Mi cliente más importante

Te advierto para que no pierdas tu tiempo: mis artículos no son serios. Son apenas un entretenimiento y una reflexión sin pretensiones. Si no te gusta ese tipo de textos no sigas leyendo y dedica tu tiempo a ti mismo, porque en realidad de eso mismo trata este artículo.

Hoy me he descubierto mirando a la pared como un gato, cansado de todo un mes de ir a dormir tarde y despertar temprano para cumplir con todos los deadlines, que como freelance me dan de comer a mi y a mi familia. Y de repente me he acordado de un «cliente» muy importante al que te tengo abandonado. En ocasiones siento que estoy a punto de perder su cuenta. Ese cliente soy yo mismo.

Cualquier freelance o asalariado que trabaja bajo estrés sabe que en ocasiones olvidamos a nuestro cliente más importante: nuestro cuerpo; y unos co-workers y socios importantes, que son nuestra familia y amigos. Como una revelación he pensado en incluir en mi agenda unos nuevos deadlines para todos ellos. Y como a cualquier proyecto de branding darles valor añadido para su desarrollo.

Pareciera que nos gustara darle caña al cuerpo con los horarios y la ingesta de café, te, bebidas de todo tipo y comida más o menos nutritivas, siempre adecuadas a los tiempo que tenemos para seguir trabajando. Lo mismo pasa con atender, escuchar, jugar, pasar tiempo con las personas que nos quieren y queremos. En ocasiones pasan meses en los que todos los momentos que tenemos con este «cliente» y «socios» son como intermedios entre proyectos, más bien como descansos breves.

Eso, si lo pensamos bien, nos pone a nosotros mismos en un segundo plano, por detrás de clientes, logos, carteles, flyers de las cosas más inverosímiles y en ocasiones —seamos sinceros— irrelevantes.

Le damos importancia al tiempo que nuestros clientes tienen que darle a su marca o a sus redes sociales, ¿pero nos damos el tiempo nosotros para cuidar nuestra propia marca vital? Deberíamos, porque a ese «cliente» no nos interesa perderlo ni devaluar nuestra relación con él.

Seamos sinceros, los logos, las web, lo carteles que realizamos, alguien como nosotros los cambiara con el tiempo y realmente lo único que nos quedara será ese «cliente» maltratado por no respetar sus tiempos, no cuidar su dieta, no «educarlo» o distraerlo en vivir fuera de lo puramente creativo y delante de una pantalla o papel.

La cosa es peor cuando tu hobby es el mismo que tu trabajo y las páginas de visitas, los Twitter que sigues, los Instagram que te gustan y hasta lo que lees, todo tiene que ver con el diseño. A partir de hoy en mi lista de proyectos voy a escribir uno que diga: «El Jefe & Compañía» y le voy a dar prioridad absoluta. ¿Y tu?

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