Las mañas del venezolano en la moda

Venezuela se considera un mosaico cultural debido a la gran mezcla de razas que integran su población. ¿Como se refleja esto en sus hábitos del vestir?

Carolyn Aldana Kukiel, autor AutorCarolyn Aldana Kukiel Seguidores: 64

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Venezuela el país y venezolanos quienes lo habitamos. Cada vez que nos referimos a nuestra cultura lo hacemos conscientes de los orígenes europeos, africanos y de los pueblos originarios que habitaban estas tierras antes de la colonización. Din embargo dentro de todo este contexto no logramos identificarnos como verdaderos venezolanos en lo que a indumentaria se refiere. Llama mucho la atención ver que en la calle se llevan con mucho orgullo marcas extranjeras, en otros casos ropa que no se adecúa a las condiciones climáticas que predominan en nuestras ciudades. En los programas de TV sobre las últimas tendencias, se suele ver mucha ropa de invierno, abrigos, sweaters, pieles y la mayoría sueña con usarlos.

Al comenzar a estudiar la indumentaria del venezolano se nota de manera clara el predominio de elementos masculinos, debido que los primeros en llegar al país durante el periodo colonial fueron los hombres, la mujer tardo en llegar a América y por supuesto vinieron en un número reducido. Estaba prohibido que las solteras tocaran tierras tan lejanas, es por ello que cuando esta población fue creciendo ya existía la unión de negros, aborígenes y blancos.

Por supuesto que la moda —tanto femenina como masculina— hasta principios de 1810 era dictada por los españoles. Posteriormente todo cambió con las ideas independentistas provenientes de Francia, que dominaba a Venezuela en esos momentos. A partir de allí toda la indumentaria, accesorios y hasta costumbres buscaron ese referente.

En la independencia, con la llegada de Guzmán Blanco a la presidencia, el teatro se convierte en el centro social y de tendencias para los venezolanos. Para ese entonces las revistas de moda francesas eran las más buscadas por las damas: vestidos estampados de flores, sombreros, lazos, plumas, colores y muchos accesorios eran los detalles más comentados en las crónicas sociales de la época. Las telas más utilizadas eran las panas, las sedas y los encajes todos provenientes del extranjero. La mantilla logro mantenerse al periodo post-independentista. Se considera que esto se debe al apego religioso de las venezolanas y formaba parte indispensable de cualquier guardarropa. La estética masculina encontró su propio espacio en ese periodo, tanto hombres adultos, jóvenes y niños compartían el mismo uso de las prendas de vestir. Entre los más solicitados estaban las telas de paño, los kashimires, terciopelo labrado, chalecos, casacas, levitas, chupas1, los pantalones podrían ser de raso o casimir. Tanto era el afán masculino por verse bien que se creó el término «Pepito», para aquellos jóvenes que siempre estaban bien vestidos.

Algo que captó mucho mi atención fue la manera en que lo expedicionarios europeos veían nuestras costumbres y modas. Jenny de Tallenay fue la hija de un diplomático francés que llego a Venezuela en 1881. Ella se encargó de observar de manera detallada todos los acontecimientos de esa época. En su libro Recuerdos de Venezuela comenta lo interesante de ver la Plaza Bolívar de Caracas llena de una mezcla impresionante de razas, y trajes vistosos:

«Las señoritas llevan la cara enmarcada con una bonita mantilla graciosamente levantada en la nuca […] tenían rasgos delicados y regulares animados por bellos ojos negros […] desgraciadamente hacen desaparecer toda finura de su rostro encantador bajo espesas capas de colorete y polvos de arroz. Hasta se encuentran a veces niñas de siete a ocho años ridículamente maquilladas hasta el blanco de los ojos. […] no es raro ver jóvenes negras con los hombros y los brazos color ébano, mostrar una cara cenicienta toda maquillada con una capa espesa de polvos de arroz».

Desde muy jóvenes las venezolanas eran víctimas de fashion. Sin importar la edad, raza o condición social, buscaban resaltar y una moda que era asumida por el colectivo sin importar el modo en que se veían con tal de seguir la tendencia del momento (no es casualidad que hasta hoy suceda lo mismo). Y así continuó Venezuela durante todo el siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Pasando por la conocida silueta «S» lograda por medio del uso del corsé. En su libro Tradiciones caraqueñas, Lucas Manzano (1967) narra los artilugios para poder usar de manera adecuada tan terrorífica prenda. «Había que tener el estómago vacío y el primer ajuste se hacía hasta que «la mártir» estuviese un poco sofocada. Se esperaban unos minutos y se hacía un nuevo ajuste, y así tres o cuatro veces más. Los intervalos servían para que los órganos se fueran acomodando por la presión exterior». Muchos relatos cuentan que en la Plaza Bolívar de Caracas se veían grupos de mujeres idénticas a los cuadros de Renoir.

La Belle Epoque hizo de Caracas una pequeña París. Me impresiona mucho esta información que de manera reiterada aparece en varios textos, pues comenzando por las condiciones climáticas, los orígenes de la población y la geografía, Caracas no tiene absolutamente nada en común con aquella ciudad europea. Ya para 1922 «muchas señoritas calzaban botines adornados con lazos y realzando su aire de inocencia por la cinta azul pálido que les ceñía la cabeza, recogida la cabellera en peinado de piñata que se socorría con abundancia de horquillas, vertían aún las angélicas batas de la moda princesa».2 Las más audaces usaban el corte de cabello tipo garconney, fumaban en público. Las faldas se acortaron y eran de talle bajo, medias de seda color carne y zapatillas con tacón. Los caballeros preferían los sacos con tachones en la espalda, usaban sombreros de pajilla, las camisas eran de cuello corto preferiblemente a rayas y las corbatas eran tejidas y bien angostas. La «gomina» en el cabello era el elemento principal para lograr el look con raya en medio.

Varios acontecimientos importantes surgen a raíz del auge de la industria petrolera en Venezuela, posterior a los avatares ocasionados por la Primera Guerra Mundial en Francia:

  1. La llegada del personal originario mayoritariamente de Texas que trabajaba en las compañías petroleras.
  2. La influencia del cine estadounidense con sus grandes estrellas.
  3. La industrialización del país.

En las fiestas se cambió el champagne por el whisky, el tenis por el béisbol y el American Way of Life se apodero de los venezolanos.

Para los años 50 Dior dominaba el mundo de la moda. En esa misma época abre su primera Boutique en Caracas, conjuntamente con Ungaro, Yves Saint Laurent, Gianfrano Ferre. Creando el culto a la alta costura, las venezolanas fueron fieles compradoras: desde vestidos de novias, 15 años y gala, pasando por el pret á porter que presentaban en algunos catálogos las grandes casas de moda. Susana Duin gana en 1955 el concurso de Miss Mundo, lo que trajo consigo este auge por los concursos de belleza, trajes de fantasía, coronas, joyas, y lujo desbordante.

El año crucial para la industria de la moda fue 1983, con el conocido «Viernes Negro» y el cierre de las importaciones, impidiendo que las casas de alta moda pudieran presentar a sus clientas diseños 100% importados, así como traer telas e insumos para la elaboración de estos diseños en el país, cerrando de manera eminente hasta el día de hoy sus puertas. Pero de lo malo a lo bueno, nace una serie de diseñadores maravillosos (aunque actualmente la mayoría vive en el extranjero): Carolina Herrera, Mayela Camacho, Ángel Sanchez. Llega un pupilo de Balenciaga, el señor Guy Meliet, y crea el lujo a la venezolana (aunque de origen Francés). Nada es casualidad en la moda.

Tal fue mi afán por investigar que me fui a la Biblioteca Nacional en Caracas, y encontré un estudio antropológico sobre el venezolano. Explica lo siguiente: si bien es cierto que son dos los objetivos principales que tiene la vestimenta (la protección y el prestigio), se podrían añadir el deseo de atracción sexual y la novedad. En el caso de los países tropicales como venezuela, la protección está asociada a las altas temperaturas y al sol. Pero se puede notar que se ha ido tornando más hacia al prestigio y las apariencias. Las condiciones climatológicas quedan en un segundo plano.

Las venezolanas son perceptibles a los cambios ocurridos en la moda femenina en los sectores con más recursos, en función de los patrones que dicta la moda internacional. Algo que se evidencia por el continuo cambio en los largos de las faldas, talle, formas y escotes. En términos de vestimenta masculina el hombre venezolano viste como cualquiera de un país industrializado, siendo más notable en el caso de los jóvenes, quienes se sienten claramente atraídos principalmente por las modas impuestas por Estados Unidos, debido al uso constante de los zapatos con marcas deportivas, jeans y franelas.

Por lo general, en hombres y mujeres de las ciudades, se nota una formalidad en el vestir mayor que en el resto de los países del Caribe. La utilización de trajes con corbatas se encuentra bien extendida a pesar de las condiciones climáticas. Es notable el grado de preferencia por la moda extranjera, al punto que en muchos casos se prefiere un artículo importado aunque cueste mucho más, debido no solamente a su estilo sino también por la creencia de que es más resistente y tendrá mayor durabilidad.

Dentro de tanta investigación, leí en algún lado que somos bien duros al momento de hacer una crítica entre venezolanos. La historia así lo demuestra, en muchas ocasiones preferimos lo extranjero a lo hecho en casa. Considero que esto es fundamental para cambiar el futuro de las empresas manufactureras indispensables para la industria de la moda y no vivir sólo del petróleo y sus derivados.

Los hechos vividos recientemente en el 2002 crearon a un sentimiento de pertenencia y amor por lo nuestro que anteriormente no se había percibido. Nacieron los mercados de diseño y con ellos marcas que 10 años después logran ubicarse en el contexto nacional y en algunos casos internacional. Creo fielmente que estamos en el inicio de dar un cambio importante en el ámbito del diseño a nivel nacional. Hemos entendido que somos capaces de crear diseños funcionales (que es uno de los objetivos principales de un buen diseño) porque son creados por venezolanos para venezolanos, que llenan sus expectativas comerciales, de uso, estéticas y psicológicas, pero mejor aún las llevamos con orgullo porque de una u otra manera nos pertenecen y nos identificamos con ese diseñador que trabaja por el país porque cree en él. Es momento de continuar apoyando todas las iniciativas, seguir preparándonos y cambiar un poco las mañas del venezolano en modas. Creemos juntos un nuevo capítulo en nuestra historia.

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  1. Las chupas eran un tipo de chaleco. Se hacían de telas lujosas y vistosas que creaban contraste con las casacas.
  2. Diario El Nacional, suplemento Modas y Modales del siglo XX, 3 de Agosto de 2001.
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