Lobo sobre No cualquier cosa es una marca (51911)
Diálogo iniciado por Jorge Lobo en el artículo No cualquier cosa es una marca
Mi crítica —constructiva y de buena fé, lo prometo— va más hacia la forma que hacia el fondo. Porque creo que hay cosas rescatables del artículo. El gran obstáculo es la densidad y la ambigüedad de lo que se plantea.
Estimado Norberto, me hubiera sido útil e ilustrativo que nos diera ejemplos, comparaciones, un caso de éxito o un caso de fracaso. Para masticar y saborear mejor sus reflexiones, y bajarlas al mundo palpable, terrenal.
Adicional a esto, un lenguaje igualmente terrenal. Cierto, como profesionales debemos conocer y dominar el argot del diseño. Pero la densidad de las ideas, aunado a la densidad de tecnicismos e ideas etéreas, deja fuera a algunos lectores que valoran esas publicaciones con contenido práctico y digerible.
Y no obstante que en algunas reflexiones logré seguir esta redacción, es difícil —al menos para mí— dar una opinión o una crítica. Qué genial hubiera sido encontrar una idea planteada en un caso concreto para hacer ese clic mental. Hizo falta una epifania, una «eureka», mientras desmenuzaba sus palabras.
Si me permite, acépteme la humilde invitación a un lenguaje menos rebuscado y más amigable para los diseñadores multitasking, los creativos recién egresados, los estudiantes, los workaholics, los que desean aprender. Un poco más de empatía profesional.
Gracias, y espero no herir susceptibilidades.
Estimado Jorge,
Agradezco tu respetuosa crítica, que me compromete a una respuesta. Motivado por ella, he releído ese viejo artículo (2006) para detectar los déficits que señalas.
En principio, no hallo tecnicismos que hagan difícil su comprensión. El lenguaje es bastante llano, cosa que se me señala con frecuencia tanto acerca de mi discurso oral como del escrito. Evidentemente, la lista de parámetros no resulta autoexplícita, y algunos nombres son crípticos; pero el objetivo del texto no era desarrollarlos sino mostrar la cantidad de planos en que la marca se ve condicionada.
En cuanto a los ejemplos, reconozco que están ausentes, a pesar de que mi tarea académica se apoya permanentemente en ellos. Pero difícil resultaría en este texto ejemplificar, pues el abordaje es muy general: los ejemplos concretos parcializarían las hipótesis, o habría que acumular muchísimos.
Insisto en que el texto sólo pretende llamar a la reflexión acerca del carácter multi-condicionado, no libre, del diseño de marcas, dejando a cargo de los lectores el aplicarla a su propia tarea.
Te invito a que releas el artículo a partir de estos comentarios que, creo, te ayudarán.
Norberto, aprecio muchísimo este diálogo tan ameno.
Cierto, es un artículo que no se detiene en desarrollar ni ejemplificar. Y sí, una relectura siempre aporta más a la comprensión.
Estoy seguro que mi comentario también está muy influenciado en mi situación personal. Soy generación X: crecí leyendo libros impresos y en pleno desarrollo de Internet. Y cada vez son menos los artículos con este nivel. Me asesoro con un amigo experto en comunicación, y sus críticas cuando le muestro mis briefs de marcas han sido: "simplifica, sé más conciso, depura palabras rebuscadas".
Hoy veo el gran impacto de las publicaciones de Instagram de algunos diseñadores contemporáneos, que aprovechan la potencia de las redes, y compactan contenidos valiosísimos, a manera de mini-blogs, en 4 imágenes, con párrafos cortos y al grano. Contenidos de enorme valor, casi como este artículo... que las nuevas generaciones absorben como esponjas por la practicidad, sencillez y rapidez con las que están presentadas.
Seguramente mi crítica arrastra esa percepción, de saber que hay contenidos invaluables que los talentos más jóvenes no se detendrán a asimilar, y se lo están perdiendo. Y bien o mal, nosotros como profesionales del diseño debemos hacerle frente para permanecer vigentes.
¡Un gusto leerlo, Norberto! Y que sigan los éxitos.