¿El diseño está amenazado?

Lo que define a los diseñadores como profesionales, como comunicadores visuales de oficio es la experiencia de vida, la capacidad de ver, interpretar, sintetizar y transmitir mensajes con herramientas especializadas, pero no exclusivas. Sin embargo no es lo más importante del diseño gráfico. Hay rasgos más significativos como la capacidad de generar identidad, la habilidad de reconocerse y diferenciarse como colectivo: el diseño gráfico es capaz de generar cultura, identidad, tradición e imagen. Claro que, para que este fenómeno se genere se necesita flexibilidad, adaptabilidad y dinámismo profesional, para afrontar retos profesionales, académicos y de vida. Los diseñadores deben inmiscuirse en el día a día, en el quehacer político y cultural de sus países y desde allí (desde el mundo real) generar imagen, discurso e identidad mediante su trabajo. Esto es hacer gráfica para la gente. En este sentido, detecto en el oficio amenazas tangibles y puntuales, no externas, sino endógenas:

1. A los diseñadores se los educa para la competencia de mercado entre colegas y amigos, para que unos se considern mejores que otros: todo el diseño egresado de las escuelas tradicionales es endogámico, porque los diseñadores solo buscan mejorar la «raza», diseñar mejor que el otro (o más bonito).
2. La privatización de la educación: En Venezuela, escuelas, institutos o universidades donde se imparte el diseño hay muchas, de calidades varias, casi todas privadas, costosas y por ende, inaccesibles para quienes, por su formación y experiencias de vida pueden generar identidad. Desde estas escuelas es que estamos generando nuestros discursos (endogámicos).
3. El diseñador como ente neutral: Profesionales considerados como artistas-genio productores de imágenes y objetos sin repercusiones sociales ni políticas.
4. La incapacidad de las escuelas de adaptación al cambio: Al analizar los institutos y su perfil de egresado, este no ha cambiado en nada desde que se fundaron (desde 1964). Esta incapacidad de ofrecer un estimulo real al estudiante ocasiona el abandono o la frustración.

Son estas las amenazas que más me preocupan como diseñador y venezolano. No obstante también detecto que hay aportes puntuales a nivel local, propuestas que están naciendo al margen del «diseño tradicional», enfocadas a la institución/escuela y a los perfiles del egresado y el docente desarrolladas por colectivos como el «Ejército comunicacional de liberación» en Caracas o la UNEY con Santiago Pol a la cabeza del espacio académico Diseño Integral en Yaracuy.

Vamos por buen camino, al menos en Venezuela se vislumbra un panorama distinto en algunos años. Pero... ¿y en el resto de América el diseño también está amenzado? Y si lo está, ¿esas amenazas son internas o externas? ¿Se vislumbran posibles caminos de superación? Invito a los lectores a compartir sus experiencias.

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