¿Vender Diseño? ¿Por qué no?
El desarrollo independiente de los diseñadores profesionales depende de lo mismo que cualquier otra profesión: la acción comercial.
AutorGuillermo Torres Seguidores: 7
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En tiempos en que se atenta contra la idoneidad del comunicador visual, vender diseño es la solución para los emprendedores que se inician en el camino de la profesión.
— Buen día ¿podría comunicarme con el jefe de compras?
— OK, ya lo comunico…
— Sí… ¿quién habla?
— Que tal mi nombre es Juan, lo llamo de la empresa +Logo de Buenos Aires. Si me permite le comento el motivo del llamado…
— Sí dale, te escucho…
— OK, le comento en forma breve. Estamos lanzando una acción comercial con el fin de que las empresas del parque industrial tengan acceso a un servicio de comunicación visual. Nuestra empresa se dedica a brindar soluciones de diseño gráfico. ¿Actualmente cuentan con logotipo en su empresa?
— Si, pero pensamos en cambiarlo, me interesa, contame algo más, cuánto sale y qué tiempo lleva hacer algo bueno. Tengo un sobrino que maneja la computadora y le iba pedir que me de una mano...
Considerar el problema
Una acción como la anterior, implica atacar aquello de lo que nos quejamos casi de manera crónica: desinformación acerca de lo que hacemos, concursos por Internet, diseñadores ocasionales, poca valoración de nuestro trabajo, etc. Mal que nos pese, la mayoría de los diseñadores solo atendemos la necesidad de diseño cuando es explícita, es decir cuando nos traen el trabajo, y libramos al azar las oportunidades, por no considerar la posibilidad de salir a vender como una necesidad para desarrollarnos.
Si tenemos la respuesta a las necesidades de las organizaciones, ¿por qué no salimos a venderlas? ¿por qué no atacamos el problema? La pregunta abierta que titula el artículo (¿Vender diseño? ¿Por qué no?) intenta colocarnos en un papel más activo, ampliar la visión del negocio del diseño y en la acción comercial tomar la respuesta correcta al problema de la falta de trabajo, sobre todo al comienzo.
Por qué sí
Vender diseño significa delimitar los alcances de nuestro trabajo (explicar la actividad) y buscar clientes. Es la forma de combatir el otro tipo de oferta que alimenta preconceptos erróneos de lo que hacemos y condiciona el precio de nuestro trabajo.
La acción de venta implica definir previamente una estrategia de marketing, no solo del servicio sino también de la profesión. Nos obliga a definir las características y beneficios de el servicio que ofrecemos (¿en qué consiste nuestro aporte de valor?: ¿crecimiento, más ventas, etc.?).
Poner el diseño a la venta y ofrecerlo implica entender nuestro trabajo como servicio, un servicio que debe «servir» a nuestro potencial cliente para cubrir necesidades concretas. Implica también saber comunicárselo claramente para que se entere de que existe y que estamos listos para ayudarlo. La venta implica ofrecer una solución a una necesidad existente que sabemos que podemos resolver con idoneidad.
El dialogo con el que comienza este texto, de carácter ilustrativo, intenta recrear una situación muy común en el diseño. Lo más probable es que, de no existir esa llamada, el prospecto se hubiese arreglado con su sobrino (el que maneja la computadora). Más allá de que el trato se cierre o no, este cliente se acaba de enterar de que hay un profesional que se dedica a eso, que vive de eso, y que quiere ayudarlo a hacerlo bien. De eso se trata vender, en nuestro caso, diseño. Es dar a conocer al cliente en qúe podemos ayudarlo. Si pocos ofrecen el servicio, las probabilidades de que nos busquen serán menores, sobre todo si contamos con poca experiencia, teniendo en cuenta además la vaga información que maneja el público acerca de lo que hacemos en realidad.
Por qué debemos vender diseño y por qué sería una buena opción:
- Para competir de manera más profesional. Salir a vender nos hace competir de igual a igual sin tener que esperar a que nos contacten, y de paso evitamos que los trabajos caigan en manos inexpertas.
- Para dar respuesta a una necesidad real. El diseño es una necesidad que «esta ahí». En nosotros queda la decisión de utilizar la acción comercial para darle impulso... nosotros tenemos la respuesta.
- Para posicionar la profesión. Vender implica contar con una estrategia de marketing, no solo para nuestro servicio, sino también de la profesión. Sirve para que más clientes se enteren qué es el diseño y en qué puede ayudarles.
- Para ganar dinero. Generar negocios, cerrarlos, nos permite vivir de lo que hacemos. Darle un valor constante y sonante a nuestro trabajo.
- Para obtener experiencia y posicionarnos en el mercado. Sumamos algo invaluable como la experiencia y junto a ella el crecimiento profesional que permite posicionarnos como proveedores de diseño.
Los diseñadores emprendedores que aún no lo hacen, deben considerar esta herramienta y tratar de sentirse cómodos con ella. El resultado será tener el control de la situación. Hay que saber vender y hay que salir a vender para poder crecer. ¿De qué otra forma si no? Confiar en la suerte, suponer que el talento atrae clientes, no son estrategias válidas para iniciar un emprendimiento.
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