Ética en el diseño
Diseño cómplice o diseño ético
¿Hasta cuándo los diseñadores seguiremos colaborando con un sistema que conduce a la catástrofe del planeta?
AutorRodolfo Álvarez Seguidores: 85
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La responsabilidad de los diseñadores ante los últimos acontecimientos que se suceden en el mundo es vital. Como muchos profesionales de otras disciplinas nuestra postura ética nos lleva a involucrarnos per se en los cambios que devienen de la era posindustrial, ante el cambio climático, la contaminación y la destrucción del entorno con sus claras consecuencias; y en la repercusión del sistema económico salvaje autodestructivo donde estamos insertos a la fuerza, y que debe producir ganancias a toda costa en un breve plazo recurriendo a las guerras y el hambre para lograr sus objetivos; y a involucrarnos en el futuro de una tecnología contaminada del sistema. Todo esto implica que nuestra visión proyectual de diseñadores sirva para crear un mundo responsable, más humano, pensando en el presente urgente más que un futuro muy incierto.
En mi participación en el 10º Congreso de ALADI, en Santiago de Chile proponía:
«El diseño debe ser el plan, la proyección de ideas positivas y constructivas para comunicar visualmente y significar mensajes y el método proyectual coherente para producir objetos útiles a la humanidad valiéndose de propuestas intelectuales éticas y sirviéndose de recursos materiales compatibles con el medio y la vida. El diseño de comunicación y el diseño de producción no deben perjudicar el ecosistema. Así mismo no deberán invocar o propiciar con su apología a la violencia, la guerra, las diferencias étnicas, religiosas o políticas, el abuso, el engaño y la falsedad legal, la manipulación genética, ni la miseria humana, ni las enfermedades y la destrucción, ni el consumo y distribución de sustancias tóxicas que destruyan el medio ambiente y lo poluyan. Cumpliendo su sentido original creador, el diseño debe beneficiar al ser humano y su entorno para lograr una mejor calidad de vida y crecimiento espiritual».
Decía Otl Aicher en El Mundo como Proyecto:
«Diseñar significa establecer entre el pensar y el hacer una mutua referencia. La estética sin ética se aproxima al fraude, no únicamente su forma exterior. El criterio del uso incluye los efectos sociales y ecológicos [...] también hoy con invitaciones a disfrutar de todo. Atrás está la posguerra, atrás la revuelta del 68, atrás los tiempos de los movimientos sociales, nos instalamos en la sola belleza aún sabiendo que pronto nos ahogaremos en la basura y que el mundo está a punto de reventar. Atrás quedan las utopías de una nueva sociedad […] Los méritos supremos de la sociedad meritocrática son el embellecimiento, el styling y el diseño. Vivimos por ahora en una sociedad de diseño del aderezo […] El diseño consiste en adecuar los productos a las circunstancias a que están adscritos y ésto significa sobre todo adaptarlos a circunstancias nuevas. En un mundo que cambia también los productos deben cambiar. Cuanto más grave es la situación del mundo más bello debe parecer…»
Yves Zimmermann, 1991:
«También se puede entender el mundo como proyecto, en otras palabras: en la medida en que el mundo es cada vez más mundo hecho por el hombre, es susceptible de ser proyectado, es decir, diseñado».
Los interrogantes
La calidad de los proyectos es la calidad del mundo y éstas deberían ser las preguntas que debamos hacernos:
- ¿Qué debemos hacer ante una inminente catástrofe climática con los espacios, mensajes y productos que diseñamos?
- ¿Cómo contribuimos a acelerar o frenar responsablemente, saliendo de este estado de ensoñación hipnótica de falsos mundos virtuales que nos imponen con tecnología, despreocupándonos del alto consumo de energía?
- ¿Qué aporta nuestra visión ética profesional en los proyectos para ser responsables con la naturaleza y la humanidad?
Si podemos aportar lo mínimo cada uno para ayudar a salvar los peces de los ríos evitando los excesos de tintas en impresos y envases, el uso desmesurado del papel para salvar los árboles que se pierden irracionalmente en la Amazonia y la cantidad de materiales no biodegradables que utilizamos, seremos responsables con nuestra tierra y la naturaleza.
Por otro lado los valores humanos también se destruyen cuando ayudamos a propiciar con nuestros mensajes el consumo de sustancias nocivas, la manipulación comercial que beneficia oscuros intereses, la falsedad e hipocresía de modelos estéticos que incitan a otorgar ganancias a comerciantes que sin conductas sociales responsables generan miseria. Los mismos que pagan sus materias primas y manufacturas a costa del hambre y la miseria de los países pobres. Nos referimos a las grandes marcas emblemáticas del primer mundo que instalan sus fábricas en las regiones más empobrecidas y pagan salarios misérrimos, sin servicios sociales ni seguridad, que con sus valores de jornadas interminables ni siquiera representan el 1% del costo de sus productos en los mercados, contaminando con sus materiales donde no existen regulaciones que protejan ni el hábitat humano ni el natural, por supuesto.
Aportando el mínimo de conciencia en cada proyecto, desviando subliminalmente esos mensajes con más información y cultura estaremos encaminados a evitar la destrucción, pues sólo una ética razonablemente compartida desde cada lugar, por más humilde y pequeño que sea; y unificados en una gran convención global con la educación comprometida con nuevos planes de estudios que no estén subordinados a los intereses de las empresas, nos pondrán en la postura responsable de no ser cómplices del mundo que estamos destruyendo.
En el tiempo que demora leer este artículo se destruyen nada menos que el equivalente, en superficie de bosque en el mundo, a 120 campos de fútbol y se emitieron más de 120 toneladas de CO2 a la atmósfera y esto no es una ensoñación, es la realidad del mundo en que vivimos.
Preguntas
¿Cuál considera Ud. que debería ser la actitud ética de un diseñador que trabaja empleado en un medio periodístico que, como casi todos los medios, apoya este sistema depredador; o la actitud de un diseñador empleado, por ejemplo, en British Petroleum?
Creo que es deber de todo profesional ser coherente con sus actos de responsabilidad social, es probable que parezca una utopía, pero es justo determinar que vivimos en un mundo cada vez más violento, donde se ejercen todo grado de violencias; en el ámbito empresarial existen acuerdos de responsabilidad social, un empleado de un medio de comunicación es tan responsable como el director y el grupo empresarial que representa.
Cuando Ud. habla de que el diseñador debería desviar subliminalmente los mensajes hacia fines más nobles: ¿debe hacerlo con o sin la aprobación de su cliente? ¿Conoce algún caso que pueda mencionar a modo de ejemplo?
Los diseñadores podemos manejar herramientas de persuasión muy poderosas y conocemos algunas: mediante la utilización de imágenes hasta de manera subliminal podemos inducir a acciones positivas que pueden ser percibidas de manera conciente o subconciente en las audiencias.
Autores que tratan esta temática en la década del setenta del siglo XX como Vance Packard en Las formas ocultas de la publicidad, por un lado, y por el otro el mismo Otl Aicher en El Mundo como proyecto cuando cuestiona a los masmedia y nuestra profesión proyectual capaz de influir en el mundo que nos rodea.
No debemos olvidar estos enfoques desde la misma ciencia semiótica, Umberto Eco trata los símbolos de la sociedad y sus efectos.
Desde nuestro nacimiento entre los tipos de plomo (no debemos renunciar a nuestro auténtico origen) los diseñadores hemos aportado a esta situación. Por un lado somos grandes consumidores de papel, tintas, de bites y energía, pero lo peor es que inducimos al consumo de manera irresponsable, y sabemos que no debemos inducir a la ilegalidad, el deterioro y la violencia que se ejerce desde todos los estamentos con nuestro trabajo de comunicación.
Puedo ser empleado de una petrolera por elección o necesidad y se cual es mi responsabilidad, no creo que nadie quiera ver el mar y miles de especies manchadas de petróleo.
Lamentablemente muchas acciones no dependen de nosotros, pero sí y quizás podemos ser parte de una campaña de comunicación política proyectando los mensajes de quién dirigirá nuestros destinos, estemos o no de acuerdo podemos utilizar esas herramientas subliminales para producir efectos contrarios, quizás valdría estudiar al mismo Joseph Goebbels que indujo a las masas a la violencia y la guerra con la potencia de un símbolo o marca milenaria1 pretendiendo dominar el mundo, lo que no pudo percatarse que ese símbolo puesto a la inversa, en sentido «levógiro» causó su propia destrucción.
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Bibliografía
- Otl Aicher, El Mundo como Proyecto, Editorial Gustavo Gili, Barcelona 1991
- Yves Zimmermann del prologo, El Mundo como Proyecto, Editorial Gustavo Gili, Barcelona 1991
- Rodolfo Fernández Alvarez en Historia del diseño industrial en Latinoamérica, Elina Pérez Urbaneja 2001
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