Diálogo Nº 50272
Diálogo iniciado en el artículo ¿Doctores o maestros?
![Retrato de Jorge Luis García Fabela](https://foroalfa.org/imagenes/perfiles/48/33/33987.jpg)
Interesante el tema. Pongo algunas observaciones: los posgrados no otorgan pédigrée (eso es para animales).
Profesores con o sin posgrados los hay de todos tipos. Quienes no tienen los posgrados pueden hablar mal de quienes si los tienen y hacer más prejuicios (RAE 2. m. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal). Se tendrían que revisar todos los casos en lo particular y no generalizar.
En mi opinión, (en general), quienes obtienen posgrados de maestría y doctorado son personas dedicadas, tenaces, comprometidas, con más conocimientos, reflexivos, críticos, pero hay de todo. Hay quienes no tienen grado y son buenos profesionistas.
Hay, y en eso no estoy de acuerdo, quienes no son diseñadores, que tienen otras profesiones, que nunca han tomado un lápiz, teorizan el diseño y dicen como diseñar. Forman grupo.
Hay profesores con posgrados honestos y otros son mercenarios.
En lo personal prefiero escribir en donde si me leen.
![Retrato de Gabriel Meave](https://foroalfa.org/imagenes/perfiles/48/64/64754.jpg)
Me parece que el artículo no habla específicamente de los estudios doctorales, sino de la situación general de que en la academia actual valen más los «grados» que la experiencia profesional, sobre todo tratándose de carreras que también son oficios, como el Diseño.
No se trata de envidia (afortunadamente mi práctica profesional me genera suficientes ingresos para poder dar clases como un complemento y más por vocación y satisfacción personal que por necesidad), sino de si nuestros alumnos MERECEN y REQUIEREN profesores que EJERZAN la profesión para impartirles conocimientos REALES que LES SIRVAN.
Los títulos nobiliarios académicos le importan muy poco al alumno por sí mismos, y he conocido excelentes profesores, bien calificados, con vocación y con ganas, que tienen que dejar la academia por no tener un papelito. Ahí está la tragedia: en el declive de la calidad en la educación de los muchachos en nuestra profesión.