La tecnología y la educación

¿En qué medida nos estamos haciendo dependientes de la tecnología a la hora de capacitarnos? El avance de la tecnología es asombroso, tanto que las personas ya no saben cómo manejar un teléfono móvile, enviar un email o usar el control remoto del televisor. Este progreso es importante y necesario, pero también es un cambio en la forma de pensar, de ver la vida.

Noto que la nueva generación de estudiantes se distrae mucho con las computadoras, los videojuegos, el chat por celular. Me pregunto: ¿qué va a pasar con el papel escrito a mano para realizar un borrador o presentar un trabajo? ¿Cuánto va a hacer el alumno capaz de salir a la calle para investigar, encuestar a gente capacitada, ver por sí mismo la realidad que lo circunda? ¿Cómo va a influir sobre los valores de su vida?

Hoy en día sabemos que es importantísimo tener contacto por mail, manejar el celular por la calle, saber imprimir al menos un Currículum Vitae. Sin embargo hay gente que se niega a hacerlo.

El concepto de educación en este siglo nos pide que trabajemos en equipo. El diseño de las aulas está creado para que los estudiantes busquen información a través de Internet y compartan los conceptos con sus compañeros y profesores. No debería ser cuestión de solo «copiar y pegar» un texto; tiene que haber en el alumno un interés genuino, una curiosidad y un estímulo por ir más allá de lo que es fácil, buscar el contexto en el que se basa el trabajo a realizar, comprender por qué pasa lo que no llega a entender, tener disciplina, «debe tener claro qué es lo que se está buscando y qué es lo más relevante».¹

Las carreras son inclusive diferentes a las de años atrás porque las necesidades son diferentes, son más específicas, más cortas y es más amplia la oferta educativa. Esto motiva a la reflexión y el auto-análisis sobre las capacidades, gustos y dotes de los jóvenes para estudiar.

Opiniones de algunos estudiosos dicen, por ejemplo, que el impacto que tuvo el invento de la máquina de escribir fue real y significativo, sin embargo aún hoy se sigue usando el mismo sistema en las computadoras modernas. O también la instalación de sistemas de provisión de agua potable en las ciudades, que ayudó a que se descubrieran nuevos antídotos para las bacterias: en eso hubo un gran progreso.²

En definitiva, quizás no nos hagamos tan dependientes si cultivamos en nosotros el amor por nuestros defectos y virtudes, una consciencia de lo que realmente anhelamos y cómo lo llevamos a cabo a diario, una mayor participación en todos los aspectos de la vida y la naturaleza, y un aprendizaje y progreso por parte de los jóvenes respecto a su cultura, su educación familiar, etc., para el bienestar de todos los seres humanos, tanto material como espiritual, tratando de trascender los límites impuestos en la actualidad.

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