¿Cómo mejorar las condiciones laborales de los diseñadores?
Diálogo iniciado por Maria Eme en el artículo Vivir del diseño
Sencillamente porque no tenemos organizaciones que nos representen para establecer honorarios y/o paritarias. Quienes trabajamos en dependencia carecemos de sindicatos. Ningún diseñador se sienta en la mesa con Estado y empresearios a debatir convenios, escalas y aumentos. Así, salvo quienes entren en otro convenio (publicidad o artes gráficas), el diseñador cobra según voluntad del empleador. Y hay unos cuantos diseñadores-empleadores que prefieren trabajadores golondrinas mal pagos con tal de no blanquearlos. ¿Y a quién le importa, si total los precarizados del diseño no hacen ruido?
Muchos diseñadores jéfes ganan lo mismo o apenas un poco más que sus empleados. La existencia de condiciones aún más duras para ellos podría producir efectos contrarios. Por ejemplo, podría obligarles a dejar de dar empleo. Los nuevos desempleados saldrían a competir con ellos, empujando los precios hacia abajo y bajando la calidad.
Muy diferente sería el caso de los diseñadores empleados de empresas. Ahí sí que un sindicato podría ayudar a aumentar los sueldos, mejorando a la vez la percepción de valor del diseño y, por lo tanto, el precio del servicio.
No es tan sencillo como parece.
Por supuesto, muchas PyMES tienen que hacer un esfuerzo enorme para contar con empleados en blanco (y no sólo en el caso del diseño). Ojalá se le faciliten los números y logren estabilidad en el tiempo, quizás con beneficios fiscales a modo de premio para quienes blanqueen. Pero en otros casos, negrear trabajadores no es más que una de varias avivadas de algún empleador flojo de papeles. De todos, creo que la organización tanto de trabajadores (sindicatos) como empresarios (cámaras) potenciaría todo el campo del diseño dándole mayor reconocimiento social, y tirando los precios hacia arriba.
Estoy empleado en el campo de artes gráficas, me representa un sindicato en estos momentos (por suerte), tengo casi 20 años de experiencia, he sido autónomo muchos años, años en los que me fue bien, años en los que más o menos, y años malos, siempre contraté autónomos por proyecto, nunca empleados porque las subidas y bajadas de trabajo no me daban una seguridad de poder mantenerlo en el mes a mes. Vivir del diseño es muy difícil, particularmente pienso que trabajas con empresas grandes o serias o mejor dedicarse a otra cosa. Jamás le inculcaría a mi hijo seguir los pasos de mi profesión.
Creo Luciano que lo que expones es el primer paso de lo que sucede, pero luego el mercado tendería a estabilizarse en los nuevos valores, sino desaparecería el diseño. Si tenemos una organización que fija escalas salariales, derechos y demás, comienza a regularse el caos en el que estamos y a la larga podemos hacer de esta profesión, una vida. En argentina, para mi, es cuestión de cambiar el modo de pensar al hacer negocios, y perder un poco el miedo al cambio. He visto a muchos horrorizarse cuando los negrean, pero en cuanto asoman, hacen lo mismo con sus empleados.
Luis, este es un problema común a todas las profesiones liberales. Opino que el endurecimiento de las condiciones de contratación de empleados en la hoy precarizada industria del diseño, terminaría aplastándola aún más. Lo único que puede empujar a los estudios a crecer y tomar más empleados, mejor pagos, es el incremento en el volumen de trabajo, combinado con un excedente de ingresos sostenible. Para empezar, los servicios de diseño tienen que profesionalizarse mucho más, para poder mejorar las condiciones y aumentar los precios. Hay un camino larguísimo por recorrer.
¿La cuestión es cuanto puede cobrar un empresario diseñador a un cliente? En base a esto se dan las condiciones de empleo. He notado en mis trabajos de manera independiente que es difícil vender y cobrar diseño. A diferencia de cuando trabaje en una agencia que mis jefes se dedicaban a buscar trabajo y negociar con los clientes, mis diseños se cobraban y se utilizaban. Claro que uno debía ser mas eficiente (como lo menciona Luciano) y tratar al cliente de manera muy delicada.
Yo note es que mis jefes no eran diseñadores sino gente que sabia tratar con el cliente y negociar un precio.
Y en este contexto actual, quien banca el sistema, no son acaso los mismos chicas/os que aceptan sueldos miserables para ganar experiencia? Vos decís que se aplasta mas la industria y yo digo que se reconfigura. Vos lo ves únicamente desde tu posición al frente de un estudio, o sea, desde tus prioridades. No coincido con tu visión porque eso implica que van a tener que pasar varias generaciones de diseñadores precarizados laboralmente hasta que las condiciones se vayan dando.
Luis, lo que digo es todas las profesiones liberales tienen el mismo problema, pero el Diseño parece ser la menos preparada de todas para resolverlo; porque todavía ni siquiera es una industria en comparación con otras profesiones, que tienen mucho más resueltos problemas como: los modos de cotización, el precio del servicio, condiciones contractuales aceptables, etc. Por eso digo que el camino por recorrer es muy largo.
En cualquier caso, quienes deben crear un sindicato son los empleados. Ojalá lo hagan. No sé cuál sería el resultado, pero sí, seguramente se moverían las fichas del tablero.
Retomo el comentario de Luciano, que menciona que es un problema de las profesiones liberales con una experiencia. Yo deje de ejercer el diseño gráfico por todo lo mencionado el articulo, y me dedico al diseño mecánico en una empresa contratista de nissan, y la empresa en que laboro tiene problemas con relación a cotizarle nissan y tener buena solvencia económica. Mi punto es que estas dificultades se repiten, y yo creo que un tarifario en ambos casos ayudaría mucho, la gran diferencia que notado es que diseño gráfico por ser subjetivo requiere más explicaciones para ser vendido y aprobado.
Julia, comparto tu planteo. En la empresa donde trabajo, estamos amparados por un sindicato, pero relacionado al periodismo. Eso nos hace "menos invisibles". Pero como planteás, no llega como un derecho adquirido por otro sector social.