Diseño de «subjetos»
¿Los objetos nos pueden ayudar a ser más felices?
AutorJorge Sifuentes Alcorta Seguidores: 4
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En ocasiones la imaginación logra acentuarse en nuestra realidad sin que podamos percibirlo. Sin embargo, ese pequeño estimulo hace crear la funcionalidad emocional. Estamos rodeados de elementos que no solo transforman nuestro estilo de vida, sino nuestra forma de sentir y de expresarnos. El diseno subjetivo logra capturar la emoción y la función en formas que trascienden en nuestro mundo compacto y verde. Reflexionemos por un instante: ¿cómo nos ayudan los objetos a ser felices?
El intento de imaginar mas allá de lo posible nos hacer ser capaces de tener visión, de prever el futuro. Como diseñadores tomamos decisiones que conectan la vida cotidiana con la innovación constante.
El diseñar no solo es proyectar sino tomar decisiones, solucionar problemas, comunicar y aventurarte más allá de nuestros límites. Vivir, de algún modo, nos provoca necesidades, y dichas necesidades son saciadas por productos, objetos y artefactos que mediante su función logran su objetivo. Pero en verdad no siempre queremos productos, sino el resultado que estos generan.
Necesitamos no solamente que funcionen sino que nos enriquezcan, faciliten, nos sorprendan, que nos emocionen. Rebasando nuestras expectativas y siendo más atractivos a la vista, tacto, o uso; que generen lo que necesitamos y también lo que queremos. El diseño de productos conjuga necesidades de las personas y de sensaciones en la vida cotidiana, que se relaciona con identificar esas necesidades y deseos inconscientes, expresando también una comunicación entre el fabricante y el usuario, lo cual hace que tenga elementos para ir a mas allá de los artefactos que crea de manera directa proporcionando un estilo de pensar.
En el desarrollo de productos se busca mejorar la calidad de vida de las personas, partiendo de esto, el diseño no solo busca satisfacer necesidades objetivas, sino también aspectos subjetivos.
Desde el principio del diseño, el hombre ha improvisado y hasta gestionado el diseño aplicado en objetos, generando así herramientas y productos que se adapten al sistema o contexto del usuario, implementando la usabilidad y la funcionalidad. A pesar de eso, podemos darnos cuenta de que el ser humano, no solamente es razón sino también emoción.
Diseñar para las emociones, no solo nos permite ser más sensibles en la propuesta, sino que también adquirimos criterios de definición, características de producción, y así somos autosuficientes para crear y proyectar. Estructurando de manera interna hacia la percepción externa. Si la experiencia crea no solo habilidad manual sino también mental y/o emocional, ¿por qué no diseñar también tomando esos elementos subjetivos además de los objetivos físicos? La percepción ya no solo es la interpretación si no la manera de inspiración o concepción. La inspiración, sueños o fantasías, son ideas que probablemente dejaron de funcionar en nuestro sistema emocional para dar paso a la evolución tecnológica, que en cierto modo es también creativa.
Objetos versus subjetos
Es interesante contrastar las teorías y metodologías del diseño de los pioneros y de personalidades destacadas recientemente en el área del diseño, con las necesidades del mercado que actualmente están sugiriendo: la constante innovación tecnológica, los conceptos de sustentabilidad y la tendencia psicología del consumidor/cliente entre lo real y lo virtual.
La diversidad de productos existentes en todo el mundo es preocupante: la desconcientización y materialización, la globalización, el rápido crecimiento urbano, hacen pensar si realmente tiene sentido seguir creando más objetos.
Es posible diseñar pensando no solo en las funciones que debe desempeñar el producto sino también en las sensaciones que produce la experiencia del uso. Este cambio de enfoque podría mejorar en alguna medida la calidad de vida de las personas. Para ello es necesario que el diseñador participe desde el principio del desarrollo del producto junto a todas las multidisciplinas que se involucran en dicho proceso, conjugando de manera concurrente el proceso de diseño, para hacerlo más eficaz en todos sus aspectos.
El diseñador debe de tener una preparación no solamente objetiva sino subjetiva. Es decir, además de desarrollar habilidades manuales y digitales, también debe desarrollar su habilidad creativa y su imaginación, esto de manera más profunda y sensible, de forma integral y conceptual. Si dentro del perfil del diseñador integramos habilidades creativas y sensitivas para sustentar el desarrollo de productos, podremos estar seguros que tendremos un mejor futuro.
Propongo entonces un nuevo término para referirnos a los productos creados con este nuevo enfoque. «Subjetos» serían los objetos diseñados para el usuario tomando en cuenta sus emociones y su usabilidad.
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