Ocho preguntas a André Ricard
El hombre detrás de uno de los grandes nombres del diseño industrial español.
AutorNorberto Chaves Seguidores: 3908
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Al final de mi libro André Ricard - Un silencioso combate,1 formulé a Ricard unas cuantas preguntas relativas a su trayectoria personal y en torno al propio diseño. Preguntas y respuestas que suscitan interesantes reflexiones sobre la introspección creativa que exige el diseño y la consecuente repercusión social que encierra. Comparto sus respuestas a continuación:
1. ¿Después de haber leído la versión final de este libro, que imagen tienes ahora de André Ricard?
En conjunto no me reconozco en muchas cosas que se dicen sobre mi persona. Aunque nunca me he planteado cuál pudiera ser mi imagen, lo cierto es que no me describiría así. Es como si me viera en un espejo que no refleja como suelo verme. He de reconocer que el retrato es halagüeño y, en este sentido, sólo puedo felicitarme de que así sea. Me gustaría estar a la altura de esta descripción.
Donde sí me siento identificado es con tus comentarios sobre mi modo de entender el diseño. No es nada nuevo que coincidamos en este terreno. A lo largo del libro has ido citando unos párrafos esenciales de aquellos textos en los que expongo mis ideas. Respaldarlos destacando su coherencia les ha dado una segunda vida, una nueva oportunidad de ser leídos. Algo que valoro. A pesar de los años transcurridos desde que escribiera algunos de ellos, los sigo avalando. Siguen diciendo lo que querría aún decir. Mis ideas así compactadas me parecen contener cosas positivas, algunas de las cuales espero puedan llegar a ser útiles. El André Ricard que emerge entre líneas me gusta. Tu texto me ha confortado en mis «creencias».
2. ¿Qué significó para ti haber abierto tu archivo tan francamente, y asumirte tan tranquilamente como «tema» del discurso de otro?
Desde luego leer un texto en el que tú mismo eres el tema central produce una sensación bastante extraña. Normalmente al leer algo solemos asentir, discrepar o aprender. Aquí no fue así. Lo que leía hablaba de mi, de cómo soy, de cómo pienso, cuando yo mismo no tengo una opinión propia sobre ello. Lo que estaba leyendo me decía como me ven los demás. Algo de lo que no sueles enterarte. Ha sido necesario el intermediario de un libro para saberlo. En un escrito se expresan cosas que jamás se hubieran dicho a nivel verbal. Es una situación inhabitual pero interesante.
3. ¿Qué tipo de sentimientos te despierta el mirar de golpe esa historia?
No suelo mirar hacia atrás. Prefiero tener proyectos que recuerdos. Nunca he tenido nostalgia del tiempo pasado. Creo que cada edad y cada momento tienen sus encantos y hay que saber vivirlos. Como suelo decir, la única nostalgia que siento es la del tiempo futuro que no conoceré. Si algo lamento, es no haber tenido la oportunidad de hacer diseños para uso colectivo. Como, por ejemplo, mobiliario urbano u hospitalario. Equipamientos básicos que la gente utiliza sin tener que adquirirlos. He diseñado farolas y buzones de recogida de basura que son de uso colectivo, pero ha sido siempre para empresas privadas, nunca por encargo de la Administración.
Sólo en una ocasión, Barcelona, mi ciudad, pidió mi colaboración. Fue para los JJ.OO. Diseñé primero el dossier de candidatura y luego la antorcha con todo el material que precisaba ese acontecimiento. Fue una ocasión memorable, pero única.
Lamento también que mis clientes no me implicaran en su política de productos. Me hubiera gustado ser algo más que el materializador de sus ideas. Si bien diseñar es importante, creo que han desaprovechado ese sexto sentido que los creativos tenemos para captar los anhelos o carencias del momento. Nunca se me brindó tal oportunidad. Lástima.
4. ¿Los ámbitos en que hemos organizado el corazón del libro los ves equilibrados o crees que hubo alguno en que hemos puesto mayor interés o dedicación?
Como tú mismo señalas, mis actividades se dividen en tres ámbitos. Hay la vertiente creativa, la asociativa y la teórica. Es cierto que te centras mucho en esta última vertiente. Se entiende que te interese en particular analizar mi manera de entender el papel y la dimensión del diseño en la sociedad. Tema claramente recurrente en mis escritos y en el que coincidimos.
Siendo la parte de mi obra menos conocida me ha parecido una buena ocasión para recordarla. Como decía, has sabido destacar lo más relevante de mis ideas y darles una nueva oportunidad. Lo que ocurre, es que el ámbito teórico no sólo es esencial, pues es lo que sustenta la praxis, sino que los temas que toca elevan tanto el nivel del «discorso» que resulta luego difícil descender para enlazar con los otros ámbitos más pragmáticos. Era inevitable y deseable que prevaleciera en este libro esta faceta frente a las otras dos.
También me gusta el modo en que tratas de mis obras. Me parece acertado el no haber hecho un repaso exhaustivo de todas ellas, sino haber escogido unos pocos diseños significativos para analizarlos como ejemplo de mi quehacer creativo; incluyendo una separata con el resto de mis diseños como un simple mosaico gráfico que muestra la diversidad de los temas que he tocado.
El ultimo ámbito de mis actividades, el institucional y asociativo, que he fomentado siempre en paralelo con mis actividades profesionales, no es un tema que, en este libro, permita muchos más comentarios de los que haces. Creo que este aspecto merece ser contado de un modo colegiado, pues por su propia esencia lo asociativo no es una obra personal sino de grupo. En algún momento alguien hablará de ello, de la importancia que tuvo este movimiento asociativo para el desarrollo alcanzado por el diseño en este país.
5. ¿Qué te ha impulsado a exceder el campo del trabajo específicamente de diseño y abrirte a la actividad teórica e institucional?
Creo que estas tres facetas, la práctica del diseño, la labor institucional y la reflexión teórica, son consecuentes. Y en este mismo orden. Lo primero que descubrí fue que existía una disciplina creativa que correspondía a lo que estaba esperando y me lancé a ejercerla. Crear es una tarea muy personal, íntima, estás solo ante la página en blanco con tus dudas y tus ilusiones. Era natural que el paso siguiente fuera buscar y reunir a congéneres para formar un colectivo a nivel nacional e internacional en el que reconfortar y apoyar nuestras individualidades.
En cuanto al ámbito teórico, no surge de golpe. Va emergiendo como un sustrato de la práctica. De un modo inconsciente se van extrayendo de la propia actividad creativa ciertas lecciones y apreciaciones, que poco a poco van formando el corpus teórico que sustenta tu modo de entender la praxis. Empecé a ejercer como diseñador en 1957 pero no fue hasta 1982 que publiqué mi primer libro Diseño ¿por qué? Después de 25 años diseñando me cuestioné sobre la relevancia del diseño, buscando una razón que me incitara a seguir ejerciendo esa actividad. El título de ese libro ya es revelador de este
propósito. Su extensa bibliografía demuestra que busqué el apoyo de muchos autores en sectores a veces alejados del diseño, si bien siempre relacionados con la creatividad en su sentido amplio. Ese primer libro sentó las grandes líneas de mis creencias que, con el tiempo, se fueron ratificando y afinando.
6. Reconsiderando, ahora, tu obra, ¿qué piensas de ella, cómo la juzgas?
Es evidente que cuando acabo un proyecto, viendo el resultado, me embarga el entusiasmo. Se habla del «orgasmo creativo» para describir el placer que se siente al dar con la solución. Ese placer es el signo inconfundible de que esa obra ha llegado a su clímax, que es imposible mejorarla. En ese momento cumbre me siento satisfecho de mi obra. En cuanto han pasado unos años, he de reconocer que, en general, soy bastante benevolente con ellas. Mi mirada es siempre paternal. Incluso con aquellos diseños que, con el paso de los años, pueden resultar obsoletos. A menudo no es culpa suya, es sólo que el contexto técnico-social ha cambiado. Lo importante es que hayan sido pertinentes en su momento. En otros casos, viendo la validez que aún tienen algunos diseños, me pregunto si aún sería capaz de hallar soluciones de esa calidad. ¿Cómo hice para dar con alguna de estas soluciones? ¿Qué «apuntador» me la ha sugerido? En la creatividad hay siempre algo mágico.
7. ¿Y la de otros profesionales, a cuál te ves más vinculado?
Ante la excelencia de un diseño ajeno me quito el sombrero. Me maravillo ante la ingeniosa solución que ofrece un diseño, sea quien sea el autor. Algo que se siente cuando una solución es exactamente la que había de ser. Es admirable descubrir que un diseño posee el enfoque justo, aquel que requería y que alguien lo ha hallado. Lo que todo creativo busca es precisamente dar con esa solución evidente que espera que alguien dé con ella. Me entusiasma ver que alguien la ha hallado. Pienso que los creativos somos simples reveladores de soluciones que están en un «limbo» esperando ser descubiertas. Los destellos creativos me siguen pareciendo algo mágico. Si las ideas son ese «regalo de los dioses» como dijo Bergson, entonces los creativos somos sólo unos «médiums» encargados de captarlas. En mis libros he tenido ocasión de tratar de este tema misterioso que es el acto creativo.
8. ¿Qué tendencia en la profesión del diseño ves como predominante o como línea de evolución más firme en general y, principalmente, en el país?
Creo que es hora de que el diseño salga de la torre de marfil (¡o de ese gueto!) en el que se encuentra. En estos años se han creado ciertamente obras excepcionales, que forman parte de la cultura objetual de nuestra época, pero aun así el diseño no se ha impuesto como la herramienta creativa que la sociedad industrial precisa para proyectar con sensatez sus productos.
Los diseños que destacan exposiciones y revistas, suelen interesarse más por la estética de la forma que por la mejora de su utilidad. Parece que lo que se busca es llamar la atención, cuando es obvio que lo que esperamos de las cosas útiles es que ofrezcan el mejor servicio posible. Todo lo que conforma nuestro entorno objetual, se trate de una silla o de un abrelatas, todo está allí para facilitarnos la vida aportando una máxima comodidad de uso. Cualquier otro planteamiento no me parece auténtico diseño.
Es posible que este enfoque provocador haya servido para que el término diseño esté en la calle, pero lo ha logrado desvirtuando su significado esencial. Han sido tantas las obras concebidas con este sesgo que es normal que, a nivel popular, se haya llegado a creer que el diseño es el arte de proyectar objetos que provocan o deleitan, incluso a costa de mermar cotas de utilidad. Este giro semántico es muy distinto del de sus orígenes, pero las palabras acaban adquiriendo el significado que la mayoría les da.
Este desenfreno creativo no ha servido para que el diseño penetre profundamente en el tejido industrial. Esta imagen de frivolidad creativa no lo ha facilitado, al contrario. En muchos casos le habrá alejado de la gran industria, que no le ve capaz de enfrentarse a proyectos serios de otra envergadura. Siendo así hoy, los esenciales productos cotidianos siguen huérfanos de diseño. El buen diseño no ha llegado al gran público, está ausente de sus vidas. Es decir que para una gran mayoría, es como si el diseño no existiera.
Las cosas han de cambiar. El diseño ha de ser entendido como ese hacer creativo que viene a resolver los muchos problemas de uso que aún encierra lo cotidiano. Una creatividad sensata que va a la esencia de las cosas, evitando lo superfluo, los modismos, lo estrafalario, hallando siempre la solución más simple, más depurada, aquella que cumple su servicio con eficacia y discreción. El diseño ha de perder esa imagen exclusiva que tiene y entrar de un modo efectivo en el mass market. Si hasta ahora el diseño se distinguió por sus obras elitistas, ahora ha de implicarse en la creación de los productos más básicos y más populares, demostrando lo mucho que puede aportar en esas áreas.
Sólo de este modo el diseño habrá alcanzado la dimensión y el papel que le corresponde en la sociedad. Ha de penetrar en todos los sectores del mercado, a todos los niveles, en todas las vidas. Ha de estar presente en las grandes cadenas de distribución y no sólo en las boutiques. El buen diseño ha de ser algo que todos entiendan y compartan. Uno de los desafíos del diseño hoy, es lograr que los productos atiendan las necesidades reales de la gente, aportándoles el máximo bienestar posible. Productos respetuosos con la propia cultura y el medio ambiente.
Ese es el reto que hoy le corresponde al movimiento diseño: volver a sus orígenes, socializarse. Ha llegado la época de su normalización. Y esa es la tarea que les corresponde emprender a todos los que de un modo u otro están implicados en estudiarlo, enseñarlo, promocionarlo o ejercerlo.
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