Hacer respetar la profesión

La percepción de la profesión del diseño por parte del público es responsabilidad de los diseñadores. Somos nosotros mismos quienes tenemos un respeto muy «relajado» hacia ella.

Ingrid Gutiérrez, autor AutorIngrid Gutiérrez Seguidores: 11

Sergio Carlos Spinelli, editor EdiciónSergio Carlos Spinelli Seguidores: 11

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Usualmente cuando una persona pregunta «¿a que te dedicas?» o «¿cual es su ocupación?», respondemos orgullosos «soy ilustrador» o «soy diseñador», y nos enfrentamos a las preguntas obligadas ante cualquier persona que no se desenvuelva en el medio de la comunicación visual: «¿Me lo puede repetir?... no le entendí. ¿Dijo ilustrador?, ¿qué hace un diseñador?» y «¿esos qué hacen?». Comenzamos nuestra explicación lo más sencillo que podemos y rápidamente concluyen en que hacemos «monitos», dibujamos bien o sabemos usar Photoshop.

En un problema parecido se encuentra nuestra actividad profesional en general, el diseño gráfico (la ilustración es parte de ese rubro y el de las artes). No hace mucho leía una publicación similar a la idea que planteo en ese artículo respecto a los diseñadores gráficos. Decía la autora Cecilia Vega en su artículo «Invisibilidad profesional»:

«¿Cómo podemos pretender ser valorados si la gente no sabe quienes somos y qué podemos hacer? [...] Claramente hay un problema entre nuestra identidad y nuestra imagen, de la cual no nos estamos haciendo cargo».

Estas afirmaciones y la situación antes planteada invitan a recapacitar acerca de qué estamos haciendo mal. ¿Cómo es que esto rara vez ocurre en otras profesiones? La respuesta no es simple pero es clara. ¿Qué hacen otros profesionales que nosotros no? La gente no pregunta dos veces a un abogado o a un doctor a qué se dedican, ya que son profesiones más reconocidas. ¿Pero qué las hace más reconocidas?

La imagen y el profesionalismo

Veamos el caso de un abogado. Su profesión es altamente respetada pues es bien conocido que en su ámbito se saben desenvolver cual serpiente sobre la presa: son eficaces, y esta característica la emplean con sus colegas, empleadores y clientes por igual. Generalmente andan por lo menos presentables y generalmente de traje, responden cuando los llamas con respeto licenciado como si se tratara de sinónimo de abogado.

Lo mismo ocurre con el mal denominado doctor —quien es en realidad un médico, ¿pero quien se lo refuta?—. Esto responde a otra característica que poseen estos profesionales. Parte de su estrategia, además de saber hacer su trabajo como fieras, venderse bien o su pulcritud, consiste en el respeto que inclusive entre ellos se profesan. En las facultades los alumnos son especialmente respetuosos con sus profesores y una falta de respeto de cualquier índole por parte de un estudiante es castigada dentro de la sociedad escolar, los mejores profesores son tratados como «vacas sagradas», es un honor ser adjunto de alguna de estas eminencias o ser considerado para trabajar con ellos. Todo esto en el terreno laboral se traduce en un amplio respeto generalizado entre colegas y hacia la profesión. Si se llega a dar una crítica profesional entre médicos, no será ante un paciente.

Mejorar nuestro ámbito profesional

  • Saber presentarse. En los ámbitos creativos es muy común cruzarse con profesionales, sean pasantes o licenciados. Maestros o doctores que igual pasan por limpia-parabrisas. Los abogados saben muy bien por qué se visten como se visten, decía mi abuelo, «como te ven, te tratan», y por más que nos duela, es verdad. No digo que vistas tu mejor traje, si lo quieres adelante, pero a tu propio estilo has sentir tu presencia: unos jeans con Converse y saco, una perfumada a tus rastas, un retoque a tu tinte rosa, un piercing nuevo, somos creativos y conocemos el valor de la marca. Tú eres tu propia marca, sácale provecho.

  • Saber venderse. A muchos de nosotros no nos vendría mal un curso de ventas, saber cómo promocionar nuestros servicios y cómo cobrarlos. No viene de más ver algún que otro vídeo de cómo llevar negocios, finanzas, emprendedores, trabajo por nuestra cuenta o búsqueda exitosa de empleo, etc. A final de cuentas, por distintos que seamos respecto a los demás, siempre buscamos las mismas cosas al adquirir un servicio o contratar a alguien: ganar/ganar. Hazle ver al mundo lo que tienes para ofrecer a través de tu lenguaje, tu presencia en medios electrónicos, tu CV y tu Book o Demo Reel.

  • Respetar a los colegas. Muchas veces, en nuestra necesidad de vendernos, nos saltamos el respeto hacia nuestros colegas. Si un médico no posee el conocimiento para tratar una enfermedad, no dirá que lo sabe o que él es a quien necesitas, ni regresará corriendo a casa para revisar sus apuntes o verá el tutorial de como curar el Lupus en tres sencillos pasos, ni buscará el modo de quedarse con el trabajo. Respetuosamente te enviará con un profesional especializado en el tema. Hay que decirlo como es: «yo no sé de diseño web», «yo hago 3D pero no animación», «yo no me especializo en ilustración», pero puedo recomendarle a un especialista en el tema. Así respetas la profesión, quedas bien con tu cliente y le das la oportunidad a un colega con talento. ¿Qué que ganas haciendo esto? A la larga el reconocimiento de tu profesión, a corto plazo alguien puede hacer lo mismo por ti.

  • Respetar la profesión. Últimamente he escuchado una queja muy común entre diseñadores, respecto a las oportunidades de trabajo profesional. Lo cierto es que ya no son escasas, al contrario, abundan. El problema es que «quieren que sepas hacer de todo y te pagan una miseria». Al aceptar un trabajo con miles de requisitos, en el cual te contratan por que eres el que más se acercaba al perfil de 150 requerimientos, entre los cuales se destacan vender tu alma al diablo, olvidarte de tu vida personal, trabajar 24 horas al día, ser una enciclopedia andante de programas de diseño y 5 años de experiencia en puesto similar, ¡le estás faltando el respeto a tu profesión y a ti mismo! Si el puesto no es lo que tú y tu profesión merecen, sencillamente no lo tomes ¿De qué otro modo comprenderán los empleadores que están abusando? Del mismo modo si eres freelance y el cliente no quiere pagar lo que cuesta tu trabajo, no lo aceptes. Recuerda que una de las delicias de trabajar por tu cuenta es decidir con quién trabajas y con quién no.

Debemos meditar acerca de esta cuestión. Deja tu opinión ya que esa es la mejor conclusión que podemos dar a estos temas.

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