La Bauhaus y el inicio de una propuesta pedagógica novedosa
Una reflexión histórico-cultural sobre las circunstancias que motivaron el inicio de la escuela Bauhaus, después del final de la Gran Guerra.
AutorCarlos Ortega Seguidores: 15
EdiciónFernando Rodríguez Álvarez Seguidores: 216
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Después de la Gran Guerra, Alemania se identificaba con un nuevo tejido social, cultural y práctico.
En un principio, la gente creía que el renacimiento espiritual vendría con el nuevo siglo. Después, al ver que no era así, lo buscó en la exultante efervescencia nacionalista que había acompañado al inicio de la guerra. Pero, al igual que Gropius, la gente encontró, en vez de la unidad espiritual, neurosis bélica, gritos en la noche y desesperación.
Antes de la Guerra, en las ciudades alemanas se vivía una transformación socio-económica importante. Para finales del siglo XIX, el proceder industrial era una característica del nuevo estado capitalista. Alemania se convirtió en un país relativamente moderno (Richard, 1979, p.15). Con esta dinámica económica se alteró todo. Lionel Richard argumenta que existió un regreso a las tradiciones, motivado por una mirada nacionalista en el territorio alemán.
La Alemania de finales del siglo XIX transformó toda su estructura económica. «A partir de la fundación del Reich en 1871, Alemania con un impulso de modernización, dejó de ser un estado agrícola para convertirse en una nación industrial» (Droste, 2006, p. 9). Se ubicó en los primeros lugares de la producción europea y al mismo tiempo incrementó su capacidad militar, que la llevaría a formar parte de la Triple Alianza. La Gran Guerra se inició a mediados de 1914 y enfrentó a las principales potencias militares e industriales del momento. El escenario europeo fue el centro de las operaciones bélicas. Fueron días de terror, muerte y destrucción, que culminaron con la derrota de la Triple Alianza el 11 de noviembre de 1918.
El desarrollo de la guerra tuvo repercusiones en la sociedad alemana. Se menciona que «durante todo el mes de noviembre de 1917, estallaron huelgas, calificadas sin duda por las autoridades como puramente económicas, pero que demuestran que la revolución bolchevique actuó como un fenómeno en la clase obrera alemana» (Richard, 1979, p. 74). Estos trabajadores rechazaron las políticas productivas impuestas por el nuevo capitalismo, que buscaba expandir el territorio a través de la guerra. El proceso industrial y la producción de los objetos fueron el centro de la discusión.
Terminada la Guerra, el desmembrado estado alemán se enfocó en un ejercicio pedagógico como alternativa integradora y a la motivación de la conciencia social: «históricamente, los inicios de la Bauhaus parecían la reanudación de la época de las esperanzas románticas de un pueblo unido. De hecho, en 1918-1919 la vuelta a la artesanía parecía más cercana que nunca» (Haus, 2006, p. 20). Las sanciones económicas impuestas por los países aliados a Alemania buscaron resolver los errores que trajo la Gran Guerra, así como anular la capacidad industrial de la poderosa nación. «La economía de subsistencia de la posguerra reforzó políticamente e ideológicamente la artesanía pequeño burguesa, que antes del conflicto parecía sufrir la fuerte amenaza de la industria. De allí surgió el trasfondo real y político para el primer llamamiento de Gropius para la formación de la Bauhaus» (Haus, op.cit.).
Arte e industria
La Bauhaus fue creada en 1919, un año después del fin de la guerra. Su nueva propuesta pedagógica se fundamentó en la exploración que realizaban los aprendices (estudiantes) en los talleres de artesanos. El clima de la derrota alemana se sentía en cada una de sus ciudades, motivando una fuerte incertidumbre social, que pretendía solucionar la mencionada escuela. «A finales de abril de 1919, en Deutschland se publicaron diversas declaraciones, además del Manifiesto de la Bauhaus. Comprobaron que lo que Gropius tenía in mente no era precisamente dorar marcos» (Hochman, 2002, p. 122). Un pensamiento político se discutía entre sus miembros, interesados en motivar la reconstrucción del pueblo alemán.
Claramente, se vivió en este momento una comprensión de la relación arte e industria; la producción se alejó de la vida alemana, cita Rainer Wick, 1988.
La Bauhaus proclamaba la humanización de la técnica, la funcionalidad, la economía, la equidad de materiales acabados. Gropius quería reencontrar una expresión estética unitaria. […] A pesar de que la guerra dejó la sensación de que la labor artesanal se acercaba, la idea era defender el progreso industrial y lograr que la vida de muchas personas tuviera una mejor calidad.
La realidad alemana de principios del siglo XX estaba condicionada por el inicio de la industrialización. Estos procesos de producción desencadenaron inconvenientes en la calidad de los objetos fabricados por máquinas. La misma situación se estaba viviendo en otros contextos, que incluso estaban mucho más adelantados en el proceso industrializador.
Ruskin veía en la industrialización un peligro tanto para el consumidor como para el productor: para el consumidor, en la medida en que este se deformaba estéticamente, debido a la oferta de artículos en serie de menor calidad y de mal gusto; para el productor, porque mediante la producción privada se le privaba de la posibilidad de una próspera autorrealización
Ahora los lineamientos pedagógicos de la escuela propusieron pensar que el arte debía ser más crítico, debía generar conciencia política en las clases obreras y compromiso social en los artistas. «La Bauhaus, vinculada con la vertiente más abstracta del Jugendstil, además de la Deutscher Werkbund y el expresionismo del Novembergruppe, fue la única institución que llevó a cabo estos ideales» (Amigo, 1992, p. 229). «La Bauhaus proyectó sus formas para el hombre, en función de su habitabilidad, de sus necesidades psicológicas o de grupo». (Amigo, op.cit., p. 248) Un buen ejemplo sería la arquitectura.
Con la exposición de la casa modelo Haus am Horn, en 1923, la Bauhaus pudo cumplir por primera vez con una de sus más importantes exigencias: la necesidad de que el arte transformará la vida cotidiana. En los talleres se había logrado literalmente una solución novedosa a cada detalle, a través de una simbiosis de arte y técnica.
La escuela dividió la forma en: punto, línea y plano, esto creó un nuevo orden. «La Bauhaus se encontraba sumida en la marea del lenguaje universal de la geometría, surgido por la influencia creciente de los suprematistas y los constructivistas» (Düchting, 2007, p. 69).
Los miembros de la Bauhaus eran nombrados de forma ordenada y rigurosa, los Meister (maestros) apoyaron la exploración técnica, antes que la educación tradicional, de tal manera que «los estudiantes aprendían empíricamente las características de los materiales y se ejercitaban en diseño libre» (Lupfer, G. y Sigel, P. , 2006, p.10). Esa libertad y búsqueda motivaron la conformación de una escuela flexible, rigurosa y comprometida con su crecimiento. Para 1923, la novedosa visión pedagógica contempló transformaciones en los procesos industriales: «el lema central fue Arte y técnica, una nueva unidad» (Lupfer, G. y Sigel, P., 2006, p. 11).
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- Amigo, M. (1992), Configuración social de la imagen artística, de William Morris a la Bauhaus, en: revista Letras y Deseo, núm. 52, vol. 22, enero-febrero. Valencia: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Deusto.
- Droste, M. (2006) Bauhaus 1919–1933, reforma y vanguardia. Colonia: Taschen
- Düchting, H. (2007) Wassily Kandinsky 1886-1944, una revolución pictórica. Colonia: Taschen
- Echavarría, M. (2001) El legado para los muebles de hoy, en revista Axxis, núm. 102, mayo. Bogotá: Gamma.
- Haus, A. (2006) (Jeannine Fiedler, ed.) «La Bauhaus y su marco histórico», en Bauhaus. Barcelona: Könemann
- Hochman, E. (2002) (Ramón Ibero, trad.), La Bauhaus, crisol de la modernidad. Barcelona: Paidós Ibérica
- Lupfer, G. y Sigel, P. (2006) Walter Gropius 1883-1969, propagandista del nuevo diseño. Colonia: Taschen
- Richard, L. (1979) Del expresionismo al nazismo: arte y cultura desde Gillermo II hasta la República de Weimar. Barcelona: Gustavo Gili.
- Wick, R. (1988) La pedagogía de la Bauhaus. Madrid: Alianza Editorial, 1ª reimp.
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