Transformar problemas en soluciones
Empatía, intuición, colaboración y experimentación son las palabras de turno que están transformando el mundo corporativo en la creación de nuevos productos y servicios.
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La metodología exclusiva de las actividades proyectuales que los diseñadores aprendimos en la universidad durante casi 50 años, hoy es conocida como «Design Thinking» y es el mayor diferencial entre las empresas creativas y las empresas convencionales de todas las áreas.
Las definiciones utilizadas por el design thinking1 son muy importantes. De hecho las conocemos desde la Bauhaus y ahora aparecen no solo en áreas complementarias al diseño (de productos, espacios y comunicaciones), sino también en marketing, economía, nuevos negocios, gestión, innovación, etc. Esta es la nueva realidad del diseño de hoy. Resulta muy positivo que otras profesiones, incorporen este modo particular de abordar problemas, porque así el diseño gana espacio y abre nuevas oportunidades. Pero hay que tener cuidado para que no sea solo una moda pasajera; hay que conseguir diferenciar lo que es marketing corporativo de lo que es realmente una innovación.
«Design Thinking» se refiere a un abordaje, una forma de pensar y de encarar problemas, centrada en la empatía, colaboración y experimentación. Los ciclos repetitivos de intercambio de ideas, desarrollo de proyecto, estudio de comportamientos, corrección de proyecto y prototipos, están ayudando a grandes empresas a crear nuevos productos que en su mayoría son servicios. El proceso que se aplicaba exclusivamente al diseño industrial y gráfico, ahora se extiende a todo: la idea de proyectar. La mejor lección del design thinking para los diseñadores es asumir la idea de pensar como diseñador para todo tipo de actividad o problema y no sólo para los problemas físicos y tangibles.
«Design Thinking» se refiere a un abordaje, una forma de pensar y de encarar problemas, centrada en la empatía, colaboración y experimentación. Los ciclos repetitivos de intercambio de ideas, desarrollo de proyecto, estudio de comportamientos, corrección de proyecto y prototipos, están ayudando a grandes empresas a crear nuevos productos que en su mayoría son servicios. El proceso que se aplicaba exclusivamente al diseño industrial y gráfico, ahora se extiende a todo el diseño: a la idea de proyectar. La mejor lección del design thinking para los diseñadores es asumir la idea de pensar como diseñador para todo tipo de actividad o problema y no solo para los problemas físicos y tangibles.
Se empezó usar el termino design thinking en los inicios de la década pasada, en Silicon Valley, California. En 2005 en la Universidad de Stanford se crea el primer curso específico. Hoy el design thinking es entendido por el mercado como sinónimo de innovación y resultados; a tal punto que bancos, multinacionales, empresas de servicios y hasta gobiernos, incursionan en el universo del diseño para colaborar en la construcción de ideas, modelos y hasta proyectos con base en la intuición, experiencia del usuario real, buscando soluciones asociando ideas no obvias y compartiendo experiencias.
Que esto esté aconteciendo es muy importante, porque para nuestro futuro y evolución para una sociedad más sustentable necesitamos de una nueva forma de pensar y la capacidad de integrar informaciones. El design thinking puede ayudar a anticipar y responder a hechos y acciones más sostenibles. Saber utilizar esto de la mejor forma posible es mucho más que una herramienta para crear nuevos servicios.
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