Sánchez Mercado sobre El muro de los lamentos (24636)
Diálogo iniciado por Joaquín Eduardo Sánchez Mercado en el artículo El muro de los lamentos
Sin embargo, el cliente si es y si hace todo eso que hay en ese decálogo. Aquí en Foroalfa seguido expresan: tu no vas con el médico y le dices «yo no tengo la enfemedad que ud dice, tengo esta otra» y no aceptas la medicina que te receta, «yo no me tomo esa sino ésta otra». En medicina puede ser que te cueste la vida no hacerle caso al médico, pero en diseño no muere nadie si no se le hace caso al diseñador. El cliente tal vez no se entere de las consecuencias de su rechazo. Diseño parece cosa fácil y que cualquiera puede decidir. El cliente siempre tiene el dinero, pero la razón no siempre.
Eduardo te cuento que trabaje con médicos un tiempo y los pacientes venían cada vez más seguido con diagnósticos alternativos o conceptos médicos que obtenían en internet y te puedo asegurar que los médicos rebatían cada uno de los datos erróneos de esa información con total tranquilidad, sin sentirlo como un cuestionamiento a su calidad profesional, sin embargo puedo notar que muchos diseñadores evidentemente no saben explicar el porque de sus decisiones o se sienten ofendidos ante observaciones del cliente ( a mi me pasaba con correcciones de mis docentes) creo que es algo a trabajar.
Es más fácil explicar que es la diabetes, que explicarle a un cliente las bondades de tu diseño. Hay una diferencia enorme. El diseño gráfico no es ciencia, ni se muere nadie.
Habría que diagnosticar cuáles son los tipos de "cuestionamientos" que se hacen, así como dice en el artículo probablemente haya preocupaciones reales detrás de la crítica y no un capricho personal.
Un problema de diseño mal diagnosticado y mal ejecutado es como mínimo una pérdida de tiempo y dinero. Si un diseñador no puede transmitir esto al cliente evidentemente el cliente querrá pagar lo menos posible, al verlo como un mero gasto.
Existen muchos ámbitos en donde un "mal" diseño pueda costar vidas: por ejemplo señalizaciones de tráfico que no consideran al usuario, interfaces de hospitales difíciles de comprender, sistemas burocráticos que alargan la espera de algo más de lo que debería, instrucciones poco claras en packaging de medicamentos o químicos. A medida que nuestra sociedad se maneje más y más con los signos el rol del diseñador será cada vez más importante.