Historia de la tipografía gótica Fraktur
Fraktur
Una tipografía que marcó el estilo editorial alemán hasta el siglo XX. Del emperador Maximiliano I, a la historia del caballero Theuerdank y el desarrollo de una tipografía que dominaría en Alemania por más de 400 años.
AutorMichael Ritter Seguidores: 77
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La crónica de las andanzas del increíble Theuerdank y su compañero Ehrenhold, representa uno de los últimos grandes versos épicos de la Edad Media alemana. Trata del viaje que emprende el valeroso caballero para conocer y cortejar a su futura esposa, María de Borgoña, y las peripecias que sufre, en batallas y otras situaciones de riesgo. El relato constituye el centro de una muy maquillada autobiografía de Maximiliano I (1459-1519), a la sazón Duque de la Borgoña y Rey de Alemania y —desde 1508— Emperador del Sacro Imperio Germánico Románico.
Maximiliano, que fue un gran admirador y mecenas de las bellas artes. Señalado como el último gran caballero de Europa, encargó en 1517 la factura de tres libros ricamente ilustrados para —como diríamos hoy— pasar al bronce. Esta trilogía estaba compuesta por el mencionado Theuerdank, el Libro de Oraciones y el Weißkunig (Rey blanco), otra obra autobiográfica de la infancia del monarca que quedaría inconclusa.
Las diversas versiones manuscritas del Theuerdank, con sus correcciones y anotaciones al margen, aún se conservan y son parte de la Biblioteca Nacional de Austria en Viena, donde se conocen como el «Codice Vindobonensis». Apuntan a la estrecha colaboración del propio Maximiliano con sus varios redactores. Fue el propio emperador quien definió el concepto de la obra, el contenido de los capítulos y también las imágenes. Dictó los borradores y encargó los bocetos. Marx Treitzsaurwein, su secretario personal, editó los textos y Melchior Pfintzing escribió los versos. Pfintzing, un alto dignatario eclesiástico en la corte imperial de Maximiliano, se hizo cargo de la edición final.
En 1517, fueron editadas aproximadamente 40 copias de Theuerdank, impresas en valioso pergamino y otras 300 editadas en papel. Las copias de pergamino tenían por objeto ser distribuidas como regalos a personalidades encumbradas del entorno del monarca. Una segunda edición no se realizó sino hasta después de su muerte en 1519 por orden de su nieto, el archiduque Fernando.
Cuenta la leyenda que Maximiliano había mantenido su primer «Thewerdanncks» en un ataúd y que lo llevaba en todos sus viajes como un memento mori (un recordatorio de la mortandad de los hombres). Tras su muerte su cuerpo debía ser colocado en el ataúd y extraído de éste —en memoria de sus hazañas— el poema épico para ser difundido para la posteridad.
Las estupendas 118 xilografías de la obra, coloreadas a mano —una para cada capítulo— que ilustraron la edición original fueron realizadas por los grabadores Hans Beck Burkmair el mayor, Hans Schaufelein y Leonhard Beck en base a ilustraciones de Jost Negker, un artista y grabador encumbrado de su época.
La imprenta de tipos móviles inventada por Johannes Gutemberg apenas si tenía 67 años. Antes de eso, hasta 1450 y aun en años posteriores, los libros se difundían en un número limitadísimo de copias manuscritas realizadas por escribas y amanuenses, muchos de los cuales eran monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y nobles. Cabe recordar aquí que el costo de un libro era altísimo y que solo los clérigos, nobles y muy pocos plebeyos sabían leer y escribir.
La tipografía de la obra del Theuerdank fue especialmente diseñada por Vinzenz Rockner, uno de los secretarios del Rey, y sus tipos tallados en madera por el impresor y editor de la corte Johann Schönsperger, quien había instalado su propia imprenta en 1481. A esta tipografía se la llamó con el título del libro a quien sirvió y se caracterizó por su diseño absolutamente de vanguardia para la época debido a sus minúsculas cursivas, a los arabescos extendidos en forma de «S» de las capiteles —llamados en la jerga de tipógrafos e impresores «trompas de elefante»— y por el uso del quadrangulum, esto es, del engrosamiento en forma de rombo de los extremos de las letras en su línea de su base. Esta característica tipográfica netamente decorativa fue frecuentemente resaltada aún más, en forma manual, después de impresa la obra.
Sobre la base de la «Theuerdank», el xilógrafo Hieronimus Andrae desarrolló en Nuremberg, ciudad de Alberto Durero, entre 1522 y 1527, una letra a la que denominó «Fraktur» por su Schriftspaltung, su forma fracturada y angular. El rediseño mejorado de Andrae fue considerado ejemplar y utilizado, entre otros muchos maestros por el propio Durero. Por esta razón, y sobre todo porque era de aplicación en todos los documentos de la corte, la «Fraktur» se impuso rápidamente a la «Tchwabacher» muy utilizada en Alemania a principios del siglo XVI. Desde entonces la vieja «Theuerdank» pasó a ser conocida como «Fraktur 1512».
Mientras en Francia, Italia, España e Inglaterra las tipografías de la línea «Bastarda» iban paulatinamente siendo reemplazadas por la más moderna «Antiqua» (valga la contradicción), la «Theuerdank» versión 2.0, es decir la «Fraktur», marcaba definitivamente un camino distinto y lo que sería el estilo tipográfico alemán durante los siguientes 400 años. Hasta entrado el siglo XX en Alemania los textos o pasajes en latín fueron reproducidos en todo documento impreso en «Antiqua» mientras que todos aquellos en alemán lo eran en «Fraktur».
A pesar de la gran importancia histórica y de su belleza excepcional, el libro de las andanzas del caballero Theuerdank (nombre que en alemán significa, literalmente, «agradecimiento precioso») solo fue circunstancialmente reimpreso durante el siglo XVI y sin la coloración manual de las ediciones originales. En 1679 un amigo del editor e impresor Matthäus Schultes de Augsburgo llamó su atención sobre una pila de viejas tablas de madera, las que bastante sucias había encontrado en un oscuro sótano. Schultes, que poseía una versión del Theuerdank sin las ilustraciones, se dio cuenta en el acto del tesoro que tenía delante suyo: los 118 grabados originales desaparecidos por más de un siglo y medio de la gran obra editorial de Maximiliano I. Así fue como la re-editó y el Theuerdank vio la luz una vez más en 1679 a todo color, pero esta vez con la tipografía original reemplazada por la más moderna «Fraktur».
Hace algunos años la editorial Taschen, especialista en reproducciones facsimilares, reimprimió una versión en colores sobre la base de una de las primeras versiones originales coloreadas a mano. La edición incluye una versión del texto en lenguaje moderno y agrega las claves secretas que incluyó el poeta Melchor Pfinzing, quien al escribir la obra, cuidó mucho de dejar veladamente aclarado qué parte de la historia era ficción y cuál otra correspondía a la vida real de su emperador.
Una edición completa del Theuerdank de 1517 fue vendida en 2006 por un anticuario en una suma en dólares de seis dígitos. Las hojas coloreadas sueltas de ediciones rotas de 1517 y 1519, circulan con frecuencia en el mercado de bibliófilos y pueden encontrarse ocasionalmente como ofertas de remate en Ebay por Internet.
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