Somos lo que leemos

Una intencionada apología de la importancia del diseño y la calidad de edición en el libro.

Alvaro Sobrino, autor AutorAlvaro Sobrino Seguidores: 6

Ningún objeto, ya sea un electrodoméstico, una prenda de vestir, un coche o cualquier otra posesión, y más allá de unos pocos con unas connotaciones sentimentales o afectivas, nos acompaña más de diez o a lo sumo quince años. Sin embargo, los libros que acumulamos en nuestra vida difícilmente son «reemplazados», y sólo necesidades de fuerza mayor como mudanzas o traslados nos obligan a regalar nuestros libros, casi nunca a tirarlos.

El libro, en la mayoría de las personas o de los hogares, ocupa en número el primer puesto en la relación de objetos poseídos: normalmente uno o a lo sumo dos frigoríficos, un máximo de tres televisores, uno o dos coches, no suelen llegar a la decena ni las sillas, ni las camas ni las lámparas. En el apartado de los objetos ornamentales (figuritas, floreros y jarrones, cuadros...) puede alcanzarse la veintena. En un esfuerzo artificial por ampliar la muestra podríamos extenderla hasta las piezas de la cubertería, que rondarán, supongo, el centenar. Y sin embargo, cuando llegamos a los libros, en la mayoría de los hogares, quiero pensar, hay más libros que tenedores y cucharas, no nos será difícil encontrar algunos donde los libros se cuentan por cientos, e incluso en un buen número de ellos, esta cifra superará el millar.

A diferencia de los tenedores y las cucharas, los libros no permanecen ocultos en un cajón, sino que son expuestos y forman parte del paisaje doméstico, conformando un mosaico aleatorio donde las estridencias son especialmente molestas, visualmente hablando (no es lo normal ordenarlos por colores, aunque conozco a uno que así lo hace, siendo su biblioteca un sorprendente elemento cromático-decorativo, aunque de funcionalidad comprometida).

Además, el aspecto estrictamente funcional del libro, que no es otro que ser leído, ocupa una nimiedad en el tiempo, acaso unos días, un par de semanas o tres a lo más; el resto del tiempo, esto es, toda una vida, el libro será sólo y sobretodo parte del entorno visual inmediato del individuo.

Todos estos argumentos no son sino para reivindicar la importancia del diseño y la calidad de edición en el libro. Por descontado, el contenido del libro es lo esencial, pero en cada caso es el que es, a partir de la decisión de editar un texto determinado las opciones correctas en diagramación, criterios tipográficos, ilustración, cubiertas, elección del papel, encuadernación, etc. harán que esa edición sea memorable y perdure en el tiempo, o como sucede tantas veces, envejezca mal.

Pues a quienquiera que se le cuente, con todo esto sobre la mesa, cómo son las pautas que en los últimos años rigen el mercado, quiénes toman las decisiones en las estructuras editoriales, cuáles son los criterios a la hora de definir los aspectos formales, pensará que algo no está funcionando correctamente. Los antaño «responsables de edición» han sido sustituidos por «product managers» para quienes los resultados inmediatos, esto es, el máximo de ventas en el menor tiempo posible, están llenando las estanterías de los hogares de productos anodinos, perecederos, caducos, que sólo unos años después (en cuanto cambien las modas y las tendencias) reclamarán a gritos ser eliminados del paisaje visual doméstico que afean con su estridencia coyuntural. A la escasa atención que se le da hoy a las «tripas», en una especie de todo vale que afecta a la disposición de elementos, a la composición tipográfica por no hablar de la ausencia de corrección de estilo y la descuidada corrección ortotipográfica o la pobre calidad de las traducciones, parece unirse un culto al despropósito en lo referente al aspecto exterior: hoy se diseñan cubiertas y colecciones que siguen estrictos criterios de packaging y reclamo, y la atemporalidad ha dejado de ser la auténtica obsesión y reto para el diseñador que fuera antaño. Salvo meritorias excepciones el resultado no puede ser más desolador.

El libro, más allá de las superadas discusiones de sobremesa acerca de su futuro frente a la alternativa de los bytes, está pasando a ocupar el triste puesto de los objetos de consumo, libros de usar y tirar, elementos prescindibles en los que la relación persona-objeto no va más allá de la meramente funcional, y ni siquiera ésta vive sus mejores momentos. Los valores de percepción, posesión, plasticidad y proyección individual carecen de sentido. A quienes creen que el PDF es la amenaza, habría que preguntarles si no será que hacemos libros que parecen cada día más eso: PDF’s encuadernados.

Espero que no se interprete como un arrebato de nostalgia, pero no estaría de más que revisáramos las ediciones de la segunda mitad del siglo pasado, donde encontramos en ediciones modestas realizadas durante unos años que no fueron peores que estos para el mercado del libro, valores y audacias que hoy son excepción y que han quedado reservadas a unas pocas ediciones de lujo y lo que se ha dado en llamar «libro objeto».

En contraposición a todo lo expuesto, afortunadamente vemos cómo se mantienen y surgen nuevas iniciativas editoriales de momento escasas, casi testimoniales, que parecen dispuestas a no conformarse con el tedio general y luchan por mantener y reivindicar esa «cultura del libro» que pasa por horas bajas. Y de la mano de éstas, un puñado de diseñadores está bregando en esa misma línea. Sería deseable que, a unos y otros, les prestáramos algo más de atención. Los libros son más que palabras, y los lectores un patrimonio irrenunciable que se merece el esfuerzo.

Somos lo que leemos. Pocas cosas influyen en nuestro ánimo y en nuestro modo de percibir cualquier asunto como lo que estamos leyendo. Este mismo texto, posiblemente sería completamente distinto si no fuera porque la semana pasada estuve leyendo, diría que devorando porque es uno de esos libros que atrapan, las Confesiones de una editora poco mentirosa de Esther Tusquets, a quien sin conocerla ahora admiro aún más. Y en estos días, mientras escribo esto, ando con los primeros capítulos de El diseño emocional. Por qué nos gustan (o no) los objetos cotidianos de Donald Norman, otro ejemplar capaz de darle la vuelta como un calcetín a la percepción que tenemos de los objetos.

¿Qué te pareció? ¡Comparte tu opinión ahora!


Opiniones:
6
Votos:
15

Este video podría interesarte👇👇👇

Colabora con la difusión de este artículo traduciéndolo

Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués

Publicado previamente en el libro «Listos para Leer. Diseño de Libros en España», editado por Ddi. Los textos de Álvaro Sobrino se publican bajo licencia Creative Commons CC-by.

Código QR de acceso al artículo Somos lo que leemos

Este artículo no expresa la opinión de los editores y responsables de FOROALFA, quienes no asumen responsabilidad alguna por su autoría y naturaleza. Para reproducirlo, salvo que estuviera expresamente indicado, por favor solicitar autorización al autor. Dada la gratuidad de este sitio y la condición hiper-textual del medio, agradeceremos evitar la reproducción total en otros sitios Web. Publicado el 09/04/2007

Descargar PDF

Ilustración principal del artículo ¿Es el .pdf sólo un formato?
¿Es el .pdf sólo un formato? Las ediciones digitales están comenzando a cambiar algunas reglas de juego en el mundo editorial. Tal vez este fenómeno pueda servir para democratizar el acceso a la cultura.
Ilustración principal del artículo Tipopiratería
Tipopiratería Es necesaria una reflexión común sobre el mercado de las tipografías y su diseño. Frente a la piratería, tienen que existir otras soluciones alternativas, más allá del discurso moral de las foundries y la penalización del usuario.

Debate

Logotipo de
Tu opinión

Ingresa con tu cuenta para opinar en este artículo. Si no la tienes, crea tu cuenta gratis ahora.

Retrato de Alkimias-Merlo San Luis
0
Nov. 2013

hola estoy de acuerdo me he mudado 8 veces dentro de la misma localidad y lo primero que embalo son los libros, tengo uno " mi platero y Yo" (jajaj) de épocas prehistóricas pero igual va conmigo y es lo que mas pesa, los libros, es lo q mas cuesta, y sin embargo no me decido a regalar ni abandonar, seguirán conmigo hasta el dia q yo haga mi ultima mudanza y ya no los pueda trasladar.... entonces quedaran en manos de los hilos q me unen a la tierra y ellos en su sabiduría sabran como devolver el favor y el crecimiento del que fueron parte en mi vida.

0
Retrato de Marco Antonio Morales
1
Feb. 2013

La gestión de cualquier libro es un proceso multidisciplinario, sujeto a variables a veces tan desconocidas como incomprendidas como el mercado y la cultura, pero como diseñadores editoriales podemos aportar valor a la calidad del contenido y a su permanencia en el tiempo tomando en cuenta todas la variables que intervienen en su producción y utilidad, pero no todo depende de nosotros.

0
Retrato de Paula Torres
36
May. 2012

Somos lo que leemos.en cuanto a la expresion dada por el diseñador en el libro,partiendo del mensaje que queire exponer ante el lector .De alli meterse en un mundo de ideas tan amplio y con una carga positiva en el mercado que nunca tendra fin,se expandira como el aire y nutrira al lector de nuevos conocimientos.

0
Retrato de Agustín Azuela
52
Mar. 2012

Es importante sentir que nuestro diseño es un homenaje al divino momento de leer. De otra manera será siempre una falta de respeto.

0
Retrato de Irma Carrillo Chávez
0
Ene. 2012

Me encantó su artículo, me pregunto si podría citar algunas de sus partes en un texto que publicaré próximamente, por supuesto, citando la fuente. Gracias.

0

Te podrían interesar

Próximos seminarios online

Seminarios de actualización para especializarte junto a los que más saben

Auditoría de Marca

Auditoría de Marca

Taller de práctica profesional: análisis, diagnóstico y programa de marca sobre casos reales

30 horas (aprox.)
1 abril

Relecturas del Diseño

Relecturas del Diseño

Una inmersión en el discurso sobre el diseño para despejar sus nociones más controvertidas: creatividad, innovación, arte, tecnología...

20 horas (aprox.)
1 abril

Branding: Diseñador y Cliente

Branding: Diseñador y Cliente

Tratar con el cliente, hacer presupuestos y planificar las etapas de la creación de una marca

15 horas (aprox.)
1 abril