Álamo sobre El futuro del libro en la era digital (39859)
Diálogo iniciado por Alejandro Sebastián Álamo en el artículo El futuro del libro en la era digital
Sigo comprando libros impresos. Aun no me suscribí a ninguna librería virtual. Diseño y diagramo libros hace más de 20 años y pasé por todas las etapas posibles en estas dos décadas, desde originales preparados a mano, películas negativas, películas positivas, copiado de planchas digitales, libros digitales y ahora libros virtuales, y hace dos semanas compré en un local a la calle El paraíso imperfecto de Augusto Moterroso impreso en papel, aunque tengo la versión digital bajada a mi computadora. Y lo leo mientras viajo, o por la noche cuando apago el equipo. ¡Aguanten los libros de papel!
Yo aún he corregido galeradas de plomo... Pero la nostalgia no cambiará los tiempos. El tiempo del libro ha cambiado ( nadie habla de desaparición, ojo) y da paso a lo digital. Quizá los lectores app tunales no sean buenos, pero...como eran los libros en los primeros momentos del offset? O con los libros de bolsillo con mala impresión o encuadernación? Nos queda camino, tanto en el digital como en el papel. Pero la ha hecatombe anunciada en el siglo XV con la imprenta, se parece mucho a los comentarios actuales...pero ahora nos provoca una sonrisa...así son las disrupciones.
Yo hago libros digitales ahora, y leo muchos libros digitales, pero no puedo evitar ser un romántico y no dejo de mirar los libros de mi viejo con mucha nostalgia porque me recuerdan a él. Y si leo el último libro que escribió y lo mandamos a imprimir pos mortem, el cual también distribuí digitalemnte (y ambas ediciones son gratuitas), no dejo mi ver su sonrisa cuando veo el tangible, aunque releo el intangible digital. Conviven, pero yo, personalmente, amo al impreso. Recuerdo las últimas inundaciones en la ciudad donde muchos lloraban los libros por el recuerdo que se llevó el agua.
Y yo, alejandro, pero el consumo de recursos no es sostenible (ojo, cambiar de eReader cada año, menos). El libro es un bien cultural y la distribución electrónica lo puede hacer llegar a lugares donde no puede llegar un libro en papel. Porque no existe una carretera. Porque no existe un camión que transporte libros. Sin embargo, la cobertura móvil en Mozambique, o en Angola, es superior que sus infraestructuras de transporte. No olvidemos que lo que nos hace soñar es la historia, no los glifos que la componen.
El costo ecológico de producir un Ipod es mucho mayor que el de crear un libro. Los árboles se pueden resembrar y ya, no se contamina. Pero mina abierta para extraer minerales es tierra muerta.