Nuevas tecnologías en la enseñanza de nivel superior

Se habla mucho de los cambios que implica el uso de nuevas tecnologías en la educación superior, pero ¿realmente se aplican de manera correcta?

Cecilia Escobar, autor AutorCecilia Escobar Seguidores: 9

Fernando Rodríguez Álvarez, editor EdiciónFernando Rodríguez Álvarez Seguidores: 216

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Es un hecho que cada vez más las escuelas de nivel superior se ven en la necesidad de integrar las nuevas tecnologías en sus aulas de clase. María Cristina Martínez (2013) comenta que la Universidad 2.0, es aquella que al apropiarse de las herramientas sociales en la web, produce más conocimiento y lo difunde entre comunidades virtuales.

Este es el verdadero sentido que debería tener toda universidad que presuma de aplicar las nuevas tecnologías: contribuir al conocimiento y compartirlo en la web a través blogs, redes sociales, sitios web, wikis, etcétera. Utilizar las nuevas tecnologías no se limita a tener equipos de cómputo y software actualizado, lo que importa es cómo se apliquen y se auxilien de ellas para propiciar la enseñanza y aprendizaje; si sólo se limitan a utilizar los buscadores de información como Google, Yahoo o Bing, el objetivo no se está cumpliendo, pues los estudiantes sólo buscan, copian y pegan, lo cual no es significativo, ni les aporta conocimiento.

Pablo Bongiovani, citado por Martínez, comenta:

«Para poder aprovechar las TIC, hay que tener un mínimo de alfabetización digital y varias competencias comunicacionales. Si el alumno no las obtuvo o no supo autogestionarse, determinados aprendizajes que, en general, el sistema formal no contempla (porque no puede tanto seguirle el tren a las Nuevas Tecnologías), puede ser que la vorágine tecnológica le juegue como enemigo/a». (Martínez, 2013, p.14)

Las nuevas tecnologías obligan a las universidades a reconsiderar sus sistemas de educación. No son más espacios de aulas con alumnos y un profesor que adquieren conocimiento, ahora son centros de generación de información, con prosumers (productores y consumidores de información) y un guía para los procesos de aprendizaje.

La información que brinda el profesor ya no es la única, los alumnos tienen a su disposición miles de recursos para obtenerla y complementarla, por lo que requieren de orientación para curar esa información, es decir, desarrollar su capacidad interpretativa, como menciona Celestino Arteta (2013), disponer de las habilidades para la búsqueda y obtención de la información en la web, discernirla, procesarla y comunicarla, para transformarla en conocimiento.

«La Universidad del siglo XXI debe ser punto de fuga que genere líderes y estos a su vez originen propuestas verdaderas que hagan viable el desarrollo de la humanidad, la ciencia y la tecnología». (Martínez, ibid.)

El éxito de la integración de las nuevas tecnologías en las aulas se complica si los profesores no están preparados. Actualmente existen diversas comunidades de docentes que comparten información sobre cómo integrar los recursos tecnológicos en sus clases.

Francisco Martínez (2004), dice que la transformación más importante debe de darse en los actores de la educación superior pues ellos representan los paradigmas de enseñanza y aprendizaje. Además, menciona los beneficios de la incorporación de las nuevas tecnologías en  educación superior, de acuerdo con las conclusiones de las conferencias de UNESCO, entre 1996 y 1998:

  • Son consideradas instrumentos para la universalidad de la educación superior
  • Son instrumentos para propiciar la equidad de acceso a la educación
  • Producen equilibrio entre internacionalización y contextualización
  • Contribuyen al mejoramiento de la calidad docente
  • Contribuyen a elevar la calidad de la educación superior
  • Promueven la cooperación entre instituciones, estudiantes y docentes
  • Promueven una educación constante, permanente, vitalicia y sin fronteras.
  • Facilitan la diversificación y flexibilidad en la educación
  • Contribuyen al mejoramiento de la calidad de interacción entre profesores y estudiantes
  • Actúan como catalizadores de acciones transformadoras de los paradigmas tradicionales de trabajo en la educación superior.
  • Promueven la interdependencia con el mundo laboral. Martínez (2004).

Las nuevas tecnologías por sí solas no pueden generar esa transformación, necesitan aplicarse en entornos preparados. Primero deben identificarse las necesidades por cubrir y resolver; contar con los recursos económicos, técnicos y de personal para administrarlas; evaluar las limitaciones —en el caso de México, muchas universidades aún no cuentan con una red Internet de calidad—; en suma, aunque se tenga el equipo, el personal y los recursos didácticos, las nuevas tecnologías no se pueden implementar de manera exitosa.

Es importante también estar atento a las demandas de los jóvenes, pero sobre todo de sus habilidades tecnológicas, ya que muchos de ellos pueden aportar grandes recursos e ideas para el aprovechamiento óptimo de las nuevas tecnologías; están más familiarizados, pasan más tiempo en las redes y dominan más herramientas, al ser nativos digitales el manejo de la tecnología les resulta sencillo y natural.

La aplicación exitosa de las nuevas tecnologías traerá como resultado alumnos que contribuyan a la producción y distribución de información, profesores que fomenten la participación del estudiante a través del análisis y evaluación de esa información, así como la actualización de conocimientos y, finalmente, las universidades podrán establecer enlaces con otras instituciones, para compartir experiencias y generar vínculos con el sector empresarial e industrial. De esta manera todos los actores de la educación superior podrán contribuir al enriquecimiento de la información.

Aún hay mucho por hacer y aunque parezca complicado no podemos permitir que la tecnología nos rebase, debemos adaptarla para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y entender que el conocimiento no sólo ocupa el territorio del aula, sino ahora se expande, traspasa fronteras y crea comunidades internacionales de información.

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Bibliografía

  • Arteta Iribarren, Celestino (2013) «Curación de contenidos. Filtrar, organizar, distribuir», en Aprender para educar con tecnología, núm. 4, Buenos Aires, pp. 20-22.
  • Asimov, I. (1988) Previniendo el impacto de internet. Ver video en Youtube.
  • Martínez, María Cristina (2013), «Universidad 2.0 en el siglo XXI», en Aprender para educar con tecnología, núm. 4, Buenos Aires, pp. 12-14.
  • Martínez Sánchez, Francisco (coord.) (2004), Nuevas tecnologías y educación, Pearson Educación, Madrid.
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