Diversificación en la enseñanza del diseño gráfico

Comprender el aula como un espacio heterogéneo de aprendizaje nos ayudará a formar los diseñadores que nuestra profesión necesita con urgencia.

Fabián Bautista, autor AutorFabián Bautista Seguidores: 54

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El presente artículo no busca la espectacularidad al convocar un número abultado de lectores a través de lamentos. Por el contrario, su propósito es brindar un aporte a la construcción de la enseñanza del diseño, tema de suma importancia para el desarrollo de una profesión que como principio de evolución, merece alejarse de los abordajes sensacionalistas.

Uno de los grandes problemas que enfrentamos los académicos en las aulas de diseño gráfico, es la complejidad y dinamismo que nuestra disciplina y los estudiantes imprimen a cada sesión. Nos enfrentamos a jóvenes inquietos, multifuncionales, absortos en los medios digitales, críticos y conscientes de que las soluciones de diseño deben ser inmediatas.

Quizá una de las principales deficiencias de quienes impartimos clases de diseño, y esto se replica en cualquier otra disciplina, es la concepción de la enseñanza desde un punto de vista absolutista. De modo que, por lo general, partimos de una tesis falsa al concretizar en un cuerpo homogéneo a todos los estudiantes, dejando de lado la diversidad, las particularidades que los diferencian y convierten en seres únicos; seres que aprenden de manera específica.

Como profesores preparamos nuestras sesiones asumiendo que nos dirigimos a un espectador único, pasando por alto muchos aspectos que obligan a realizar diferenciaciones. No solo se trata de cuestiones de género, socioeconómicas, políticas o religiosas. Como docentes debemos estar preparados para afrontar una realidad evidente: cada estudiante construye su conocimiento de manera autónoma, ligado al proceso de afirmación de su identidad en evolución. Aquí es donde a menudo fallamos, al no ayudar a fortalecer las cualidades de cada estudiante, al no detectarlas.

Pensemos en un grupo de nuevo ingreso a la carrera de diseño gráfico. Si bien muchos tienen una visión en común, y en ocasiones errónea de lo que es la profesión, cada uno de los alumnos posee una cosmovisión única que se diferencia por completo de la de sus compañeros. Existen personas a las que les fascina la animación, otras cuya pasión es la imagen fija y otras más que desean ser editores de alguna revista. Pero aquí lo importante es que cada uno de ellos aprende de manera distinta. De modo que al paso de las primeras clases debemos poder discernir cuáles son sus habilidades y áreas de oportunidad.

Cabe mencionar, que este esquema es el que rige la forma de trabajo de las agencias profesionales de diseño, en donde se organiza un equipo de trabajo con cualidades distintas que al sumarse produce resultados holísticos.

Diversificación: hacer que el estudiante produzca.

Diversificar el aprendizaje es un concepto que implica la comprensión profunda de la heterogeneidad de los estudiantes. De modo, que el reto para el educador es lograr asignar tareas diferenciadas a cada uno de ellos para lograr que su desarrollo esté en correspondencia con los aspectos individuales que los caracterizan. Es así cómo el manejo de la diversidad en el aula de diseño obliga a que como decentes reflexionemos sobre el perfil y el desempeño de cada alumno para designar distintas labores que construyan un objetivo común.1

Además, si consideramos que la elaboración de un proyecto de diseño es una labor compleja, esto nos obliga a que detectemos las cualidades de cada estudiante para desarrollar las distintas actividades y potenciar así su conocimiento.
De esta manera, a los estudiantes que tienen un desarrollado sentido del análisis se les debe asignar los procesos de investigación y conceptualización. En tanto que los alumnos con un perfil extrovertido y dinámico, se les puede enfocar hacia la obtención de datos en estudios de campo o la ejecución técnica del diseño.

Si diversificamos el aula, podremos obtener como resultado una cohesión en el grupo que desencadenará sinergias por demás interesantes en las cuales los estudiantes unirán sus capacidades para desarrollar lo mejor posible el proyecto de diseño. Esto no significa que se aísle el conocimiento al volver específica la construcción de cada tarea. Por el contrario, si logramos edificar una comunidad de aprendizaje, cada alumno crecerá junto con sus compañeros y desarrollará nuevas aptitudes gracias a la sociabilización del conocimiento.

En suma, diversificar el aula nos ayuda a evitar que los estudiantes más avanzados se detengan ya que les plantearemos retos que los mantengan en un nivel de superación constante. En contraparte, aquellos alumnos con deficiencias específicas se desarrollarán mejor si les asignamos labores con las cuales puedan descubrir su talento y acrecentarlo.

De este modo, los estudiantes serán capaces de realizar una investigación cercana a la comprensión profunda de los fenómenos sociales, mediante un abordaje que involucre distintas habilidades y enfoques disciplinarios. Además, podremos propiciar que el grupo elabore su propio marco referencial, el cual será imprescindible para diseñar una estrategia de persuasión que movilice las emociones del auditorio.

Para los profesores, esta forma de concebir el proyecto de diseño nos da la libertad de utilizar todos los canales que están a nuestro alcance para que el aprendizaje sea construido por los mismos estudiantes. Además, un alumno que vive su educación en un ambiente donde la diversificación es una constante, se prepara mejor para participar en un mundo donde la colaboración es una máxima. Fomentar espacios donde cada persona desarrolle sus talentos, propicia que el conjunto logre una mejora continua basada en la experiencia de la diversidad.

A modo de conclusión, podemos enumerar cuatro puntos básicos para construir un ambiente de aprendizaje diversificado en el aula de diseño:

  1. Conocer las características de cada uno de los estudiantes. Este punto es crítico y demanda un agudo sentido de observación y análisis por parte del docente. Se sugiere elaborar varios ejercicios que proporcionen indicadores sobre las fortalezas de cada alumno. Variar las dinámicas en el aula nos ayudará a la identificación temprana de las capacidades de nuestros alumnos.
  2. Generar un ambiente de respeto en donde cada estudiante pueda construir sin límites su propio conocimiento. Recordemos que el diseño gráfico es una profesión altamente competitiva, sin embargo en el aula, se debe generar un espacio en donde cada individuo pueda aportar sin menospreciar el avance del otro. La tarea del docente es propiciar que se viva una atmósfera en donde se favorezca el aprendizaje por medio de la valoración de las virtudes del compañero para generar así un crecimiento colectivo. La competencia desmedida cuyo único propósito es evidenciar quién es el mejor, debemos confinarla a los programas de reality televisivo.
  3. Alejarse del esquema clásico en el cual el profesor habla y el estudiante escucha de manera pasiva. La diversificación en el aula implica también que el estudiante sea el actor principal en su proceso de aprendizaje. Para fomentar este nuevo proceso, se sugiere el seguimiento de proyectos cortos de diseño en el salón de clase, discusión de lecturas entre compañeros, organización de debates para poder profundizar en los conceptos de diseño, experimentos visuales y análisis de estudios de caso. Al favorecer este esquema los alumnos se acompañarán en su proceso de aprendizaje, logrando así que quienes avanzan más rápido ayuden a sus compañeros. El objetivo es generar un círculo virtuoso en la enseñanza del diseño.
  4. Los docentes somos guías que facilitan el aprendizaje del alumno a partir de su propia experiencia. Aquí recomendamos que se realicen procesos de vinculación con organizaciones externas a la Universidad, para que se desarrollen proyectos de diseño reales. En nuestra experiencia, el estudiante se involucra de manera profunda con este tipo de programas debido a que es una oportunidad de interactuar de manera directa con un cliente y su problema de diseño.

Si como académicos deseamos generar un cambio positivo en nuestra profesión, debemos comenzar en el aula, que al final de cuentas es donde se gestan los diseñadores que pueden construir la diferencia que como gremio necesitamos.

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  1. Tomlinson, C.A. (2005). Estrategias para trabajar con la diversidad en el aula. Buenos Aires: Paidós (p. 44)
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