Ser posmoderno

Un alegato a favor de la lucidez crítica de los diseñadores.

Norberto Chaves, autor AutorNorberto Chaves Seguidores: 3937

Ilustración principal del artículo Ser posmoderno

El desconocimiento de las implicaciones éticas, culturales y económicas de las nuevas tendencias sociales y de sus respectivos orígenes, hace que éstas sean dadas por inocuas. Esto se observa tanto en los usos y costumbres de la cotidianidad como en la política, la ideología y los géneros del pensamiento y el arte.

Nuestra época nos enfrenta a un cúmulo de acontecimientos inesperados, sorprendentes, que superan nuestras capacidades de interpretación; hechos que se nos imponen como verdades históricas inapelables e inmodificables. Y esto hace que tendamos a aceptarlos y sumarnos a la tendencia, aunque más no sea para no ir contra la corriente y ser vistos como atrasados. Es el fenómeno que los teóricos denominan «mímesis»: contagio pasivo, irreflexivo.

Ahora bien, el hecho de que no logremos descubrir sus implicaciones ni sus orígenes, permite que adscribamos tanto a las tendencias positivas como a las negativas. No es poco problema: ignoramos el signo de nuestras propias adhesiones.

El actual escenario social está signado por el modelo de la posmodernidad, que no es un mero estilo o moda, sino, al decir de Fredric Jameson, la «lógica cultural del capitalismo avanzado». Ese modelo condiciona todos los comportamientos sistémicos, no marginales ni anecdóticos. Y entre ellos, tiene un protagonismo absoluto la comunicación; no sólo la comunicación social sino incluso la interpersonal.

El diseño, por consiguiente, recibe ese impacto, y en sus campos predominantes ya no responde a los patrones de la modernidad. Ese cambio, que podría, y suele, interpretarse erróneamente como mera moda o evolución del gusto, es un hecho revolucionario, pues implica una alteración radical de los modelos de producción, distribución y consumo de los bienes sociales, en el sentido más amplio de la expresión.

El escaso desarrollo de los recursos teórico-ideológicos en la profesión del diseño es el flanco débil por el cual se cuelan aquellas tendencias. Los diseñadores (salvo en los casos excepcionales de una formación humanística autodidacta), carecen de anticuerpos para garantizarse una mínima autonomía frente a aquellos condicionamientos. Y caen ya no sólo en la producción dentro de la tendencia (conducta prácticamente inevitable) sino en su alegre festejo y legitimación (actitud colaboracionista claramente evitable).

La obsecuencia ante la oferta tecnológica; la apología acrítica de la innovación; el regodeo en los caprichos de la creatividad banal, son todos producto del mercado del simulacro que plantea reclamos que no se pueden desatender sin perder el trabajo. Pero conviene cobrar consciencia de sus efectos degradantes, aunque más no sea por una cuestión de dignidad.

En uno de mis últimos libros, Ser posmoderno. Dilemas culturales del capitalismo financiero, analizo los pros y los contras de ese cambio. Sintéticamente, allí señalo por un lado la inviabilidad de toda intención de revertir el proceso y, por el otro, el carácter suicida de una adhesión acrítica a él. He ahí el conflicto. Este conflicto es el que alienta la huida hacia la utopía o el reformismo ingenuo, presentes detrás de las propuestas de «diseño alternativo». Independientemente de su viabilidad, tales propuestas no resuelven el problema de fondo. Pero mitigan la culpa. Brindan salidas de emergencia a una consciencia desarmada, incapaz de detectar la dimensión de la crisis y sus causas.

Como miembro que soy de una generación combativa en la cual la crítica desalienante era una conducta generalizada, desde mis inicios en la tarea pedagógica, allá por los años 60, he venido trabajando prioritariamente sobre estos temas. Opción que he tomado en un intento, no demasiado exitoso, de aportar a la lucidez de los diseñadores. Ser posmoderno ha sido un último intento.

Obra contra ese combate (que cada día veo como más quijotesco) la paideia negativa ejercida por la atmósfera ideológica dominante. A ello se suma el pragmatismo tecnocrático y la ideología neoliberal predominantes en las escuelas de diseño. Sólo excepcionalmente las academias alertan a sus estudiantes sobre las amenazas éticas implícitas en sus mercados. Para captar clientela incauta, la oferta pedagógica tranquiliza la consciencia de los jóvenes vendiéndoles hipócritas utopías («Design can change the world», Istituto Europeo di Design). Y les privan de un conocimiento de la sociedad, objetivo y radical, o sea, de sus raíces. Y las terapias paliativas sin diagnóstico agravan el cuadro.

Trabajar es colaborar, directa o indirectamente, con un mercado real que impone sus condiciones, normalmente injustas o conflictivas. No es grave: lo grave es ignorarlo y festejar la propia alienación.

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Retrato de Guillermo Páez
1
Ago. 2020

Como un profesionista hijo de esas generaciones que comentas, que crecemos a la sombra de la posmodernidad, me es grato leer esta crítica sobre el papel enajenante que toma nuestra profesión. Gracias por el respiro. Estaré leyendo más de tu trabajo.

Saludos.

0
Retrato de Norberto Chaves
3937
Ago. 2020

Estimado Guillermo. Gracias por tu comentario sobre mi artículo.

Es gratificante descubrir que alguien comparte nuestro malestar ante un mundo que no desea nuestra felicidad. ¡Gracias por el respiro!

Norberto

1
Retrato de Guillermo Páez
1
Ago. 2020

Norberto:

Muy buenas noches desde México.

Como te comenté, estuve viendo varias de tus conferencias y leyendo varios de tus artículos (principalmente, los publicados en tu página personal). Con esto de por medio, me encuentro en una grave disyuntiva: tengo la posibilidad de agobiarte con una metralla de preguntas sobre particularidades de los temas que has tocado o elogiar tus conclusiones... principalmente, porque estoy de acuerdo con ellas.

Hasta donde te he leído, comparto muchos elementos de tu análisis (si bien nutridos por otro contexto temporal y espacial). Honestamente, con ya casi 10 años que llevo en este oficio, nunca pensé que encontraría esa coincidencia de perspectiva profesional en el campo.

Como bien dijiste, siempre nos arriesgamos a la decepción y sé que todo intercambio social es siempre una apuesta. Pero me sentiría profundamente honrado de compartir correspondencia, discutir y aprender con usted, colega.

De nuevo, muchas gracias por poner el dedo en la llaga y seguir empujando a otros a hacerlo. Reavivas mi impulso de empujar hacia adelante.

Gracias.

0
Retrato de Norberto Chaves
3937
Ago. 2020

Tendré mucho gusto en mantener un diálogo contigo sobre estos temas. Para ello puedes comunicarte directamente conmigo a través de mi página web. Un cordial saludo. Norberto.

0
Responder
Retrato de Jose Salazar
1
Nov. 2019

tu lo has dicho ser humanística autodidacta, siento que los diseñadores actuales, estudiantes o recién graduados aun tienen miedo de lanzar sus ideas nuevas; me identifico mucho por este texto porque realmente la mayoría seguimos una tendencia

0
Retrato de Tata Irrazabal
4
Feb. 2019

si, la verdad que bárbaro.

0
Retrato de Raúl Jaramillo Bustamante
11
Dic. 2018

Interesante. Un alegato que advierte, pero no evita - no puede evitar el derrotero - la secuencia de eventos que se perfilan...¿Acaso, alguien puede? Hemos sido testigos del siglo de las luces, de la populosa voz que susurraba en rincones y encontró eco en las grandes plazas y reclamo su espacio en la historia. Hoy esa voz se diluye, apaga, en los meandros del consumismo pos modernista. Ave, Caesar, morituri te salutant.

0
Retrato de Néstor Damián Ortega
414
Nov. 2018

Norbeto, excelente texto, la respuesta a este modelo serán diseñadores con "una formación humanística autodidacta" como bien apuntas, que se replanten el diseño, su formación y su sistema.

0
Retrato de Pau De Riba
49
Nov. 2018

1. Un texto que aborda alguna de las implicaciones de ideas (algunas de identidad corporativa) que tenemos asumidas como "lo normal": https://e451.net/la-politica-d...

2. Una opción es los proyectos de iniciativa propia del diseñador, no por eso salen del sistema pero sí tienen mayor poder de decisión para definir el proyecto. No es magia, ni el única camino ni es fácil pero es una opción.

1
Retrato de Cristian Petit De Murat
20
Nov. 2018

¿QUÉ?

¿«mímesis»... "Los diseñadores... carecen de anticuerpos"... "actitud colaboracionista"... "obsecuencia ante la oferta tecnológica"... "apología acrítica de la innovación"... "huida hacia la utopía o el reformismo ingenuo"... "paideia negativa"... "pragmatismo tecnocrático"... "terapias paliativas sin diagnóstico"...

¡Con razón él mismo dice que ha hecho "un intento, no demasiado exitoso, de aportar a la lucidez de los diseñadores"!

Por otra parte, Chaves escribe dos veces "consciencia" donde hubiera bastado "conciencia". Problemas de la grandilocuencia...

1
Retrato de Jorge Piazza
60
Nov. 2018

¿Existe un diseño por fuera de esas condicionantes? ¿O la alienación es condición necesaria para no vivir en una contradicción insoportable?

En cuyo caso, ¿esas frases grandilocuentes que sitúan al diseño en el pedestal de la utopía son solo expresiones producto de un onanismo intelectual, a sabiendas de su inutilidad (y del daño que causan)?

3
Retrato de Teresa Jular Pérez-Alfaro
0
Nov. 2018

Ciertamente, Norberto, los diseñadores que desearíamos contribuir lo menos posible al capitalismo depredador precisamos de mucha lucidez para no caer en las múltiples trampas que este nos tiende y generar anticuerpos que nos ayuden contra el contagio inevitable que sufrimos continuamente, dada la sobreexposición de maldades a la que estamos sometidos en ese inevitable mercado en el que vivimos y ejercemos.

Seguramente tu libro podrá darnos pistas y apoyos que busco hace tiempo y que encuentro en otros profesionales, en humanistas con los que trabajo, en intelectuales a los que sigo... Y también en docentes. Algunos de ellos, a los que respeto mucho, por su sostenido compromiso con esa misma intención, están en el Istituto Europeo di Design en Madrid.

En un artículo tan corto, cuestionar esa institución que, me consta, está poniendo a disposición de sus alumnos herramientas concretas para ejercer el oficio con una ética que salga de las tripas, me ha hecho preguntarme y, preguntarte:

¿Dónde has ido a mirar para escribir tu libro? ¿Al afuera o a tus percepciones? ¿Cómo nos podrás ayudar a descubrir "el signo de nuestras propias adhesiones"?

Saludos cordiales.

1
Logotipo de Fernando Ibarra Melgarejo
1
Nov. 2018

Ya estoy viendo la manera de conseguir el libro en Lima. Saludos.

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