Diálogo iniciado por Héctor Ortega sobre:

El diseñador: un gigante arrodillado
¿Puede el diseñador gráfico trascender su papel de creador de imágenes? Parece que sí, el solo cuestión de erguirse.

Un artículo un tanto utópico y con el que no estoy de acuerdo. En primer lugar para realizar "el diseño social" no sólo se requiere contar con poder económico para financiar, si no de poder político para ser escuchado, lo cual en esta posmodernidad o modernidad líquida se llega a perder la voz dentro de los miles de microrealatos existententes (feminismo, ecologismo, indigenismo, etc.), de aquí deriva otro gran problema y se llama pos verdad... ¿cómo sabes que "el diseño social" realmente ayudará a la sociedad? Lo que he visto a través de los años que he desarrollado esta profesión son los cientos de diseñadores que se encuentran adoctrinados por el discurso de "moda", que se encuentran dentro de una ideología en la cual en parte es su culpa por no fomentar/desarrollar el pensamiento crítico, y por que muchas veces -si no la mayoría de las veces- el aprendizaje es a través del metodo de autoridad "creer no significa ningún esfuerzo intelectual".
Como conclusión, me preocupa que un alguien que esté adoctrinado por la ideología del momento utilice la comunicación para transmitir una idea/relato, hable a través de la pos verdad, microrelatos o de una supuesta superioridad moral (yo voy a educar) en una sociedad infantilizada carente de pensamiento crítico. ¿Los resultados? Taerá polarización y conflictos sociales por lo que hay que ser muy cuidados con este tema.

Héctor, tengo una larga lista de argumentos en contra de esta supuesta «ideología del diseño», que vaya a saber con qué derecho algunos se arrogan la potestad de establecerla como «la ideología correcta» que los diseñadores deberían tener. Pero aquí has expuesto algunos argumentos muy interesantes en los que no había pensado. Muchas gracias por tu comentario que representa un gran aporte a este debate. Veremos si algún «creyente» nos ayuda a enriquecerlo con argumentos que respondan a los tuyos. Yo no puedo ayudar con eso porque pienso como tú.

Caballeros y colegas. Creo estar de acuerdo con muchos puntos del tema. Ahora si me permiten, quiero agregar varios pensamientos por la cual el "diseño social" sería una utopía:
Como diseñador gráfico con amplia experiencia en mi país, he trabajado desde la época en la que se utilizaban herramientas manuales hasta la actualidad, en la que utilizamos herramientas digitales reconocidas en el mercado. A lo largo de mi carrera, he experimentado de primera mano la compleja relación entre el cliente y el diseñador. No solo debemos enfrentar nuestros propios problemas, sino también los criterios y gustos subjetivos del cliente, y a veces incluso el valor de nuestro trabajo puede ser cuestionado.
En la actualidad, la situación se ha vuelto aún más complicada debido a la presencia de la Inteligencia Artificial y las herramientas en línea. Estas últimas han permitido que personas no cualificadas se dediquen a realizar proyectos de diseño, lo que devalúa nuestro trabajo y pone en riesgo nuestra profesión.
En el pasado, los diseñadores gráficos eran expertos con amplios conocimientos en su campo y también estaban al tanto de nuestro entorno social, político y tecnológico. Controlábamos y desarrollábamos la imagen de cierta manera, lo que daba lugar a nuestra producción. Hoy en día, nuestro trabajo está sometido no solo a la revisión rigurosa de los clientes y compañías, sino también a los requisitos específicos que se imponen al contratar a profesionales en diseño gráfico para colaborar en proyectos de arte visual.
Las empresas exigen diseñadores con habilidades en diversas áreas, desde especialidad en economía y marketing, pasando por el dominio herramientas de desarrollo. Aunque parezca un desafío, debemos recordar que somos los expertos en nuestro campo y podemos ofrecer soluciones creativas y efectivas a los problemas que se nos presenten, sin caer en la mentalidad de como decimos en mi país "Soila" —soy la que diseño, soy la que cobra, soy la que sirve el café—.