Los objetos se resisten a morir
Más allá de las funciones para las que cada objeto fue creado, la combinación del afecto y el ingenio de su dueño puede extender su vida útil.
AutorSantiago Almazán Seguidores: 0
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Los objetos se crean cuando el ser humano busca respuesta a una necesidad, de hecho. Los objetos se pueden tomar como herramientas que ayudan al ser humano a realizar sus tareas más fácilmente, ahorrando tiempo, esfuerzo y energía. Cuando una de éstas cualidades no es cumplida por un objeto, tarda poco tiempo en dejar de ser importante, pero no necesariamente desaparece, algunos de los objetos que se han usado y han sido desplazados por otros, se resisten a morir. Se mantienen vivos, a pesar de no ser útiles y sus prestaciones hayan sido superadas, se resisten al olvido por parte de sus usuarios.
Un ejemplo de éste tipo de objetos son los discos de vinilo, que fueron superados en cantidades extraordinarias por los CD que pueden almacenar un mayor número de canciones, además del bajo precio. Sin embargo, el viejo ritual de sacar un LP de su funda, ponerlo en el tocadiscos, colocar la aguja y dejarse llevar por la música, no muere del todo. Los discos de vinilo viven una segunda juventud. Lo que hasta hace pocos años resultaba prácticamente impensable, hoy es una realidad: de manera paralela al descalabro de los CD, los LP de toda la vida no solo se mantienen, sino que repuntan de forma significativa.1 Muchos se apegan a los discos de vinilo porque se resisten a pensar que la música es algo intangible, o porque buscan la autenticidad en los famosos LP o Long Play. Algunas personas los han llegado a utilizar como parte de la decoración, e incluso se resisten a desechar los LP por los recuerdos.
Sea como sea, los LP todavía tienen gran cabida en nuestra sociedad llena de tecnología. Pero los Long Play no son los únicos que no se quieren morir, hay algunos juguetes que tienen bastantes años entreteniendo a los niños, y que todavía le dan la guerra al videojuego, uno campos de entretenimiento más desarrollados de la sociedad actual. El trompo, el títere, la guitarra, el carrito de madera y un sinfín de juegos y juguetes de madera están dado la batalla. Todavía hay quienes los adquieren por ser piezas de adorno o por su elevada calidad artística2, mientras que otros los compran con el fin que no se extingan y porque los juguetes tradicionales de alguna manera fomentan la creatividad, imaginación y los valores en los niños y jóvenes.
Lo cierto es que la tecnología avanza cada vez más rápido. Hace unos años, en los colegios, a los alumnos les solicitaban conseguir disquetes. Hoy en día su uso es casi inexistente. Aunque el disquet fue reemplazado por el CD, el Pen Drive e Internet, aún tiene un gran aliado que lo mantiene vivo: la administración. En cualquiera de sus gustos, ya sea bancaria, impositiva o comercial, día a día veo se siguen utilizando disquetes como medio de «traspaso y rendición» de cuentas y datos, a causa de sistemas obsoletos basados en DOS y que para que funcionen en sistemas operativos nuevos es necesario un curso de exorcismo.3 Aunque en la gran mayoría de colegios y hogares ya es difícil encontrar un disquete, en las oficinas aún se utiliza de manera activa e importante.
En Colombia y en los países en vía de desarrollo, se procura utilizar todos los objetos hasta sacarle el mayor provecho, sin importar sus funciones estéticas, simbólicas, comunicativas o prácticas. En cierta ocasión, caminando por la calle me topé con una casa que tenía una olla arrocera Oster que había dejado a un lado su función original para convertirse en una hermosa y llamativa maceta. Una planta crecía en el mismo espacio en el que durante años se cocía el arroz.
El cenicero es un recipiente destinado a recoger la ceniza de los cigarrillos así como a extinguir y recoger las colillas. Durante durante los últimos años la preocupación por la salud de los demás y las nuevas normas que impiden fumar dentro de establecimientos cerrados, han provocado que el cenicero se desplace e incluso cambie no solo su diseño, sino también sus funciones. Ahora se puede encontrar un cenicero con dulces, con piedras decorativas, como centro de mesa, e incluso como basurero. En ciertos hogares ha sido desechado y por más que ya no esté, si llega una visita o si en cierta ocasión se está con amigos y no hay un cenicero, se revive, se busca la manera de invocarlo e improvisar uno, ya sea con la misma cajetilla de cigarrillos, con papeles, la mano o platos. Mientras existan personas que fumen, el cenicero no dejará de existir, así sea como una idea. El cenicero es el testigo sutil de las conversaciones. Por lo general, en una conversación hay alguna persona que fuma, y junto a ella estará el cenicero, como confidente de sus historias, anécdotas y recuerdos.
Por lo visto, hay objetos que se resisten a morir, que quieren evitar el olvido, que no quieren ir al bote de basura.
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- Arturo, Crónicas del basurero, Los discos de vinilo, un formato que se resiste a morir, 2010, 18 de febrero de 2010 (consultado el 04 de mayo de 2010).
- López Pacheco, Isabel, Diario el Despertar, El juguete tradicional se resiste a morir, enero 1 de 2010, (consultado el 04 de mayo de 2010).
- Guillermo, Alt-tab, El disquete se niega a morir, marzo 8 de 2010, (consultado el 04 de mayo de 2010).
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