Hacer las cosas bien cuesta: ¿estás dispuesto a pagar por ello?
A fin de cuentas, el problema quizás no sea de opinión, sino más bien de actitud.
AutorSerge Herbiet Seguidores: 36
EdiciónErika Valenzuela Seguidores: 63
- Opiniones:
- 35
- Votos:
- 41
Este es mi primer artículo en FOROALFA. Hasta ahora sólo he opinado a diestra y siniestra, he recibido elogios y patadas donde sabemos, también a diestra y siniestra. Nada fuera de lo normal. Los artículos en los que participé tienden a referirse al tema de la situación de los diseñadores gráficos hoy en día. Hablamos de software pirata, academias de tres pelos y de clientes caracterizados por una ineptitud pasmosa. Un verdadero desastre. Poco a poco se va perdiendo la noción, certera, de que en algún momento el diseño fue un arte casi elitista.
Éramos pocos, los más antiguos, artistas y muy buenos, dibujantes todos, que por razones inexorables habían transitado por un taller litográfico y quedados preñados de este oficio: tintas, piedras, lápices grasos, agua, papel, papel, papel... ¡y tipos!, muchos tipos, de plomo y de madera, minúsculos y gigantes, de todos los tamaños y de todas las tipografías habidas y por haber. Aquellos diseñadores no diseñaban con los dedos, como nosotros hoy en día, ¡diseñaban con las manos!
Los más jóvenes fuimos el fruto de estos maestros, muchos de ellos malencarados pero geniales, y salimos de las escuelas de diseño, los europeos y los americanos, con la convicción de que los títulos no servían para nada y que lo único valido era la maestría y el oficio, actitud que nos permitió establecer un contacto de tú a tú con otros diseñadores autodidactas que habían aprendido el oficio en estudios y talleres de diversas índoles. Éramos todos iguales, nuestros dioses eran los mismos, Herb Lubalin, Seymour Chwast, Milton Glaser, la diosa Helvética y la Futura, que nos perturbaba por ser tan perfecta y mecánica…
Y ganábamos bien, nos iba bien, hasta que este mundo tan coqueto y confortable logró que todo este andamiaje arduamente elaborado se viniera al suelo en poco tiempo. Los 90 fueron complicadísimos: reconversión, cambios de tecnologías, software, Mac, teclados, ratones, etc. Muchos se negaron a entrar hasta bien iniciados los 2000, otros nunca entraron y el resto, pocos, nos adentramos a finales de los 80 ó principios de los 90.
Desde entonces las redes se expandieron, la piratería se volvió dogma y las escuelas de diseño aparecieron como setas en primavera, hasta de por debajo del asfalto, en garajes, en ruinosos sótanos o en lujosos palacios. Todo con una única meta, sacar dinero como sea, hablar bonito, hacerle creer al estudiante que estudia en Princeton, elegido entre los elegidos por estar ahí donde será futuro dios entre los mortales: un príncipe dotado de una creatividad superior.
Nada de esto es real. Ser un buen diseñador es tan difícil como ser un buen médico y el aprendizaje cuesta, tiempo, dinero, sentido común y observación, mucha observación.
Propongo una campaña colectiva, diseñada por todos, cada uno su pieza: banner, afiche, volante, la pieza gráfica que sea, con ilustración, full tipo, collage, logo, símbolo, etc., y difundida como lo encuentre mejor cada uno, ya sea por Facebook, Twitter, mail, graffiti, web, camisetas, banderas, etc. No hay límites ni en los medios, ni a la imaginación. El tema es una frase, anónima, sin firma, sin copyright ni copyleft. La frase:
«Hacer las cosas bien cuesta: ¿estás dispuesto a pagar por ello?».
¿Se animan? La idea básica es libertaria. Si asumimos una actitud correcta, nuestros mensajes saldrán del circuito cerrado en el cual se ven dando vueltas como torbellinos. De nada sirve quejarnos entre nosotros mismos de la piratería, de lo pobrecitos que somos, de lo mal que nos va, de que la culpa es de todos estos institutos de mala muerte.
Demos la cara. ¿Somos creativos o no? Si no lo hacemos, ¿quien lo hará por nosotros?
¿Qué te pareció? ¡Comparte tu opinión ahora!
- Opiniones:
- 35
- Votos:
- 41
Este video podría interesarte👇👇👇
Colabora con la difusión de este artículo traduciéndolo
Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portuguésEste artículo no expresa la opinión de los editores y responsables de FOROALFA, quienes no asumen responsabilidad alguna por su autoría y naturaleza. Para reproducirlo, salvo que estuviera expresamente indicado, por favor solicitar autorización al autor. Dada la gratuidad de este sitio y la condición hiper-textual del medio, agradeceremos evitar la reproducción total en otros sitios Web.