Los díscolos prevaleceremos

Mientras las corporaciones siguen dictando sentencias de muerte, la desobediente multiplicidad cultural traza su propio camino de la mano del diseño y el arte discográficos.

Martín Comoglio, autor AutorMartín Comoglio Seguidores: 38

Andrés Gustavo Muglia, editor EdiciónAndrés Gustavo Muglia Seguidores: 137

Ilustración principal del artículo Los díscolos prevaleceremos

«Díscolo» es el título de un libro verdaderamente seminal, cuyo subtítulo confirma tal adjetivación: «Desobediencias creativas del packaging discográfico». Con varios años ya como profesor universitario, e incluso en mis días de estudiante de diseño, jamás me topé ni supe de un libro que seleccionara discos por el valor creativo, vanguardista y rupturista de sus diseños de tapa e interior. Máxime si se trata de una selección que valora tanto piezas gráficas de grupos musicales o solistas consagrados, como también de aquellos independientes fuera del mainstream.

La imprenta «Grafikar», con más de 6.000 producciones discográficas realizadas en sus talleres a lo largo de casi dos décadas (1995/2013), y constituida como un auténtico pilar en el rubro discográfico en la República Argentina, pergeñó conjuntamente con el estudio de diseño «Sujeto Tácito» editar un libro que compilara algo más de 120 de las mejores propuestas de concepto, arte, diseño y producción en imprenta. Supe de su edición con bastante anterioridad, pues Flavio Mammini, hacedor de «Grafikar» y Director de Contenidos del libro, seleccionó mi trabajo de digipack para el trío Ranas Toro entre los 54 destacados.

Independientemente de tamaña distinción profesional, el recientemente editado Díscolo - Desobediencias creativas del packaging discográfico, puso nuevamente en la agenda visible el decisivo rol del diseño y el arte discográficos en la construcción y consolidación del caudal simbólico y tribal de un artista o grupo musical. De ese intangible vital para todo melómano que se precie de tal. Incluso más: esa condición de socio visual y conceptual indispensable, convertido en argumento de venta clave de un disco oficial.

Ricardo Cohen —Rocambole para los entendidos—, célebre artista y diseñador de las portadas de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y también de los álbumes de Skay Beilinson en su etapa solista, sostiene en su prólogo para el libro:

«La cubierta de un disco ha conectado al melómano con la obra del músico de una manera más emocional, personal, intensa y duradera que cualquier otro tipo de pieza de diseño».1

Como melómano primero, y luego como diseñador, doy fe.

Cuando en el primer «Encuentro de Músicos Independientes» de la República Argentina (2012) se me invitó a disertar sobre mi trabajo de packaging discográfico para el trío Ranas Toro —luego seleccionado para el libro «Díscolo»—, me dispuse a preparar una presentación visual tan didáctica como pude. Y cuando lo que concernía a mi trabajo profesional estaba cubierto, sentí la necesidad de invitar a reflexionar sobre el concepto de «escuchar música». Más específicamente sobre la «experiencia de escucha». Fue así que me dispuse a googlear «escuchar música», y ante mi se dispusieron un sin fin de imágenes de gente muy joven, muy simpática, muy dinámica, todos con sus auriculares conectados a un smartphone, una tablet o cualquier otro dispositivo portátil. Pero no sólo eso: todos los protagonistas estaban caminando, circulando en bicicleta, esperando el subte...2 No encontré una sola imagen de alguien poniendo un vinilo o un CD en un equipo de audio, mucho menos leyendo ensimismado las letras de las canciones del booklet mientras escuchaba el álbum. Al tipear «leer», sin embargo, Google me mostraba un joven estudiando sus apuntes, una señora en su hogar leyendo con sus distinguidos lentes la versión online de un periódico, un adulto leyendo un suculento tomo de ficción en el living de su casa, incluso alguien con sus pantalones bajos, en un retrete, completamente tapado por un diario formato sábana desplegado.

¿Por qué «escuchar música» parece ser posible mediante un solo tipo de formato portátil, mientras «leer» es algo bastante más diverso? Recordé entonces cuando en 1985 los medios declamaban al unísono la muerte de las salas de cine a manos de la revolucionaria videocasetera: «​¡Podés parar la película para ir al baño!». También recordé que en 1995, en mis inicios como docente universitario de Diseño, llovían artículos sobre la inminente muerte del libro impreso a manos del e-book, las bibliotecas online, y etcéteras varios. Con mis alumnos y mis colegas de entonces, sentíamos el vértigo mediático de algo presentado como inexorable. A pesar de ello, actualmente hay más y mejores salas de cine que en los ochentas, con asistencias multitudinarias en muchos casos. También más compradores de libros, un sostenido volumen de ediciones, y decenas de miles de asistentes a ferias anuales como la de Buenos Aires, cuya marea de lectores no es precisamente un amontonamiento de «nostálgicos». Sin embargo, «​nostálgico» suele ser el apelativo con el cual el relato corporativo califica despectivamente a quienes se rebelan a sus intencionadísimas e interesadísimas sentencias de extinción, dirigidas a cualquier aspecto que ya no les reditúe verdaderas fortunas, pretendiendo siempre direccionar el devenir de la sociedad nuevamente hacia algo que les signifique exorbitantes ganancias.

Si Google hubiese existido en 1995, al tipear «leer», ¿hubiese mostrado la diversidad de imágenes y tipos de lectura que ofrece en la actualidad —ya con la sentencia a muerte del libro completamente caduca y ridícula—, o hubiésemos encontrado sólo gente muy joven, muy simpática, muy dinámica, leyendo en e-books y monitores cuadrados color marfil?

Apenas iniciado el nuevo siglo, y cuando las corporaciones culminaron esa amarga digestión que significó comprender que ya no venderían millones y millones de discos con ganancias hiperbólicas, comenzó a arreciar esa nueva sentencia de muerte, tan sobreactuada como las anteriores: «la muerte del disco».

La descarga ilegal, presentada como la primera gran amenaza en las ventas de álbumes oficiales, hizo aguzar la creatividad y el estudio sesudo de los diseñadores de portadas discográficas. Fue así que ese diseño de carácter conceptual, identificador, poético, y fidelizador, ahora tomaba esteroides y se imponía correr los límites estandarizados del formato. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota no serían lo que fueron y seguirán siendo, sin esas entelequias aristotélicas de Rocambole hechas envases discográficos. Y es solamente un ejemplo cercano, entre tantos, tantísimos. Permítanse la sorpresa de visualizar producciones discográficas fuera de estándar, de reciente edición, y con una exploración de materiales maravillosa, en mercados como el japonés, el koreano, y sí, también el argentino.

Son incontables los artistas que siguen depositando en la edición discográfica la plena certeza de un testimonio fiel a su propuesta, y un amparo legal al derecho de autor por la publicación de sus obras. Se traten de discos compactos, vinilos, o incluso la resucitada variante de casetes. Sí, ediciones en casete.

Reducir el análisis a «vender un millón o morir» resuena a despótico. Y la realidad que los filtros de búsqueda velan intencionadamente muestra otros indicadores. Hay tiradas discográficas de un puñado de miles que se venden sin empachos y con un atentísimo cuidado gráfico y conceptual que gratifica por igual al músico y a su público. Generando ganancias, incluso en gestiones independientes.

Hay infinidad de personas que adjudican al mp3 o al streaming la funcionalidad que antes tenían los desnudos casetes vírgenes: primero lo escucho, y si me gusta, lo compro original y completo la «experiencia de escucha» con el tándem música/diseño. No se trata pues de matar, morir, o dejar morir. Se trata de libertad. De comprender la fractalización de la cotidianeidad sin imposiciones. Díscolo se opone a dócil.

«Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud».3

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  1. Ricardo Cohen (Rocambole) Prólogo Díscolo - Desobediencias creativas del packaging discográfico, Grafikar + Sujeto Tácito (La Plata - Buenos Aires - Argentina - Copyright © 2013) www.librodiscolo.com.ar
  2. «Subte» es la forma de referirse al «Metro» en Buenos Aires.
  3. Frase irónica muy popular en países de habla hispana. La acuñó el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (1581 - 1639), nativo de Taxco (territorio novohispano entonces, actualmente México). Aparece en su obra La verdad sospechosa (1630).
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Retrato de Flavio Mammini
4
Feb. 2014

Voy a opinar con verguenza, por ser el padre de la "criatura", y por mi amistad con Martín.

Su descripción y análisis ha sido impecable!

He "cabalgado" decenas de congresos de Diseño con dos "caballitos de batalla": Gutenberg Contraataca", y "Packaging con Cuerpo y Alma" que pintan de cuerpo entero el fracaso de los vaticinios de los Nostradamus del siglo XX.

Las "caricias" del papel, el "aroma" de la tinta, y el "chillido" del vinilo, nos vinculan aún hoy "afectivamente" con estos "objetos" con los que hemos disfrutado del cuento de las buenas noches, y una vuelta más de calesita.

Salud!

4
Retrato de Damian Antonuk
1
Feb. 2014

donde se consigue la criatura?

1
Retrato de Flavio Mammini
4
Feb. 2014

Hola Damián! Si sos de Ba As es muy fácil; podés contactarte con lucas lombardía a lucasl@grafikar.com

Sdos!

Flavio M.

1
Retrato de Damian Antonuk
1
Feb. 2014

me mande a Rayuela, quedaba 1 solo, así que la criatura ya está en casa, gracias y saludos

0
Retrato de Flavio Mammini
4
Feb. 2014

Grande Damian! espero que sea de tu agrado y espero tus comentarios!

abrazo!

Flavio Mammini

0
Retrato de Martín Comoglio
38
Feb. 2014

Mil gracias por tus palabras Flavio.

0
Retrato de Manuel Rodríguez
0
Mar. 2014

Voy a meterme a opinar solo porque es gratis. Creo que el caso de los discos físicos se comprueba también en el cine. DEsde hace añares que se vaticina su muerte: con la aparición de la radio, de la television, del video, del cable, de internet...... Sin embargo la gente sigue acudiendo a las salas y el 7mo arte ha visto pasar los cadáveres de quienes se suponía serían sus sepultureros. Con esto quierto decir que el verdadero arte (o los verdaderos artistas) son los que saben reinventarse constantemente, sin dejar de lado sus características, sino incorporando nuevas aristas.

1
Retrato de Martín Comoglio
38
Mar. 2014

Precísamente Manuel, esto que contás está desarrollado en el artículo.

0
Responder
Retrato de Fernando Ibarra Melgarejo
0
Mar. 2014

Desde el colegio compraba discos únicamente para ver los librillos y el arte que viene en ellos. Mis compañeros de clase me decían que eso era algo "raro". Y no fue hasta el quinto ciclo de la carrera de diseño cuando un profesor al comentarle tal anécdota me contó que él también tiene ese gusto. Justamente este maestro inventó una banda de rock (inexistente) sólo para hacerles la gráfica. Los invito a que chequeen este proyecto. Enlace

1
Retrato de Martín Comoglio
38
Mar. 2014

Muy interesante Fernando! Muchísimas gracias por el aporte. No somos raros, somos díscolos!

1
Retrato de Fernando Ibarra Melgarejo
0
Mar. 2014

Bien dicho, eso es lo que somos :)

1
Responder
Retrato de Ana Luque
0
Dic. 2019

Creo que actualmente se está rescatando el comprar el álbum físico del artista con los vinilos. Están volviendo a "la moda" por decirlo así, sobre todo porque vienen con bonus dentro, no es solo la caja y el vinilo, sino covers y demás con diseños buenísimos. Soy una persona que consume muuucha música en internet y si veo un álbum que me gusta en su 80%, lo compro. Cuando busco el vinilo y veo el diseño de la portada, el color del vinilo, los covers, a veces vienen con posters, etcetc, incentiva más a la compra. Es por esto que el diseño, no solo de la portada, sino de todo, entre el producto y el empaque, tienen que tener armonía.

1
Retrato de Martín Comoglio
38
Abr. 2020

Muchas gracias Ana, coincidimos.

0
Responder
Retrato de Esther Analí Beltrán Meza
2
Abr. 2014

Excelente artículo! Yo he usado el método de primero escuchar online algun álbum y si me convence, compro el cd, creo que la gráfica de los artistas musicales es indispensable en su identidad ante el público, ya que establece un enlace emocional más directo que sólo el gusto por la música. Larga vida al disco.

2
Retrato de Martín Comoglio
38
Abr. 2014

Amén Esther!

0
Responder
Retrato de Roman Sovrano
0
Feb. 2014

Como diseñador y melómano, es una lastima que las discograficas, especialmente las locales, no tomen nota de esto y sigan empecinadas en lanzar ediciones de mala calidad, teniendo en cuanta el precio que se paga por los cds originales. Hoy en dia solo compran cds los verdaderos fanaticos de un artista. Podrian hacer un buen packaging con buena impresion, bonus track, que son un plus y un enganche para comprar, y una forma tambien de mostrar algo distinto al archivo .mp3. y darle otra vualta al formato fisico. En otros paises como Japon la calidad de las ediciones son geniales!

5
Retrato de Martín Comoglio
38
Abr. 2014

Tal cual Román.

0
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