Instagram: el furor por la imagen ubicua

Se puede afirmar que hoy en día las redes sociales son la fuente de información global, más rápida, confiable y democrática que existe. Si bien la mayoría de los medios de comunicación más importantes tienen su cuenta oficial en las distintas redes, es por todos conocido que tienen su línea editorial, cuando no su sesgo.

Nos enteramos de la catástrofe del Tsunami en Japón en 2011 prácticamente en tiempo real, gracias a los propios usuarios de teléfonos celulares que fotografiaron y videograbaron el siniestro en el momento en que este ocurría. Nunca antes los ciudadanos habíamos tenido este acceso a la información tan inmediato y ubicuo. Esto ha promovido la democratización de la información que se recibe y la que se transmite, por los propios usuarios, cada vez más, aún cuando ya sabemos que todavía hay un sector muy grande de la población en el mundo sin acceso a esta tecnología.

Instagram (IG), la red social de fotografía con 15 millones de usuarios en el mundo en 2011,¹ dos años después ya cuenta con 100 millones de usuarios, en parte por estrategias comerciales que la consideraron un proyecto rentable para adquirirse. A decir del doctor Jacob Bañuelos,² tiene entre sus claves para el éxito:

«Promover la pasión por la imagen fotográfica instantánea, como extensión y expresión de las emociones en cada momento», así como «Facilitar la socialización de fotografías creando una comunidad de amigos, esto es, reforzando el sentido de pertenencia y de acciones colectivas de una o diversas comunidades dentro de la propia red».

Para enero de 2013 ni la amenaza de comercialización de las imágenes de los usuarios por parte de la empresa —que provocó un éxodo masivo de usuarios—, ha podido detener su crecimiento. El uso que se le ha dado a esta red social ha sido duramente criticado y satirizado por la gran cantidad de fotos diarias que sus usuarios publican de sus mascotas, sus autorretratos, sus alimentos, e incluso por una extraña moda, entre jóvenes de sectores adinerados, de publicar notas de cuentas exorbitantes por fiestas en centros de entretenimiento nocturno y otras tantas excentricidades.³

Sin embargo, como toda innovación, el valor de esta reside en el uso que el ser humano le da. Por ello quiero referirme a ejemplos de uso creativo, para la investigación, la expresión artística y la educación por parte de Instagram.

• Del universo de fotógrafos aficionados que, en su mayoría, son los usuarios de IG, hay una proporción de fotógrafos artistas visuales que utilizan la red como vehículo de distribución de sus contenidos, con obras realizadas con teléfonos móviles, pero también con cámaras réflex e incluso analógicas. La red permite convertirse también en un laboratorio de experimentación visual y de documentación de ese proceso.

• También existen instituciones que promueven el uso de IG para compartir imágenes de temas como la promoción de la cultura, el cuidado y respeto al patrimonio de la humanidad, de la biodiversidad y otros quehaceres con fines humanistas.

• Asimismo, están las empresas que sacan partido a la promoción de sus productos y servicios mediante la red, en un lugar en el que convergen multitud de clientes potenciales, lo que además les permite, (mediante las fotos que se defenestran y parodian sobre los desayunos, viajes y autorretratos), conocer hábitos de consumo de los usuarios. Esto convierte a la red social en una fuente inagotable de documentación etnográfica, con todo el potencial que ello supone para el desarrollo de innovaciones en productos y servicios.

• Otro ámbito en el que está desarrollándose el uso de la red social es el de la información y el fotoperiodismo: agencias, periódicos y fotoperiodistas independientes publican desde su teléfono imágenes de los sucesos importantes con mayor facilidad, al evitar tener que esperar a descargar imágenes en su computadora y después publicarlas.

• Y por último y mi favorito (aunque aquí desde luego no se agotan los usos posibles de IG), un campo en el que se está empezando a utilizar con gran creatividad esta red social es la educación visual, mediante la publicación de ejercicios realizados en fotografía, (que bien podrían ser también dibujos, pintura, escultura, arquitectura, etc.) que mediante hashtags (#) o etiquetas, permiten integrar a participantes en un mismo curso, así como al profesor evaluar el avance de sus alumnos. Tal es el caso de #pjuniversity, modesto pero efectivo intento de educación a distancia.

  

Los ejemplos anteriores son apenas botones de muestra del potencial de uso positivo de Instagram. Tenemos a nuestro alcance una herramienta a la cual sacarle mucho partido. Este texto no agota lo mucho por decir de la red social Instagram, es apenas una ligera aproximación desde la mirada de una usuaria activa y observadora de su potencial.

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