Imágenes del cine de terror
De Terror
Un recorrido por el cine de terror y sus afiches o, dicho de otro modo, un paseo por la representación visual del miedo.
AutorSebastián Vivarelli Seguidores: 335
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Asesinos seriales, monstruos, científicos locos, el mal como ente abstracto. Todos ellos elementos que conforman el universo temático del cine de terror. Un género que busca representar visualmente algo tan antiguo como el hombre mismo: el miedo.
Serial killers
¿Cómo obtener una típica película de asesinos seriales? Combinando —a gusto— los siguientes ingredientes: un psicópata enmascarado, un cuchillo, motosierrra o cualquier elemento contundente, un grupo de adolescentes desenfrenados, y una fuerza pura/virginal que pueda destruir al asesino. «La matanza de Texas», film fundacional dentro de esta temática, advierte ya en su afiche (muy explícito por cierto) acerca de la veracidad de los hechos relatados. Un trastornado personaje, «Leatherface» (cuya máscara estaba confeccionada con la piel de sus víctimas), descuartiza con su motosierra a un grupo de jóvenes que vacacionan en el lugar. La máscara, elemento fundamental en esta tipología de films, se traslada también como elemento icónico a los carteles. Así lo confirman Jason y su máscara de hockey (saga «Viernes 13»), los asesinos de «Halloween» y de la saga «Scream» y Hannibal Lecter en «El silencio de los inocentes» (cuyo atípico —para el género— y hermoso cartel constituye una pieza original y memorable). Otro elemento recurrente en los afiches, son las diferentes armas con las que los asesinos hacen «honor» a su oficio.
El Bien versus el Mal
La suspensión del «Código Hays»1 en 1967 (que entre otras cosas prohibía realizar films que indujeran al espectador a tomar partido por el crimen, el mal o cualquier acto considerado pecaminoso), posibilita al cine estadounidense retomar abiertamente esta temática. Tanto «El bebé de Rosemary» —también llamada como «La semilla del diablo»— como «La profecía», films claves de este período, relatan la presencia del hijo de Satán dentro del seno familiar. Relación —la de los niños con el mal— que es reflejada en los carteles mediante la presencia de los mismos. En cuanto a riqueza comunicacional, el afiche de «La profecía» va un poco más allá, ya que replica la marca de la bestia (666) presente en la cabeza del niño (elemento clave de la película) en forma de juego tipográfico en el título. A diferencia de estos, el cartel de «El exorcista» —que cuenta la posesión diabólica de una niña de doce años y los exorcismos a los que fue sometida— «toma partido por el bien» al resaltar (manteniendo un ambiente visual tenebroso y sobrenatural) la figura del cura encargado de enfrentar al demonio.
Monsters Inc.
Algo del «Star system»2 representan estos monstruos. Si bien aquel sistema diseñado por los grandes estudios de Hollywood tenía como fin enaltecer la figura de bellos actores (llevándolos a nivel de «estrellas») y no de monstruos, subsiste en estos el espíritu de aquella mezcla entre actor y personaje (evidenciada en la leyenda que afirma que Béla Lugosi llegó a sentirse vampiro de tanto interpretar a Drácula). De ahí los primerísimos planos de rostros —tanto que en más de un caso hasta aparecen sin cuerpo— ocupando la mayor parte de la superficie del cartel. Solución visual que genera en el espectador, más que susto, la sensación de encariñarse con estos seres. Todos los demás elementos de los carteles (tipografías, paisajes, texturas) quedan claramente relegados a un segundo plano.
Zombies
Son muchas las interpretaciones que se han hecho acerca del cine de zombies y aquellos tópicos que toca metafóricamente: malestares civiles, racismo, y sobre todo, el miedo a las masas. Lo cierto es que para cualquier cinéfilo, más allá de cualquier simbología, la sola idea de pensar en una invasión zombie —muertos vivientes que se mueven en grandes grupos y cuya mordida además de ser mortal, es altamente contagiosa— implica correr lo más rápido posible, refugiarse y tratar de no convertirse en su alimento (más teniendo en cuenta que nuestro cerebro constituye su plato principal). Sus carteles han representado con absoluta fidelidad la esencia de estas temáticas: el automatismo del muerto viviente, el encierro como principal opción de defensa y la —siempre— amenazante presencia del zombie.
La ciencia metió la cola
La moraleja de aquellos films en los que el ser humano juega a ser Dios por un instante (experimentando con la creación o manipulación de vida), ha sido clara: no existe final feliz posible. Ya sea utilizando drogas para experimentar con la personalidad (Dr Jekyll y Mr Hyde), sea trabajando sobre la reanimación de cadáveres (Re-animator) o tratando de teletransportar seres vivos (La mosca), lo que espera al aventurado científico es siempre un resultado atroz y deforme. Además de mostrar estas situaciones, los afiches de películas de esta temática presentan a la sociedad el prototipo del «científico loco», ese ser lunático y obsesionado por su labor que (aislado del resto de la sociedad) tratará de lograr sus planes sin dilemas éticos ni morales.
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- El código Hays fue un código de producción cinematográfico que determinaba con una serie de reglas restrictivas qué se podía ver en pantalla y qué no en las producciones estadounidenses. Creado por la asociación de productores cinematográficos de Estados Unidos (MPAA) describía lo que era considerado moralmente aceptable.
- Star system («sistema de estrellato» o «sistema de las estrellas») era el sistema de contratación de actores en exclusividad y a largo plazo de utilizado por los estudios de cine en la denominada época dorada de Hollywood para asegurarse el éxito de sus películas.
Bibliografía:
- Colección «Cien Años De Cine», La Nación Revista.
- Colección revista «El amante».
- «1001 películas que hay que ver antes de morir», Steven Jay Schneider, GRIJALBO (2007).
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