El proceso creativo segun Paul Torrence
En el proceso creativo, el conocimiento es como la gasolina. ¿De qué sirve un auto bien equipado, moderno y de último modelo si no dispone de gasolina?
AutorAnibal De Los Santos Seguidores: 6
EdiciónLuz Del Carmen A. Vilchis Esquivel Seguidores: 168
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El proceso creativo se desencadena cuando existe una gran inquietud por resolver algo. Muchas veces buscamos respuestas en libros, revistas, gente de la calle y lo más usado actualmente: Google; sin embargo, muchas de esas respuestas están en nuestro interior.
Por lo general un artista, un pintor, un diseñador, arquitecto o matemático crea en su mente grandes utopías que registra y guarda celosamente como secretos confidenciales y resulta que en otro lugar o en otro tiempo esas ideas ya están hechas realidad.
Como docente veo jóvenes estudiantes entusiastas que se esmeran en sacar a flote sus ideas, algunos se valen de la búsqueda de una necesidad y resolver los problemas que suponga, todo ello es una etapa de «buscar respuestas» en sus intentos de replantear, modificar, llegar a la «iluminación» aquella luz creativa que es sólo el inicio de lo que se supone un gran proceso.
No obstante, hay procesos creativos que duran casi un instante. Paul Torrence, teórico de la creatividad en un esfuerzo por comprender el proceso creativo, lo fragmenta en cuatro frases que nos ayudan a comprenderlo:
- Preparación: reconocimiento de una necesidad.
- Incubación: búsqueda de una nueva unidad.
- Iluminación: nacimiento de una idea.
- Verificación y Acción.
El proceso creativo no es como subir una escalera, más bien, es similar a subir un ascensor: se puede ir a cualquier piso dependiendo del estilo de trabajo y del problema. Algunos por ejemplo, son de cuarto nivel, es decir, tratan de la acción, si llegan al segundo, se aborda la incubación... y cuando no quedan satisfechos con los resultados y tienen que incubar nuevas ideas, otros transitan largo tiempo entre los dos primeros pisos antes de concebir una gran idea en la etapa de iluminación.
Torrence nos indica que, para que se ponga en marcha la primera etapa del proceso creativo, es necesaria una inquietud proveniente de alguna fuente de conocimiento. En el proceso creativo, el conocimiento es como la gasolina. ¿De qué sirve un auto bien equipado, moderno y de último modelo si no dispone de gasolina? De igual manera, una persona puede desarrollar una gran habilidad para crear o copiar, pero si no posee los conocimientos, las ganas y la pasión necesarios, el proceso no se activará jamás.
El proceso creativo tiene fecha de inicio pero no fecha final. Mientras haya recursos, fuerza y energía la creación nunca se detiene. Por ello debemos adquirir siempre nuevos conocimientos, tener a la mano un libro, ver una gran película, observar una galería de arte, tomarte un café en un lugar mágico, estar siempre aprehendiendo lo que el mundo nos da y tiene para darnos.
¿Cuan favorable es tu disposición para crear, en cada reto que se te presenta? Un creativo siempre está dispuesto a empezar en cualquier momento porque sabe que en cada preámbulo, él renace y descubre nuevos sentimientos.
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