Manuel Belgrano: pionero del diseño

Todo argentino rinde homenaje al general Manuel Belgrano (1770-1820) por su actuación en la construcción de una Argentina unida y independiente. Su labor como abogado, economista, diplomático, militar, periodista y político también es admirado por los extranjeros que apreciamos la historia latinoamericana. Sin embargo, son pocos los que reconocen la contribución de Belgrano para la consolidación del diseño en la región.

Cuando vivió en España Belgrano tuvo acceso a informaciones muy raras (muchas de ellas prohibidas), que ayudaron a formar su carácter y a basar su defensa por el desarrollo económico y social sustentable. En ese sentido, dos conceptos son claves para comprender el pensamiento belgraniano: educación y identidad. En ambos está presente lo que se conoce hoy como diseño.

Como secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires, Belgrano creó la Escuela de Dibujo para enseñar «geometría, arquitectura, perspectiva y todas las demás especies de dibujo». Esa institución abrió sus puertas en 29 de mayo de 1799, logró tener casi 60 alumnos en sus dos primeros meses y muchos aspirantes a ingresar.¹ A pesar del éxito, esa escuela tuvo una vida corta.

«[...] pronto surgieron los problemas: dos dibujantes gaditanos radicados en Buenos Aires, Francisco y José Cañete, enviaron una presentación a la Corte, cuestionando el nombramiento sin concurso ni oposición de [Juan Antonio Gaspar] Hernández, al que descalificaban como profesor. El pleito sirvió de excusa para que desde Madrid llegase una real orden que decidía «excusar todo gasto» en el establecimiento, por lo que en junio de 1800 el Consulado debió cerrar la escuela. Aunque el Consulado insistiría en 1802 con un pedido para reabrirla, mediante concurso, en 1804 se le prohibiría hacerlo, nuevamente con el argumento presupuestario, por «ser aún mayores los apuros de la Corona»».

Además de promover la enseñanza de las artes aplicadas y de los oficios artísticos, Belgrano fue un verdadero diseñador. Él creó dos símbolos nacionales argentinos: la escarapela y la bandera, celebradas respectivamente en los días 18 de mayo y 20 de junio, fecha de la muerte del general.

La escarapela nació en 1812 para unificar la identificación de las tropas y no generar confusión con las insignias de los enemigos. Fue Belgrano quién hizo el diseño y escogió el blanco y azul celeste. También en 1812, el general creó la bandera nacional con esos mismos colores.²

«No había bandera y juzgué que sería la blanca y celeste la que nos distingue, como la escarapela, y esto, con mis deseos de que estas provincias se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló en ponerla».

La bandera tomó su forma definitiva después de 1816. Sus franjas prestan fuerza y sus colores remiten a elementos argentinísimos como el cielo porteño y el manto de la Virgen de Luján.³ En suma, es un excelente proyecto visual.

Manuel Belgrano diseñó símbolos conocidos en todo el planeta y promovió la formación de artistas visuales. Además de ser un héroe de la patria Argentina, Belgrano también merece ser elegido patrono del diseño en Latinoamérica.

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