El «Método Miguel Ríos»

Cómo prepararse para presentar un discurso oral frente a un público.

Maria del Pilar Rovira Serrano, autor AutorMaria del Pilar Rovira Serrano Seguidores: 359
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Todas las personas pensamos, escribimos y hablamos, si bien es cierto que unos practicamos más que otros. Esto quiere decir que todas las personas tenemos la capacidad de comunicarnos con otras personas. En este sentido, la oratoria nos puede ayudar a entrenar y mejorar nuestras habilidades comunicativas y sociales.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la oratoria como el «arte de hablar con elocuencia». Por su parte, las mejores enciclopedias explican que la oratoria nació en la isla de Sicilia, de allí se fue de viaje a Grecia, más adelante se dio una vuelta por Roma, y después de pasear por todo el mundo ha llegado hasta nuestros días con fuerza renovada.

A lo largo de toda la vida personal y profesional del diseñador habrá determinadas circunstancias donde resultará interesante, principal, importante, básico, fundamental, incluso vital, desarrollar un discurso oral ante un grupo más o menos numeroso de personas que supuestamente han venido a escucharlo. Porque los diseñadores hablamos por necesidad, hablamos para comunicarnos y, porque no, también hablamos por placer. Pero, para hablar, necesitamos prepararnos previamente; lo mismo da que se trate de la presentación de un proyecto, de una consulta de precios a la imprenta, de cerrar una venta con un cliente, como de una visita al médico para comentar unos análisis de sangre.

Los diseñadores tenemos muchos recursos útiles a nuestro alcance para desarrollar con una cierta fluidez una presentación oral y comunicar claramente nuestro mensaje. Solo nos queda descubrir cuáles son estos recursos útiles, por lo que es imprescindible analizar nuestro propio estilo personal de comunicación, los puntos fuertes (que siempre podremos destacar) y los puntos débiles (que siempre hemos de corregir, o directamente, esconder).

Entre la planificación y la improvisación (solo para oradores con una cierta experiencia y un poco de «rodaje» en el tema que nos ocupa) hay que:

  • Organizar la información, estructurar el guión de la conversación y dar coherencia interna al discurso oral.
  • Trabajar la progresión lógica de las ideas (introducción, núcleo y conclusión), pero también incorporar un saludo y una despedida.
  • Cuidar el lenguaje verbal, que incluye el lenguaje, el registro y uso del vocabulario, la voz y la manera de hablar e, incluso, las pausas y los silencios.
  • Cuidar también el lenguaje no verbal y el lenguaje corporal, que incluye el lenguaje gestual.
  • Buscar material de apoyo, útil para llamar la atención de la audiencia y mantenerla durante toda la conversación.
  • Preparar el escenario para a la presentación.
  • Pensar en la interacción con el público, especialmente el turno de preguntas.

Aquí no hay atajos. Preparación, práctica y rutina es todo lo que necesita un diseñador para desarrollar un discurso oral expresivo, natural, espontáneo, claro, efectivo, coherente, fluído, estéticamente agradable, impactante y que llegue a todo el mundo. Preparación, práctica y rutina es todo lo que necesitamos para elaborar un discurso oral que reúna todas estas características y hablar durante todo el tiempo que sea necesario.

Y si no queremos hacer caso de todas estas recomendaciones siempre podremos utilizar el «Método Miguel Ríos»: un sistema muy sencillo y muy fácil de recordar, muy útil en cualquier situación y en cualquier circunstancia, incluso en la peor de las situaciones; un sistema que permite hablar en público casi de manera inconsciente y sin tener mucho que decir; un sistema que siempre nos hará quedar bien, muy bien.

El «Método Miguel Ríos» consiste en recordar las primeras palabras de la conocida y popular canción del todavía más conocido y popular músico cantante español que da nombre al método que proponemos.

«Buenas noches, bienvenidos, hijos del rock & roll,
os saludan los aliados de la noche.
Bienvenidos al concierto,
gracias por estar aquí...».

Los resultados del «Método Miguel Ríos» son inmediatos: tan solo al pronunciar el inicio de la canción («Buenas noches, bienvenidos...»), el resto del discurso discurre solo, de manera sobrenatural y espontánea. A partir de aquí, hacerlo más extenso o menos extenso sólo es cuestión de vocabulario y de utilizar todas nuestras habilidades comunicativas y sociales.

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