Sonría, por favor

Cómo lograr un retrato adecuado para las redes sociales y otros medios.

Ricardo Palmieri, autor AutorRicardo Palmieri Seguidores: 20

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El retrato o imagen de sí mismo que cada individuo coloca en sus perfiles de las redes sociales, sitios Web, blogs, mailings, e-mailings, newsletters y otras piezas de comunicación, es un elemento definitorio. Las fotos, como las palabras, dicen muchas más cosas de las que se ven en una primera mirada.

Si se tienen en cuenta ciertas pautas del retrato pueden conseguirse resultados que harán que esa imagen salga de lo común y resulte relevante. Como dice Alberto Levy, el experto argentino en marketing, «Si sos uno más, sos uno menos».


Las 14 pautas:

1. No asumir una fealdad inexistente

Muchas personas, incluso las de rostro perfecto para los cánones occidentales, se consideran poco interesantes. Y ésta es la razón por la que se niegan a hacerse un retrato o siguen utilizando otro inadecuado.

Helena Rubinstein afirma que «No existen mujeres feas sino mujeres holgazanas». Y el dicho popular asegura que «El hombre es como el oso: cuanto más feo, más hermoso». Los avances actuales de la fotografían podrían dar origen a un nuevo refrán: «No hay personas feas sino fotógrafos mal nacidos».
Con la ayuda de un profesional del retrato es posible encontrar en cada mujer y hombre su perfil más atractivo.

2. Recurrir a un fotógrafo profesional

Sólo un fotógrafo acostumbrado a retratar personas puede asegurar resultados positivos. Él sabrá cómo hacer para que el fotografiado se sienta a gusto durante la sesión y descubrirá su expresión mejor. Difícilmente se logran los mismos resultados con un aficionado que, además, no posee una cámara de alta calidad, un set completo, un fotómetro ni luces.

3. Dedicarle tiempo

Es casi imposible que una persona, en el estudio de fotografía, se relaje en diez minutos. Quizás necesite veinte, cuarenta o sesenta. En ese tiempo, aparentemente vacuo, el fotógrafo hará varias pruebas de luz, de encuadre y otras. Pero las imágenes más potentes surgirán cuando el individuo empiece a sentirse cómodo.

4. Cuidar el aspecto

Al regresar de las vacaciones, algunas personas tienen un color bronceado que es sumamente saludable. Y, a la vez, ese tono las hace irreconocibles. Lo aconsejable es asistir a la toma con un color normal. Por lo demás, el aspecto pálido, las ojeras o una pequeña lastimadura inoportuna pueden ser retocados por el fotógrafo.

5. Cuidar el estilo y la época de la vestimenta

El retratado debería ir a la sesión fotográfica vestido adecuadamente: ni como el novio de una boda ni como para ir a jugar un partido de fútbol. Esto es: sin excesos. Además, es preciso que su ropa corresponda a la profesión. Por ejemplo, los médicos utilizan un guardapolvo o bata blanca sobre una camisa con corbata, y los abogados, saco, camisa y corbata.

Con respecto a la época, a veces quien mira una foto puede sentir una sensación incómoda si, en verano, ve que el retratado está con ropa de invierno. Para evitar esto, habrá que emplear una vestimenta de media estación. Con respecto al color, está aceptado que la ropa clara da idea de alegría y optimismo.

6. Cuidar el fondo

Los fondos abigarrados sólo generan confusión, e incluso pueden llegar a tomar protagonismo. Por ejemplo, una biblioteca puede hacer que la persona que mira el retrato termine leyendo los lomos de los volúmenes. Lo mismo sucede con los paisajes, los árboles o las plantas florales. Se han visto fotografías en las que el fondo es más potente que el fotografiado, con una torre Eiffel que ocupa el 80% de la imagen mientras el resto queda para la persona, quien a la vez simula sostenerla en sus manos. En general, se recomienda un fondo claro y suave, que coloque al retratado en primer plano. En cambio, un fondo de color celeste fuerte se impondrá a la persona que está por delante.

Eduardo Arnau, director de arte y diseñador gráfico argentino, considera que es aconsejable «preseleccionar texturas identificadoras para cada caso. A modo de ejemplos, una cortina translúcida para un rostro femenino, una pared rústica para oficios o deportes, un papel decorado para ejecutivos o texturas metálicas para industriales».

Algo adicional: en ocasiones, el problema está en el frente. Por ejemplo, cuando un micrófono, un pequeño cartel o una botella de agua mineral tapa parte del rostro.

7. Cuidar la postura

Si la persona se coloca de frente a la cámara, la postura rígida hará que la foto se parezca a las que se solicitan para gestionar un documento de identidad o un pasaporte. Son fotos «duras», «de preso», «de interrogatorio». Para que eso no ocurra, lo adecuado es que la persona se coloque con los hombros no horizontales, algo que se consigue si el retratado, en el estudio fotográfico, se sienta en un taburete y apoya su cuerpo en una de las piernas. Es una posición descontracturada que le suma humanidad.

También hay que mencionar las fotos en las que la persona aparece perdida en medio de un grupo, o tomando alcohol o con la mano de un amigo sobre el hombro como resultado del recorte de una imagen mayor. Si bien esas tomas sirven para fines sociales, no resultan óptimas para su uso profesional.

8. Cuidar la dirección de los ojos

Es cierto que no mirar al objetivo del fotógrafo le brinda al retratado un aire de distancia, de misterio, quizás de seducción. Sin embargo, para las fotos usadas de manera profesional en las redes y otras piezas, lo más aconsejable es mirar a la cámara. Esto se percibe como una actitud transparente y frontal, que siempre es bien valorada.

9. Prestar atención a los anteojos

Cuando el retratado utiliza anteojos de manera habitual, le convendrá emplearlos también en la sesión fotográfica. Es que los anteojos son parte de su estilo y de la imagen que transmite. De hecho, la escritora argentina e impulsora de las artes Victoria Ocampo, usó durante años unos anteojos con montura blanca, italianos. Hoy, esos anteojos constituyen el aspecto fundamental de la identidad visual de la fundación que lleva su nombre.

Woody Allen, el director y escritor estadounidense, también ha mantenido un mismo modelo de armazón. Y otro tanto hizo también en Argentina Marta Minujín, artista de vanguardia.

10. Cuidar el brillo de los anteojos

En el caso de que el retratado utilice anteojos, en la fotografía habrá que cuidar que el flash de la cámara no termine reflejándose en ellos u oscureciéndolos.

11. Sonreír

«La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales», dice el especialista estadounidense en inteligencia emocional Daniel Goleman. Y un refrán popular afirma: «Una sonrisa es el modo más económico de mejorar tu aspecto».

A menos que el retratado sea un intelectual comprometido, una periodista de investigación o un actor de carácter, lo conveniente es mostrar una sonrisa. Sólo habrá que cerciorarse de que resulte franca, sincera. Nunca sarcástica o falsa. Por lo demás, el poder de la sonrisa es innegable: «La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible», dice Orison Swett Marden, escritor de Estados Unidos.

12. Solicitar dos versiones

Los fotógrafos profesionales siempre ofrecen una versión en colores y otra en blanco y negro de cada retrato que realizan.

13. Solicitar siempre retoques

Una barba oscura, ojeras, una mancha circunstancial de la piel o una huella de varicela son pequeñas imperfecciones que es preciso que el fotógrafo corrija. Es parte de su trabajo realizar esos pequeños retoques. Aunque, claro, no es bueno abusar de ellos: la imagen de la foto debe parecerse lo más posible a la imagen real de la persona retratada.

14. Dejar «descansar» la foto

En general, las personas no se sienten cómodas con su rostro cuando el fotógrafo les entrega la imagen. Sospechan que no son ellas, piensan que el experto no hizo bien su trabajo o que deberían haber ido otro día al estudio. ¿Un consejo?: dejar que la foto «descanse», y tenerla a mano y mirarla a lo largo de varios días.
Es común que luego de ese tiempo el retratado se amigue con su imagen y se anime a empezar a utilizarla.

La última toma

El fotógrafo argentino especializado en retratos Eduardo Costantini, afirma: «La foto es el logotipo del retratado». Por ello, será bueno que quien pasó por el estudio, una vez que tenga su nueva foto, la coloque en todos los ámbitos o piezas de comunicación posibles; y reemplace la anterior por la nueva, en los diversos espacios de Internet. De ese modo podrá construir una identidad sólida y positiva de sí mismo.

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