El análisis estadístico en el diseño
La falta de uso de herramientas estadísticas ha marginado el campo de práctica de los diseñadores. Si uniéramos el uso de la medición cuantitativa a nuestra formación humanista, lograríamos una visión holística difícil de igualar por otras profesiones.
AutorMark Mackay Seguidores: 0
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En 1543, Andreas Vesalius publicó un libro seminal en el campo de la anatomía: De humanis corpori fabrica, que tuvo una influencia titánica en el campo de la medicina. En esta época los médicos y cirujanos seguían fielmente los textos de Galeno, anatomista-filósofo griego que en el 200 A.C. extendió y diseminó las enseñanzas de Hipócrates, padre fundador de la medicina occidental (aunque el único rastro que permanece de Hipócrates en la medicina moderna es el juramento hipocrático).
Galeno no estudió el interior de los cuerpos humanos, sino de cerdos y macacos. Describió acertadamente algunas características de la fisiología humana (principalmente aquellas características que compartimos con el resto de los mamíferos), pero muchas descripciones eran erróneas. Se pensaba, por ejemplo, que las arterías servían para transportar aire, y que drenar sangre de algunas partes enfermas del cuerpo curaba enfermedades. La contribución de Galeno a la medicina más bien fue de carácter filosófico.
Vesalius no fue el primero en inspeccionar el interior del cuerpo humano. Sin embargo, la mayoría de los anatomistas de la época le daba instrucciones a un asistente (carnicero o barbero) y miraba de lejos. Vesalius estudió detenidamente el cuerpo que él mismo diseccionaba, frecuentemente acompañado por su clase que miraba a un lado de la mesa de disección. Descubrió numerosas fallas en las descripciones de Galeno; pero al publicar sus descubrimientos, varios cirujanos prominentes lo criticaron vehementemente por poner en duda la medicina galénica.
No es de sorprenderse, pues los descubrimientos básicamente apuntaban a que muchos de los cimientos bajo los cuales se fundamentaba la medicina de la época eran erróneos. Vesalius optó por apartarse de la medicina galénica para publicar De humanis corpori fabrica, que contiene ilustraciones y descripciones del cuerpo humano de sorprendente fidelidad.
La obra de Vesalius es interesante porque existe un paralelo con el diseño contemporáneo. Los diseñadores gráficos articulamos nuestra profesión a través de teorías de poca utilidad práctica (semiótica y semiología) —o peor aun— a través de la infructífera disección del significado de las herramientas postmodernistas (postestructuralismo y deconstruccionismo). Basamos nuestras decisiones en opiniones y criterios de grandes maestros que hace tiempo pasaron a mejor vida; y generalmente consideramos "de mal gusto" tomar decisiones en base a datos cuantitativos.
Hoy en día el campo de investigación más emocionante es la ciencia, día a día se reportan nuevos descubrimientos que expanden el horizonte del conocimiento humano. Y mientras, los diseñadores seguimos discutiendo el significado de las cosas, ocasionalmente mirando con algo de envidia la cobertura que tiene el progreso de la ciencia. Nuestra formación muchas veces carece de herramientas de análisis estadístico para las ciencias sociales, por lo que nos protegemos en nuestro nicho de teoría anacrónica, ignorando las exigencias del entorno de investigación contemporáneo.
Lo que esto ha provocado, es que la mayoría de los diseñadores trabajemos como peones de profesionales con formación estadística, principalmente mercadólogos y comunicólogos, que —aun con herramientas tan burdas como los focus groups— se llevan todo el crédito del éxito (o fracaso) de un objeto de comunicación gráfica. Irónicamente, el valuarte más esgrimido de nuestra profesión; la creatividad, se limita a plasmar visualmente el brief de un concepto que el mercadólogo/comunicólogo concluyó que sería efectivo.
Sin embargo, las teorías con las que nos formamos los diseñadores de ninguna manera son inútiles. Queda claro que la visión discutiblemente objetiva y universal del positivismo no es suficiente para atacar un problema de índole social o estético, se necesita de un profesional capaz de hacer un juicio moral-interpretativo fundamentado en datos cuantitativos, cuyo resultado se pueda extrapolar a otros campos del saber humano. La visión nihilista del postmodernismo se está quedado atrás con las fuertes críticas de los más importantes pensadores contemporáneos (Habermas, Chomsky), pero esta introspección colectiva que abarca seis décadas no ha pasado en vano: queda claro que el relativismo cultural tiene un lugar dentro de las ciencias sociales.
Los diseñadores —al igual que Vesalius— debemos de dejar de santificar a los ídolos de tiempos pasados, y comenzar a medir y cuantificar el éxito o fracaso de nuestros objetos de diseño. Nuestra pasividad ha provocado que algunas disciplinas (la psicología cognitiva, la usabilidad y la mercadotecnia, entre otros) sean los catalizadores del cambio en nuestro campo de práctica profesional. Estamos en un momento privilegiado en el que la tecnología es capaz de medir los procesos perceptuales de la naturaleza gráfica de nuestras creaciones, y rastrear las implicaciones de las numerosas variables que pueden manipularse en la medición cuantitativa. Nuestra formación crítica/interpretativa proporciona una visión holística que otros profesionistas no pueden igualar.
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