La magia de Hillman Curtis
Recordando el legado del conocido gurú de Flash de finales de los 90, que falleció en Brooklyn el pasado 18 de abril.
AutorRay Acosta Seguidores: 14
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Fiel a mi costumbre, en la eterna búsqueda por inspiración, entré en el sitio de Hillman Curtis. Lo primero que leí me dejó helado: Hillman Curtis, pionero de la web, había fallecido. Me sacudió. No lo podía creer. Mi mentor y héroe de la web, músico y director de «cine web», visionario y artista de vanguardia, un re-inventor de sí mismo, como él se describía, había partido.
¿Qué hizo a Hillman tan especial?
Hubo un tiempo en que la Internet era más texto que imagen. Era el tiempo del modem de 56Kb, de las espantosas y pesadas animaciones GIF, cuando Yahoo era el rey y Netscape nuestro navegador favorito, cuando se anunciaba que vendría una nueva versión de Windows que, ahora sí, evitaría «pantallas azules» y computadoras congeladas. Era 1997, y de súbito un hombre, haciendo uso de una herramienta novedosa en aquél entonces, sentó las bases de una estética y flujos de trabajo que inspiraron a una generación entera. Su trabajo fue simple: entendió las posibilidades creativas de Flash y las llevó a sus límites.
Logró hacer animaciones impensables en aquel entonces. Texto, audio, imagen, moviéndose en pantalla, el diseño multimedia aplicado a internet. Interfaz multiplataforma y archivos que descargaban rápido. Llevó el estilo y la esencia del cine a la web. Cuando otros usaban Flash para hacer banners animados e intros que tardaban más de 15 minutos en cargarse, Hillman creo mensajes, más que animaciones sin ton ni son, que descargaban tan rápido que no podías dar crédito. Comunicó. Usó la estética y la tecnología juntas como parte del mensaje. Impresionante.
En el año 2000 publicó su primer libro «Flash Web Design, The Art Of Motion Graphics», donde develaba cómo las limitaciones de internet se convirtieron en retos, en posibilidades y le permitieron enfocarse en lo realmente importante: la comunicación visual.
Leer su libro fue muy emocionante para mi. En primer lugar porque fue lo primero que compré en Amazon. Quizá lo que más me conmovió cuando lo leí, fue que encontré a un ser humano de carne y hueso, como yo, no a un dios de Flash. Hillman nos deja ver que es un «simple mortal», que otros diseñadores le intimidan, le sorprenden, le inspiran.
Y cuando estaba en la cima de su carrera como gurú Flash decidió renunciar para dedicarse al video. Hacer cine se convirtió en su nueva pasión. Pero no sólo cine: «Cine para internet». Su visión fue clara: videos de alta calidad para todos. Sus video retratos son bellos. Sus cortos y entrevistas dejan testimonio de una visión muy particular. Life in motion, podríamos decir.
Y más allá de sus logros como diseñador y los de su firma, Hillman Curtis, que incluyó clientes como Yahoo, Sprint, Adobe, Rolling Stone, HP, Fox Searchlight Pictures y el sitio de la Opera Metropolitana de Nueva York; su mística y filosofía nos dejan un legado que no debe ser invisible. Y es que, si tenemos Mac OS X Lion o Windows 7, vivir una experiencia multimedia en internet podría parecer «natural», pero en 1997, créanme, no lo era. Por ello es importante recordarlo, conocerlo y reconocerlo.
Entre sus video retratos encontrarás charlas con Milton Glaser, Paula Scher y Stefan Sagmeister, además de la cinta de 2010 «Ride, Rise, Roar», crónica de un concierto del tour de otro par de genios: David Byrne y Brian Eno. La serie «60 seconds» que co-produjo con Rolling Stone es genial. Recomiendo el episodio dedicado a Stevie Nicks.
Sus libros nos llenan de inspiración. Son referencia obligada. Los recomiendo ampliamente, aunque no hagas Web o Flash. Pero, más que mis palabras, te invito a que lo conozcas, si no lo haz hecho todavía. Si sabes quién es, a recordarlo y recomendarlo.
Su trabajo vale mucho la pena. Habrá cosas que te parecerán «anticuadas». Claro, hoy puedes exportar una animación de After Effects como película Flash, usar Flash Catalyst o hacer un documento interactivo desde InDesing. Al final de los 90, eso era un sueño. Hillman hizo posible lo imposible. Nos regaló una visión de las posibilidades, de los alcances, las fronteras de un mundo interactivo en la web.
Quién no recuerda las video llamadas que vimos de niños en la caricatura sesentera de los Supersónicos (The Jetsons). En 1962, podrías llamar loco, soñador o enajenado de la ciencia ficción al que hablara de video llamadas. Hoy es parte de nuestro día a día con FaceTime o Skype. Igualmente, Hillman, junto con muchos otros, cambió la forma de hacer web. Su visión de la web multimedia, cuando había procesadores Pentium 3 y PowerMac, monitores de 15 pulgadas y conexiones telefónicas, nos dieron una lección. Menos es más —¿les suena?—.
Gracias a Hillman conocí a Todd Purgson de Juxt Intereactive.1 Gracias a Hillman recuerdo día a día que lo importante es el mensaje, buscar el centro emocional y comunicarlo. Gracias a Hillman conocí ActionScript.2 Gracias a Hillman entendí que, aunque el trabajo de otros diseñadores puede ser impresionante, son seres humanos y que todo es trabajo, trabajo y trabajo. Gracias a Hillman hice diseño web en Flash varios años y hasta me certifiqué con Macromedia. Gracias a Hillman. Gracias, Hillman.
Al conocer su deceso, encontré un pretexto ideal para releer sus libros, navegar en su web y ver sus video retratos. Te invito a que me acompañes en ese viaje. Te recomiendo mucho sus primeras animaciones Flash y sus otros libros: «MTIV: Process, Inspiration and Practice for the New Media Designer» y «Hillman Curtis on Creating Short Films for the Web». Acerca del diseño web Hillman dijo:
«Soy diseñador primero, esa es mi pasión».
Que descanse en Paz.
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