Diálogo Nº 53010

En el uso cotidiano y para el público no especializado, un objeto «de diseño», hace referencia a un producto estético y/o de esta o aquella firma.

Para un diseñador, la cosa cambia. Respuestas hay varias. No podemos afirmar que su «ser de diseño» radique solamente en su utilidad para un propósito. Absolutamente todo está configurado para ser útil de acuerdo con un propósito. Siguiendo esta lógica, todo el mundo está diseñado. Y para los diseñadores más radicales, esta es una respuesta aceptable, sin embargo, poco útil para diferenciar nuestra actividad respecto de otras disciplinas. Si todo está diseñado, todos son diseñadores. ¿Qué caso tiene entonces estudiar para convertirse en un diseñador? ¿Qué más podemos ofrecer?

El gran diferenciador que aclamamos es que el diseño resuelve problemas, su objeto es aquel que resuelve un problema. Esto tampoco es viable. Ya que nuestro enfoque sigue sin diferenciarse de otros. Volvemos al primer punto, no necesitas conocimiento especializado para resolver problemas. Cualquier ser humano con un poco de materia gris puede hacerlo.

Para que la diferencia sea efectiva, hay que añadir otra característica. Y aquí tomo de referencia las ideas de Tim Brown (IDEO) y toda la corriente de design thinking que se desprende de esta filosofía. Los diseñadores creen que son problem-solvers, cuando lo más indicado sería llamarles problem-finders. Cualquiera puede resolver un problema, sin embargo, solo los diseñadores están capacitados para lograr empatía con un usuario en un mundo dado, entender sus necesidades, encontrar y ahora si aspirar a resolver el problema correcto(para lo cual el diseño generalmente no basta, hacen falta ingenieros, mkt, empresarios, etc., pero esa es otra historia) .

El objeto puede ir desde un logo, app, servicio o un hasta un cenicero extraño.

«El objetivo principal del diseño como disciplina es promover el bienestar en la vida de la gente». Vianna, Mauricio (2013) Design thinking. Bussines innovation. p.13