Magaña sobre Iberia ¿volando bajo? (39211)
Diálogo iniciado por Alvaro Magaña en el artículo Iberia ¿volando bajo?
Quizás todo se resume a que "no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que es oro brilla" o a "la mona aunque de seda se vista, mona se queda". Ultimamente me ha tocado ver de cerca de qué modo el diseño como herramienta de posicionamiento corporativo, ayuda a crear y articular recursos tangibles e intangibles. El diseño gráfico aisladamente no es nada: humo, arte, maquillaje, a veces una buena imagen que conecta bien con las personas. En cambio una marca se construye con servicios, experiencias y objetivos con sentido para las personas, si esto no se cumple ¿qué puede hacer un simple logotipo?
Alvaro has comprendido perfectamente el sentido y enfoque del artículo, la experiencia y el trato con clientes y corporaciones adiestra el ojo. Es triste que justamente se utilice el diseño de una parte como maquillaje y del otro lado derive la crítica. El cuestionamiento no es propio, sino de miles de personas que opinan que la compañía debe cambiar paulatinamente y servir en calidad antes que maquillarse e invertir millones dando pérdidas y despidiendo empleados esta es la situación.
Comparto tu opinión Alvaro, y sumo: situaciones como estas, afectan la percepción que tienen las personas del diseño. O, más que afectar, les dan razones para acusar a la profesión de maquillar hechos que en la realidad no se han modificado (por ejemplo calidad de servicio).
Hay algo que me suena raro en este asunto del maquillaje. Es que el diseño también es maquillaje (no solo maquillaje, pero también es maquillaje), en el sentido de que todos los seres humanos, hombres y mujeres, nos vestimos y nos ponemos lindos para que nos vean mejor. Elegimos la ropa, nos peinamos y las mujeres también se maquillan, para dar una buena impresión. No se nos exige ser dignos de «algo» para poder dar una buena impresión. ¿Por qué le vamos a exigir eso a las empresas, que están formadas también por seres humanos?
Sebastián es justamente esto: …"afectan la percepción que tienen las personas del diseño. O, más que afectar, les dan razones para acusar a la profesión de maquillar hechos que en la realidad no se han modificado (por ejemplo calidad de servicio)." ¿Marketing? ¿Cultura? 0 ¿Servicio?
Es muy interesante tu analogía, Luciano. Y me parece cierta. Seguro el ideal de cualquier diseñador es que la calidad visual de la marca acompañe a la de los servicios que comunica. Quizás el punto (en este diálogo) es que, siendo ya el diseño una profesión acusada de cosmética (en sentido despectivo) con casos como éste sume argumentos para esa apreciación. Es verdad que nuestro campo es acotado, y hay muchas desiciones del mundo empresarial o gerencial que se nos escapan, o a las que no tenemos acceso.
La situación usa al diseño como maquillaje no por si mismo. No hay duda que desde los inicios históricos del diseño y la comunicación sito el ejemplo pionero de Peter Beherens y la gestión integral de diseño de la compañía AEG alemana, tanto su filosofía como el concepto de la compañía encuentra en el diseño una profunda imbricación. La comunicación de marca se entiende como un hecho positivo que transmite valores comprobables de reputación, acertadamente certificados por calidad y reconocimiento en todas las actuaciones de la compañía. Las buenas intenciones en el comercio son válidas.