El diseño y los chinos
No soy pesimista. Reflexiono sobre qué nos está pasando en aras del mantenimiento y dignificación de la profesión del diseño.
AutorFernando Weissmann Seguidores: 66
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Hablemos claro. Diseño es una cosa; gadget1 es otra. Hacer un objeto, es una cosa; diseñar un producto es otra. Dibujar algo cool2 es una cosa; desarrollar un diseño es otra. Responder a una necesidad es (o tal vez, ¿era?) el costado social del diseñador; hacer algo «bonito y que se venda», es otra cosa. Los diseñadores nos debatimos hoy más que nunca frente a la trivialidad. Nos dedicamos a objetos que irán a llenar estanterías y que en general tienen tres virtudes:
- son baratos,
- fabricables en China y
- no sirven para casi nada.
Vamos en tren de perder los criterios teóricos, y creo que la reflexión debe primar frente al pedido del cliente. Ya casi no tenemos espíritu crítico o de discusión frente a nuestra creación. Nos vemos empujados por: el tiempo, la fabricación, el pedido, la comercialización, los mercados. Dentro de poco, los diseñadores hasta perderemos el placer que nos llevaba a sacar formas de nuestra imaginación.
Casi todos estamos por convertirnos (dicho con todo respeto) solo en delineantes de nuestras propias ideas. Dentro de poco y de seguir así, perderemos hasta el espíritu —como Fausto, que perdió el alma frente al Demonio—. Me temo que muchos han perdido hasta el respeto por la profesión. Y los productos, entonces, ya no tendrán «alma», y los podrá hacer cualquiera porque ya no seremos necesarios. Y nosotros, los diseñadores, deberemos dedicarnos a otra cosa.
Desde la modestia y el sentido común que deben dar mis 42 años de profesión, hago un llamado a los compañeros, a los estudiantes, para que nos pongamos las pilas, porque finalmente esta carrera de trivialidades no llegará a buen destino. Reflexionemos, que no todo es facturar honorarios por un trabajo que sabemos irrelevante. Intentemos sugerir al cliente, a partir de nuestros conocimientos contrastados, la mejor alternativa de solución para su necesidad. Será una forma de dignificar la profesión sacudiéndonos las etiquetas de personas cool. Debemos convencernos que somos, ni más ni menos, técnicos adiestrados y especializados para el diseño y desarrollo de productos.
Entre otras cosas, debemos sopesar posibilidades, rentabilidad, funcionalidad, trascendencia, criterio de fabricación, impacto ambiental y lógicamente nuestra supervivencia. Todo no da igual. No sea cosa que en poco tiempo, de seguir así, nos avergoncemos y reneguemos de nuestro «objeto», y queramos no haberlo hecho, más o menos como esos autores que desheredan los libros de juventud y quisieran no haberlos escrito, o esos actores de películas clase B que cuando llegan a estrellas, lo justifican como «pecados de juventud».
Hay tiempo para tomar conciencia y revertir los procesos. No tengo nada contra los chinos y su productividad, pero no creo que nuestro futuro pase por admirar y tomar como modelos estas cualidades que plantean en su forma de ser. Y mucho menos que los chinos se aprovechen permanentemente de nuestra creatividad, copiando a diestra y siniestra (y a veces tan mal que da lástima).
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- Gadget: se dice de un artilugio, gracioso, bien envasado pero en general prescindible o inservible.
- Cool: se dice últimamente de un objeto de moda. Da lo mismo, si sirve o no. Puede hasta ser bonito y muy bien realizado.
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