Semáforo en rojo en la ciudad de México
El rojo en los semáforos en la ciudad de México es una muestra de la flexibilidad entre significación teórica y práctica de los signos que conforman la cotidianidad urbana local.
AutorAntonio Reyna Seguidores: 2
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«Es nada más de precaución, pero si hay chance, hay que aprovechar, ¿no?», me dijo el taxista que me llevaba en mi primera aventura en la ciudad de México. Mientras el hombre se pasaba varios semáforos en rojo, yo tenía un miedo taquicárdico. «No se preocupe, nunca me ha pasado nada, ni a mí ni al pasaje», aclaró, en un intento fallido por tranquilizarme.
Desde el momento de mi llegada a la ciudad, lo que más me impresionó fue la cantidad de representaciones e interpretaciones de los signos que conforman su cotidianidad. El conjunto de signos y su puesta en circulación provocan que la realidad se reinterprete continuamente, produciendo un «collage» urbano que da como resultado una cotidianidad muy diferente a la de otras ciudades del país. En la ciudad de México la «lógica social» es un arte por aprender y el surrealismo se vuelve parte de la realidad.
La vida cotidiana «se presenta como una realidad interpretada por los hombres y para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente» (Berger y Luckman, 2001, 36). Esto es: nuestra realidad está conformada por un conjunto de signos, que son a su vez estímulos que nos evocan a elementos almacenados en nuestra memoria y conocimiento histórico. A estos signos les agregamos significados, los cuales para que conformen una realidad social, deben ponerse en circulación, en acuerdo e intercambio con los otros.
Por ejemplo, en mi bagaje histórico personal, el color rojo en el semáforo —signo— debe evocar a detener tu vehículo —significado—. Esto conforma mi realidad histórica y todo aquello que le difiera, será para mí un extraño comportamiento social, sobre el que habré de decidir si critico, adopto o me adapto para sobrevivir, al insertarme en ese contexto que me es ajeno.
A pesar que existen «normas» o «reglas del juego social» que establecen los significados y acciones consecuentes a distintos signos, es la puesta en circulación a través del intercambio la que permite que un signo sea autosustentable y perdure en el imaginario social. Por ejemplo, el artículo 8º del reglamento de tránsito metropolitano del Gobierno del Distrito Federal (2010, 6), señala que «en los cruceros regulados mediante semáforos, debe detener su vehículo cuando la luz del semáforo esté en color rojo». Entonces, si en esta norma establece el significado y acción que conlleva este signo imperativo de tránsito vehicular, ¿por qué diablos es tan común que en esta ciudad la gente se pase los semáforos en rojo?
La respuesta pareciera sencilla a la semiótica social, aunque no tanto a mi entender personal. Es debido a que una cosa es el punto de partida de una significación —significación teórica— y otra diferente la reinterpretación y representación en la cotidianidad de esos signos —significación práctica—. Una cosa es lo que establecen las reglas del juego social y otra es cómo los usuarios de los signos ponen en juego esas reglas.
Así, el contexto cotidiano de la sobrepoblada ciudad de México, donde la conglomeración del tráfico vehicular es algo intrínseco en la normalidad del imaginario social, provoca que en ocasiones una luz roja sea más «perjudicial» para desplazarte de un punto A a un punto B y podría estar provocando rezago vehicular, con sus respectivas consecuencias. Por ejemplo: laborales, psicosociales o ecológicas. Volviendo a la acción de pasarse la luz roja, un acto de beneficio para la sociedad —obviando a los peatones, ciclistas y otros actores urbanos—. Y lo mismo sucede con una amplia variedad de signos que conforman la realidad y cotidianidad en esta ciudad, cuyos tintes surrealistas y expresionistas son parte de la normalidad subjetiva.
La conjunción e interacción de signos, significados y sus representaciones cotidianas, es lo que conforma la realidad social en cualquier contexto. Existen realidades urbanas particulares que parecen desafiar leyes universales sociales y que, a su vez, determinan su naturaleza cultural y su percepción por parte de los agentes externos. La flexibilidad o representación del significado teórico a distintos signos, se ejemplifica en lo que sucede en la realidad cotidiana vial de esta ciudad, donde los acuerdos oficiales establecidos para el significado de signos que permiten una interacción social supuestamente fluida y dinámica, se contextualizan de acuerdo a las necesidades individuales.
Al menos así intento darle comprensión a fenómenos incomprensibles para mi lógica, considerando que estuve a punto de ser atropellado al intentar cruzar una calle controlada por un semáforo, en la que el automovilista se pasó la luz roja y además de casi embestirme, me gritó «¡quítate pendejo, ¿qué no ves que llevo prisa?!», mientras se alejaba mostrándome el dedo medio de la mano en alto.
La puesta en circulación urbana de los signos y la interpretación de estos, se muestra como un ejemplo claro en el momento en que el significado del color rojo de la luz de los semáforos deja de ser un rojo imperativo, para ser un rojo sugerente.
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- Berguer, P., Luckmann, T. (2001). La construcción social de la realidad. Amorrortu Editores. Argentina.
- Gobierno del Distrito Federal. (2010). Reglamento de Tránsito Metropolitano (PDF).
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