Mirada fotográfica
Karina Aguilera Skvirsky realiza una narrativa mediante fotografías, contraponiendo imágenes del hoy y el ayer, creando una reflexión acerca del tiempo y espacio.
AutorLeandro Amaya Seguidores: 10
EdiciónAndrés Gustavo Muglia Seguidores: 138
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Si una obra de arte se considera importante, la responsabilidad de asegurar su transmisión al público es indispensable. Un aspecto primordial del valor material y simbólico del arte es su capacidad ilimitada de obligarnos a protegerlo de los daños causados por el tiempo; es decir, un estado de permanencia.
En la 14 edición de la Bienal de Cuenca, la obra de la artista ecuatoriana Karina Aguilera Skvirsky, desarrolla una narrativa acerca del viaje realizado por su bisabuela durante varias semanas, desde un pueblo de la Sierra Ecuatoriana hacia la ciudad de Guayaquil. Toda esa travesía fue realizada a pie. La artista empezó a explorar sus raíces ancestrales, recorriendo el pueblo donde vivió su bisabuela, para así repasar exactamente la travesía desde el Ecuador rural hasta la ciudad más grande y prospera. En su instalación la artista realiza un video que documenta su viaje y una serie de collages de fotografías que yuxtaponen imágenes tomadas en el camino con antiguas fotografías en blanco y negro, contando la odisea de su bisabuela en su afán por crear un lazo a lo largo del tiempo, contrastando los senderos rústicos con las carreteras y puentes modernos.
Una obra se vuelve tal cuando se establece una relación entre lo visible y lo legible; algo se vuelve visible cuando se ve o es evidente, sin relación a que se ate directamente a una imagen. Una imagen no es un elemento plano donde se puede producir una legibilidad, relacionando a su presencia con lo que se dice: producir o decir algo, hacer visible sacando ese objeto del lugar que la tradición le asignó.
Según Zuzulich (2017) en su ensayo Lo visible y lo legible propone que el arte permite ver las relaciones de otro modo. La obra de arte es algo que se sustrae de la sociedad, no como un capricho, sino que se sustrae para ponerse en contradicción con el medio. En el arte moderno existe una condición de la obra donde el espectador capta con la mirada el objeto y está separado por una distancia de la obra. Mientras que en lo contemporáneo, la idea de espacialidad caracteriza a la obra, constituyéndose como espacio donde el espectador aparece integrando el objeto, generando una condición fragmentaria.
El arte ofrece un tiempo donde demorarse y nos alberga o da lugar a una experiencia que se espacializa. Gadamer vincula la idea del tiempo con la idea de la fiesta, el arte es un entretiempo, siendo este mismo un espacio que se abre en el tiempo ordinario.
[…] el tiempo por su sentido de establecimiento o extensión, genera una cierta seguridad y quizás tranquilidad, desde otro punto de vista, produce incertezas y dudas de su transcurrir, sin una clara definición de contextos y personas, lo cual me genera una pregunta ¿cuál es la seguridad y tranquilidad que pueda producir el tiempo en la sociedad contemporánea, relacionada intrínsecamente a lo material? (Bienal de Cuenca, 2017)
El tiempo propicia una sensación de estabilidad, ya que en algunos casos genera un espacio de aprendizaje, situándonos en el lugar y la persona, donde según su condición y disposición, la construcción de experiencias no es dirigida por el tiempo, sino más bien por las emociones, intereses, sentimientos, intercambios, etc., que cambian esta marcación del tiempo, viviendo experiencias quizás más significativas en un día que en un año. Una línea de tiempo dominante es la del progreso, Byung-Chul Han afirma que no vivimos en una sociedad acelerada, más bien vivimos en una sociedad donde el tiempo se ha acelerado.
La fotografía como una nueva forma de falsa alucinación a nivel de la percepción, pero verdadera a nivel del tiempo. La imagen fotográfica, considera que la fotografía solo adquiere su valor con la desaparición de su referente, con la muerte del sujeto fotografiado con el paso del tiempo.
El referente se encuentra ahí, pero en un tiempo que no lo es propio. Con detalles dispersos: un gesto hoy en día usual, un ornamento que lo hacen extraño. «El tiempo o incluso la superposición de tiempos distintos y quizá contrapuestos, puede ser uno de tales detalles invisibles a primera vista, pues el referente rasga con la contundencia de lo espectral la continuidad del tiempo». (Barthes, 1989)
La mirada fotográfica es paradójica, ya que existe una distorsión inconcebible. La fotografía separa la atención de la percepción, la mirada es un efecto de verdad y locura, lo que la fotografía reproduce al infinito, repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente. [...] se puede desear al objeto, el paisaje o el cuerpo que la foto representa, ya sea para amar o ser amado. (Barthes 1989)
Walter Benjamin en su conocido ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica asegura que las vanguardias artísticas de principio del siglo XX, tenían una degradación del aura de la obra de arte tradicional en virtud de su replicación masiva operada gracias a la fotografía, marcando un nuevo estatuto de la relación con la imagen. Se refería a una nueva estética de la fotografía, ya que en la década de los 60 y 70 existía una proliferación de estudios semióticos acerca de la capacidad significativa de la imagen.
Con el fotomontaje encontramos la problemática del sin-arte al arte como el ready-made. Por tanto, el fotomontaje nace del collage del cubismo, pasa por el fotomontaje de la Bauhaus y del surrealismo, prosigue con el Pop Art y continua con las prácticas artísticas actuales. La articulación de la fotografía se vincula directamente con las otras artes, promoviendo estas prácticas con las cuales generamos una reconstrucción de la memoria.
Por tanto, la obra de la artista ecuatoriana tiene un valor simbólico, ya que apela directamente a la memoria y la ruptura de tiempo-espacio, contraponiendo emociones, sentimientos, frustraciones; contrastando con lo que fue el ayer y lo que es el ahora. Para el hombre, el tiempo es aquello que marca su vida, sigue una trayectoria determinada que no es susceptible de alteración alguna, simplemente pasa y no da lugar a modificaciones de los actos. Siendo el espacio un elemento fundamental que no subsiste ante una ausencia de uno u otro. Reflexionando sobre el pasado, no se encuentra una respuesta clara, el futuro no existe, vivimos en el límite del espacio temporal que delimita nuestros actos, más allá de ello no hay nada. Albert Einstein aseguraba que la diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es solo una ilusión persistente.
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- Bienal de Cuenca. (2017). Bienal de Cuenca.
- Barthes, R. (1989). La cámara lúcida. Barcelona: PAIDÓS.
- Del Río, V. (s.f.). Blog Docente.
- Zuzulich, J. (Enero de 2017). Lo visible y lo Legible. Módulo Metáfora del Arte Maestría en Estudios del Arte II edición. (J. Zuzulich, Recopilador) Cuenca, Ecuador.
- Gadamer, H.-G. (1992). La actualidad de lo bello. Barcelona: PAIDÓS.
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