El libreo de los colectivos

El libro de los colectivos propone una mirada diferente sobre aquello que vemos todos los días, y aún varias veces al día. Este libro agrupa una serie de imágenes de colectivos de múltiples maneras. Juan Sasturain dijo que era una especie de desarmadero gráfico. Esta definición es precisa porque representa algo esencial del diseñador y su afán por ordenar, clasificar, catalogar y organizar.

Los colectivos ofrecen a simple vista algo muy atractivo. Si bien nos hemos acostumbrado a leerlos como máquinas funcionales, una vez que tomamos distancia, vemos algo diferente, sumamente interesante. Son obras de arte en movimiento, pinturas rodantes, colores en acción. Esto los convierte en vehículos únicos realizados de forma artesanal junto a carroceros, carpinteros, pintores, tapiceros, fileteadores y, sin duda, el gusto de cada propietario y de cada chofer. La particular estética de los colectiveros está a la vista.

El trabajo sobre el libro parte de una investigación periodística, fotográfica y de diseño cuyo resultado final es una gráfica de colectivos que vale la pena identificar y rescatar. El colectivo no está visto desde la parada ni enfilado en la terminal, ni se lo ve pasar. Tampoco hay gente –pasajeros– ni choferes. Es el objeto puro, detenido, expuesto al análisis minucioso, detallado, revelador de secretos evidentes.

El objetivo del libro no fue especialmente periodístico pero es una crónica válida de la vida cotidiana de los porteños y hasta del significado cultural y político de la evolución del transporte público.

Nos llevó un año de trabajo ininterrumpido. El origen fueron algunas fotografías sobre las que probamos puestas en página. Después, esas páginas nos iban dando ideas para fotografiar y así sucesivamente. El trabajo se fue retroalimentando entre la fotografía y el diseño.

Durante un año, todos los bondis nos vinieron bien.

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