

Una forma original de aprovechar todos los recursos empleados y aumentar la vida útil de nuestro packaging, es facilitar un segundo uso. Un ejemplo clásico son los vasos de vidrio de Nocilla, pero existen otros ejemplos que van más allá.

La agencia Happy Creative Service desarrolló para la marca Lee una bolsa Kraft -que de por sí tienden a ser utilizadas más de una vez- capaz de convertirse en numerosos artículos: reglas, juegos, marcapáginas, y un sin fin de otras pequeñas piezas que permiten multiplicar el uso y la vida útil de la misma.

6. Comunicación

Y como todo proceso de diseño, el packaging es un trabajo de comunicación. Lo que dices y cómo lo dices deben estar alineados entre sí y con la estrategia de marca, pero al mismo tiempo, es una oportunidad única de comunicación con tu audiencia que puede ser aprovechada para ir un paso más allá.

Dependerá en gran medida del producto y sector al que te enfrentes, pero en todo proceso de diseño, deberíamos plantearnos: ¿qué puedo aportarle yo al consumidor? ¿Un mensaje positivo y optimista? ¿Una alerta responsable? El packaging significa un momento de comunicación directa con el cliente. Qué decirle y cómo decírselo son decisiones que puede marcar la diferencia.

A este respecto, cabe analizar también si los mensajes que enviamos con nuestro packaging no responden a tópicos segregadores y discriminatorios. El diseño dirigido a las masas de clase media-baja no tiene porqué ser vulgar y descuidado. Sin embargo, son muchos los casos en los que se infravalora la capacidad de este target para comprender los mensajes que se pretenden transmitir, y en el diseño de packaging encontramos muchos ejemplos.1

Conclusión

Son muchas las ocasiones en las que un diseñador considera que su potencial y sus recursos para generar un cambio positivo en la sociedad, no existen. Como hemos visto anteriormente en detalle, las pequeñas decisiones a las que nos enfrentemos como diseñadores en nuestro día a día más rutinario, pueden ser claves para que nuestro packaging sí signifique un paso más en la concepción del diseño como generador de cambios.

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  1. Para ampliar la información a este respecto recomiendo la lectura de «Cuando el packaging discrimina» de Adrián Pierini.
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