¿Mantener el estilo o adaptarse a lo nuevo?

Tengo 36 años, y sinceramente no me siento vieja... (tomando en cuenta que en el lote de la «gente joven» la sociedad incluye a los menores de 30). Sin embargo, y como sucede en todas las áreas, continuamente vemos talentos nacientes que nos impresionan con sus técnicas e ideas. La pregunta que me surge es: ¿nos adaptamos o nos mantenemos en el estilo que una vez nos hizo diseñadores exitosos y respetados?

Hace años (aproximadamente doce) fui «admirada en mi pueblo» (suena poco modesto pero no encuentro mejor palabra) por el uso del collage elaborado con técnicas que ahora pueden verse elementales desde el punto de vista creativo. Sin embargo los usé tanto, y los clientes los solicitaban tanto, que yo misma los dejé de usar o los persuadía para utilizar otros estilos, al mismo tiempo que veía las tendencias del diseño, unas más minimalistas, otras sencillamente distintas a mi estilo.

Al ver los diseños de la «gente joven», a veces siento que aún siendo de «las más experimentadas» (por tiempo trabajando, por calidad del trabajo, por lo que sea), tengo mucho que aprender y evolucionar. Por eso mi descripción en los perfiles sociales-profesionales habla de que estoy en continuo aprendizaje. Quienes acaban de salir de escuelas de diseño tienen frescos sus conocimientos teóricos y podría decirse que tienen su estilo en su más pura expresión; es decir, aún no influenciado por las exigencias del cliente.

Me pregunto: ¿y si me baso en que «hay mercado para todo», incluso para mi estilo tradicional? ¿Me mantengo entonces en mi estilo no tan vanguardista para seguir cubriendo ese mercado de clientes tradicionales?

En mi opinión, tanto en diseño como en muchas disciplinas profesionales, hay que estar muy pendiente de los cambios, adaptarse a algunos, resistirse a otros. Tomar una u otra decisión resultará de colocar en la balanza:

• Evolución: ¿Con cuál de los caminos posibles mejoro y aprendo más? No tiene sentido insistir en adoptar cierto estilo en determinado proyecto si en el fondo no me inspira la forma en que lo estoy haciendo, y lo que hace es atrasar mi mejoramiento en el proceso de diseño.
• Mercado: ¿Qué camino es necesario para el mercado que estoy buscando en este momento? Quizás quiero hacer algo vanguardista para un cliente que lleva una línea de diseño tradicional y que lo utiliza como elemento diferenciador en su identidad de marca, pero en este caso tengo que dejar mis deseos de actualización y potenciar mi tradicionalismo.
• Productividad: ¿Qué camino es más lucrativo? Hay que estar muy pendientes de las tendencias que están marcando pauta a nivel comercial, y en base a eso orientar los diseños o la especialidad en la que esté incursionando.
• Inspiración: No siempre es importante que sea lucrativo, porque en realidad los diseñadores somos emocionales y muchas veces preferimos hacer algo que nos inspire más, aunque nos genere menos ingresos. No podemos olvidar que el diseñador basa su trabajo en inspiración, en pasión, en creatividad nacida de la identificación con su diseño, y que después se le agrega el elemento comercial. Sin inspiración, el diseño, sea el estilo que sea, sencillamente no existe.

A la final, mi día a día se pasea entre diseñar algo nuevo y diseñar algo tradicional, y equilibrar tiempo, aprendizaje, ingresos económicos, ideas. ¿Esto me ocurre solamente a mi o a ti también?

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