El Foro, el fuero ¡y afuera!
Sobre la construcción compartida de un diseño sin fronteras geográficas, académicas o profesionales.
AutorAlfredo Gutiérrez Borrero Seguidores: 271
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Asumo como localizado el conocimiento en diseño, por eso sitúo las ideas desde las cuales estructuro mis consideraciones: al fin de su obra «The Industrial Design Reader» de 2003, la doctora Carma Gorman —historiadora de arte y diseño, profesora de la Southern Illinois University de Carbondale y editora asociada del journal Design and Culture, de la editorial inglesa Berg— incluyó, último entre 62 textos que conforman su excursión por siglo y medio de pensamiento sobre diseño industrial (1851-1999), un artículo de Donald Norman, originalmente publicado en el número de verano (vol.18, no. 2) de 1999 del journal Innovation, producido por la Industrial Designers Society of America. El equivalente en castellano, para el título del artículo de Norman es: «Tiempo para el cambio: Diseño en una era Post-Disciplinar».1
Fiel a décadas de labor para ampliar los alcances del diseño en pro de la humanidad, y como constante estudioso de la ciencia cognitiva y la usabilidad, Norman pidió acabar la segregación que mantiene herméticamente recluidas en «cajas epistemológicas» a las disciplinas vinculadas con el diseño. Derribar los muros entre prácticas, «desamurallar» pensamientos solicitaba entonces Norman a las personas que vivimos en (con, del, para él) diseño y felizmente creo que, ad portas de su sexto aniversario, eso es algo que FOROALFA, quienes lo fundaron y nutrieron, y quienes disfrutamos de él o aportamos nuestras opiniones, grandiosas, intrascendentes, modestas o molestas (cada uno escoja), estamos comenzando a lograr: por algo a diario se unen decenas de interlocutores a este continuo diálogo de diseño transfronterizo.
Para conseguir buen diseño, Norman planteó el entendimiento entre las disciplinas implicadas en el desarrollo de producto (industrial, gráfico, ingenieril, de mercadeo, etcétera). Y acto seguido reclamó que tales disciplinas trabajaran como equipo durante todo el proceso de desarrollo llevando a cabo las negociaciones necesarias para satisfacer las necesidades de los clientes y las compañías. Por supuesto, cabe aquí recordar que las disciplinas, por sí solas, son entes abstractos; apenas pasan de operativas ficciones sociales: somos los humanos quienes las teorizamos, integramos y trabajamos en un momento dado, construyendo sobre lo que nos legaron quienes las constituyeron y bautizaron en otros tiempos, los que componemos el cuerpo vivo de todas las actividades humanas…
Durante meses, seguí en silencio el creciente flujo informativo de FOROALFA, hasta que la multiplicidad de las temáticas, el entusiasmo y la reflexión de quienes opinan y sobre todo la cualidad y cantidad de adhesiones y comunicaciones en gradual maduración, hicieron irresistible el anhelo de aportar al diseño de la comunidad. De decir: aquí estoy, así diseño y esto pienso. A menudo la etimología me sugiere estructuras, como con la palabra Foro, cuyo origen nos lleva a las antiguas plazas romanas: espacios abiertos, donde tenían lugar infinidad de interacciones dialógicas; lugares públicos con funciones comerciales, cambiarias, legales, místicas, y de ocio, en las cuales, pese a sus diferencias, los ciudadanos de Roma tejían y entrelazaban a diario su vida social y comunitaria.
Vencer las diferencias es asunto complejo como nos recuerda Norman:
«No siempre fue fácil. Gente de diversas disciplinas tiene diferentes antecedentes educativos, diferentes sensibilidades y estilos de trabajo. Las palabras pueden tener significados enteramente diferentes cuando son usadas en disciplinas diversas. Puede tomar semanas, meses incluso años antes de que trabajar como equipo sea algo que fluya suavemente. Pero el tiempo permite que cada disciplina gane apreciación de las contribuciones que las otras puedan hacer».2
Norman plantea que entre profesiones: ingenieros y diseñadores industriales, especialistas en modas y diseñadores gráficos, es posible hallar significados con diversos matices para la misma palabra diseño; esto también aplica dentro de las mismas profesiones; así, profesores y estudiantes de una escuela de diseño industrial con enfoque científico, probablemente manifiesten por mayoría concepciones que contrasten con las que quizás exhiban, asimismo por mayoría, profesores y estudiantes de otra escuela de diseño de corte humanista.
Escribo «por mayoría» pues con frecuencia coexisten en una comunidad de diseño industrial más técnica o científica, algunos profesores o estudiantes disidentes que abogan por un diseño más humanista; y de seguro en las comunidades de corte humanista aparecen también minorías rebeldes que validan aproximaciones científicas al diseño industrial. Incluso hay quienes plantean otros enfoques. Es más, ocasionalmente, al cambiar un cuerpo directivo, varía también el rumbo de una academia o una empresa; así, pocas industrias escuelas y facultades han mantenido una postura absoluta durante su historia, a lo largo de la cual las concepciones del diseño mutan también. Del mismo modo, la situación de cada quien en las geografías del diseño, propicia que un diseñador industrial argentino promedio acaso ostente posiciones teórico-prácticas apartadas de una diseñadora industrial mexicana promedio o de otra diseñadora industrial colombiana, también promedio (si tales individuos existiesen, pues considero esas «personas promedio» meras ficciones mediante las cuales los expertos intentan atrapar, casi nunca con total éxito, la inmensa riqueza humana en una simplificación estadística). El fenómeno se repite entre regiones de un mismo país, entre facultades e industrias; en la misma ciudad, aún en un mismo curso u oficina, en la misma aula, y en las mismas personas que practican el diseño a lo largo de sus vidas, incluso durante la formación académica.
¿Habrá entonces quienes aún se afanen por reducir todo diseño a una única monolítica y dogmática concepción (que además es generalmente la suya)?
Muchas personas, muchos diseños
Lo más particular es que todas esas personas de tan diferentes escuelas y facultades, de heterogéneos momentos de la experiencia: jóvenes o maduras, técnicas o conceptuales; de variadas procedencias geográficas y sociales, diseñan y adelantan procesos y prácticas que generan productos de diseño (el cual, escribo de paso, comprendo como una habilidad básica humana que varía según sea desempeñada por personas sin formación académica en el tema, o por estudiantes, docentes, profesionales, o investigadores de numerosas orientaciones).
A lo que parece, el diseño no es una sola e inefable entidad. Y eso hace que el gran aporte de FOROALFA haya sido promover la interlocución entre numerosas personas con experiencias múltiples (más que tratar de describir «verdades» independientes de persona alguna). La trayectoria de cada quien en el diseño merece ser escuchada.
Diseñar, independientemente de la especificidad profesional o académica en la cual se actúe, entraña enorme cantidad de vivencias para quien lo realiza y, estoy seguro, siempre ganamos comprensión de nuestra propia práctica de diseño cuando nos reflejamos en el espejo del ejercicio profesional, docente o académico de los colegas. En esa línea, hace pocos meses apareció en Design Issues, un trabajo de Eckert, Blackwell, Bucciarelli y Earl que llevaba el título de «Conversaciones compartidas a través del diseño» (Shared conversations across design), sus autores discurrían sobre exploraciones comparadas a partir de la realización de workshops con el concurso de personas que ejercían el diseño en Estados Unidos y el Reino Unido, desde profesiones disímiles y en contextos plurales (arquitectura, moda, medicamentos, empaques, software, mecánica, electrónica, muebles, etc). De dicho texto destaco lo siguiente:
«Estar expuesto a experiencias variadas permite a los diseñadores
entender mejor su propia conducta […] Ninguna de las disciplinas se considera como normativa, y ninguna se utiliza como punto de referencia. El objetivo no es describir lo que el diseño “es” en sentido definitivo y genérico, o incluso prescribir la forma en que el diseño “debería ser”, sino más bien comprender cómo se manifiesta en la perspectiva de cada una de las personas que participan en él».3
Allí radica la riqueza de este foro: en apartarse de dogmas y personalismos. Sustenta así el vigor de una comunidad de diseño que se valida en la multiplicidad de sus productos y, sobre todo, en la continuidad, cantidad y calidad de las interacciones conversacionales entre sus integrantes. En ese sentido llamo a seguir enriqueciendo y aumentando el diálogo; a articular cada vez más los comentarios que posteamos bajo cada artículo. Propongo apartarnos en FOROALFA de aquel fenómeno tan común en Internet, de aplaudir o descalificar a quien escribe un texto, sin vincular nuestras impresiones con las de las demás personas que opinan sobre lo mismo, porque es en ese entramado de diálogo que las posibilidades creativas aguardan. FOROALFA permite «escuchar» cómo otros opinan sobre el diseño o lo practican de un modo que puede alejarse mucho del que nosotros asumiríamos; y observar con provecho a otros diseñadores teorizar como nosotros no lo haríamos.
Leyendo FOROALFA, descubrí que, en principio, ignoramos todo lo que otros nos tienen que decir de lo que aparentemente ya sabemos. Y también advertí que tratándose de un foro de diseño, ni las canas, ni la experiencia, ni los títulos universitarios, ni los cargos de autoridad detentados, ni los premios ganados, ni los millones facturados, ni los proyectos realizados, nada hace la opinión de un diseñador superior a la de otro (aunque el diálogo sí las mejore ambas).
En este foro aprendí a cuestionar el valor absoluto de la novedad y a localizarla en las coordenadas particulares de cada individuo; asimilé que cuando alguien me habla de un proyecto que ya conozco, o de una película que ya vi, o de un chiste que ya sé, o de su impresión sobre un libro que ya leí, o de una valoración del diseño que no comparto: es pertinente leerlo con atención, porque no importa lo que yo haya diseñado, visto, o visitado, nunca, ni siquiera en mi más telepática arrogancia, podré saber lo que es meditar ese mismo proyecto desde su mente o ver esa película desde sus ojos, o escuchar ese chiste desde sus oídos, o caracterizar el diseño desde su experiencia. Si por un engreído acto de presunción rechazo otras visiones, no sólo incumplo mi parte en el pacto social de construir esos diseños que nos interesan, sino que, como diseñadores, perdemos ambos.
Un diálogo abierto
Tras lo cual retomo la etimología de Foro. En principio, ésta remitió a fórum, como plaza pública (y hoy, 2011, a cualquier espacio real o virtual de encuentro conversacional). En algún punto del Medievo la gente comenzó a partir de la palabra «foro», a usar la palabra «fuero» para aludir a las disposiciones legales que regían la relación entre personas en divisiones territoriales político administrativas o entre miembros de comunidades humanas. Ello porque en los foros públicos se administraba justicia y se establecían leyes para regular la interacción. Así hablamos de «actividad forense» para señalar la propia de abogados y jueces; o llamamos «médico forense» al que trabaja con la justicia. Conviene aquí recordar que, en enero de este año, en su conferencia de la IxDA (Interaction Design Association), Richard Buchanan exaltó la relación del diseño con la justicia, «aunque la justicia del diseño no sea punitiva para castigar el mal, sino distributiva para brindar los beneficios creativos de nuestro trabajo a la mayor cantidad de gente posible».4
Esa justicia distributiva aplica en FOROALFA, es el fuero que nos da pertenecer a la multitudinaria comunidad de diseño: escuchar con consideración las versiones de cada quien sobre su modo de vivir el diseño. Y por supuesto, ser escuchados. Ello permite desanimar las conductas desaforadas en las que podemos caer cuando hablamos del diseño como si fuera una persona («el diseño necesita», «el diseño busca», «el buen diseño demanda») para imponer nuestro punto de vista sobre los demás. Reconozcámoslo: el diseño es una actividad colectiva con participación de numerosísimas personas, en solidaridad de colegas y nos guste o no muchas lo asumen distinto a nosotros.
Como educador siento que debo responsabilidad absoluta a quienes fueron, son y serán estudiantes en mis clases; y gracias a este foro conseguí excusarme por si alguna vez les mostré el diseño como un concepto monolítico, como una razón que alguien «tiene»; o cuando bajo esa perspectiva pude presentarles el diseño como un dominio en el cual unos pocos individuos solitarios triunfaban sobre su competencia. Me arrepiento si ocasionalmente hice creer a los estudiantes que sus compañeros eran sus competidores. ¡Porque son su comunidad!, fibras del mismo músculo creativo, e interlocutores válidos con quienes crecer y construir. Hoy disfruto del diseño como proceso colectivo, abierto, donde ninguna particularidad prima, y siento la necesidad de abandonar la noción egoísta de la competitividad, por seductora que suene la palabra, pues encuentro asociaciones entre su empleo y ese individualismo traicionero y celoso que por tanto tiempo ha depredado las aulas y las empresas de diseño. Al menos las que conozco.
Me conmueve que el vocablo «forum» derive de la raíz indoeuropea «dhwer-» que corresponde a una abertura hacia el exterior; en otras palabras, ¡a una puerta! De ella procede el adverbio «foras» («fuera», o «las afueras») del cual provienen palabras como foráneo, huraño afuera, forastero y fuera.5 Precisamente el antiguo Foro romano quedaba fuera de las murallas ¡y de ahí su nombre! Por lo mismo y gracias a FOROALFA las comunidades de diseño iberoamericanas han comenzado a generar un diseño plural construido bajo el derecho (fuero) de escucharnos unos a otros; no sobre consensos restrictivos sino sobre el acuerdo en la posibilidad de expresar desacuerdos.
Así, y aquí, comenzamos a abandonar las murallas conceptuales, a alejarnos de las parcelaciones profesionales, de los sesgos comunicativos para diseñar puertas hacia el mañana, y hacia las demás profesiones, con voces propias y plurales; hemos empezado a salirnos de los límites gremiales, académicos, empresariales y geográficos, para buscar nuevos horizontes: porque en diseño y para las personas que amamos el diseño todo, incluso los aparentes finales, siempre serán comienzos.
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Traducir al italiano- Donald Norman «Time for a Change: Design in the Post-Disciplinary Era» en Carma Gorman The Industrial Design Reader (230-232). New York: Allworth Press. 2003.
- Ibíd. (232)
- C. M. Eckert, A. F. Blackwell, L. L. Bucciarelli, y C. F. Earl (2010) «Shared Conversations Across Design» en Design Issues: Volume 26, Number 3 Summer 2010 Massachusetts Institute of Technology, (pp: 27-39).
- Véase Buchanan Richard (2011) «Who are we? Where are we? And where are we going?» Keynote at 11 IxDa, ver http://vimeo.com/20379481 minuto 51.40
- Compárese con Etimología de Fuero (2011) en http://etimologias.dechile.net/?fuero último cambio realizado en domingo 8 de mayo de 2011.
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